ROMA.- Como en un dejá vu, choques y tensión entre la policía y miles de migrantes africanos hacinados en un centro de recepción de la diminuta isla de Lampedusa, que se encuentra al borde del colapso, volvieron a crear alarma y debate político en Italia.
En una oleada incesante de desembarcos, en menos de 48 horas llegaron a Lampedusa 7000 migrantes hasta este miércoles; 5018 en un sólo día. Una cifra superior a la de los habitantes de esta pequeña isla ubicada al sur de Sicilia –más cerca de las costas africanas que de Italia – que desde hace años es el símbolo del irresuelto drama de los cientos de miles de migrantes que escapan de países azotados por guerras, miseria y fenómenos climáticos extremos, con el sueño de alcanzar Europa.
Dentro l’hotspot di #Lampedusa, dove ci si accalca per una merendina. Per quanto ancora si può restare indifferenti? pic.twitter.com/uyfF0Hs1mf
— Marco Fattorini (@MarcoFattorini) September 14, 2023
“Estamos al límite, ayúdennos, necesitamos personal y medios”, clamó el alcalde de Lampedusa, Filippo Mannino, territorio donde residen 6000 personas, que declaró el estado de emergencia.
En el denominado “hotspot”, el centro de recepción y redistribución de migrantes de la isla, que ya no da abasto porque tiene una capacidad para 400 que se ha visto ampliamente superada y desbordada, en los últimos días hubo escenas de caos y descontrol. Pudieron verse a migrantes peleándose por acaparar una colchoneta, agua o comida, dando lugar a enfrentamientos con las fuerzas del orden, que este jueves debieron aplacar, además, intentos de sortear los vallados de esa virtual jaula.
“Es una situación apocalíptica, dramática, trágica; nadie sabe qué hacer”, clamó el párroco de Lampedusa, Carmelo Rizzo, en declaraciones a la prensa italiana. “Aquí falta agua, falta todo, incluso hemos abiertos los salones parroquiales para recibir a los migrantes, pero siguen llegando a un ritmo siempre creciente. Y con estos ritmos no podemos más”, agregó.
Tensión
El nuevo colapso de Lampedusa se da en el marco de relaciones cada vez más tensas entre la Unión Europea (UE) y el gobierno de derecha de Giorgia Meloni que, pese a que su caballito de batalla siempre fue una línea dura para contrarrestar la “invasión” de inmigrantes, paradójicamente ha sido puesto en jaque por un fenómeno imposible de detener.
Si bien en la campaña electoral del año pasado Meloni incluso prometió un “bloqueo naval” para detener el flujo, en una virtual “némesis” el tema le estalló ahora en las manos. Y hasta la puso en aprietos a ella no sólo de cara a la oposición, sino con sus mismos socios de la coalición de derecha, comenzando por el vicepremier y ministro Transporte, Matteo Salvini, líder de la xenófoba Liga.
Aunque viajó a Túnez en meses pasados para sellar un acuerdo para intentar frenar un éxodo de desesperados –que parte en precarias embarcaciones desde allí y de Libia-, es claro que Meloni no logró para nada su cometido.
Para peor, a fines de agosto tanto Francia como Alemania, que habían prometido ayudar a Italia a manejar esta nueva oleada y recibir en forma voluntaria cuotas de inmigrantes para su redistribución, revirtieron esa decisión. Y reforzaron sus controles fronterizos para impedir cualquier llegada clandestina, volviendo a inflamar los ánimos y un debate sobre un tema desde hace años sin solución.
Desde principios de este año se estima que llegaron a Italia 123.800 migrantes, el doble que el año pasado –con unos 1300 muertos en el mar, una de las cifras más letales de los últimos tiempos, según Naciones Unidas-, algo que la oposición de centroizquierda por supuesto utiliza para atacar a Meloni.
“La situación de los desembarcos está fuera de control”, acusó el ex premier, Giuseppe Conte, líder del Movimiento Cinco Estrellas. Le hizo eco Elly Schlein, líder del Partido Democrático, de centroizquierda, que denunció este jueves que “el drama de estos días de Lampedusa es la demostración del fracaso de las políticas de este gobierno”. “Ha habido un aumento de los desembarcos del 60% pese al intento de hacer un acuerdo cínico con un país que no garantiza los derechos democráticos”, añadió Schlein.
Por su posición geográfica y kilómetros de costas, Italia es uno de los países de mayor arribo de migrantes, sobre todo en los meses de verano y buen tiempo. El gobierno de Meloni está en tratativas con Bruselas para recibir más ayuda y fondos y para involucrar en ello instituciones de la UE. Italia busca sobre todo un cambio en el Reglamento de Dublin, de 1990, que indica que el migrante debe pedir asilo (y quedarse) en el país de desembarco. Se trata de un reglamento considerado anacrónico que, de hecho, penaliza a Italia.
“Italia ha quedado en una soledad repleta de hipócritas, me refiero a un contexto europeo, porque todos dan vuelta la cara en el momento de las dificultades”, lamentó Nello Musumeci, ministro para la Protección Civil del gobierno de Meloni, exgobernador de Sicilia. “En Lampedusa hicimos todo lo que era posible hacer. El tema no es si hay que socorrer un hombre en el mar, algo que debe hacerse siempre, sino que el tema es que no hay que dejar partir barcos y barcazas (desde las costas africanas), manejados por la mafia de los traficantes de seres humanos”, añadió.
Salvini, en tanto, socio y a la vez rival de Meloni, salió a denunciar una conspiración. “Frente a la llegada de miles de personas no se puede hablar de episodios espontáneos y aislados, sino de un acto de guerra”, denunció, desde la sede de la Prensa Extranjera de esta capital.
Di fronte all’arrivo di migliaia di persone non si può parlare di episodi spontanei e isolati, bensì di un atto di guerra.Questi sbarchi sono voluti e organizzati e rappresentano il simbolo di un’Europa a guida socialista, lontana dalle esigenze dei cittadini, a partire da… pic.twitter.com/gA9ymoPJdu
— Matteo Salvini (@matteosalvinimi) September 13, 2023
“Estos desembarcos son queridos y organizados y representan el símbolo de una Europa guiada por socialistas, lejana a las exigencias de los ciudadanos, a partir de los italianos. Frente a un sistema criminal hay que responder con todos los medios a disposición”, sumó, en declaraciones que volvieron a tensar como nunca las relaciones con Bruselas y que le pusieron ao aún más presión a Meloni. También la xenófoba Liga, en efecto, que busca sumar respaldos en vista de las elecciones europeas del año que viene, acusa a la premier y líder de Hermanos de Italia de haber fracasado en el manejo de la cuestión migratoria, hoy más que nunca, una papa caliente.