La participación de votantes en la ciudad de Buenos Aires tuvo un comportamiento disímil entre los cargos nacionales y los cargos porteños. Mientras que para los primeros el nivel de participación fue del 70%, para los segundos fue de solo el 62%. Esta importante diferencia de ocho puntos porcentuales detectada por LA NACION despierta preocupación por los problemas registrados en las elecciones concurrentes en la Ciudad de Buenos Aires. Las largas colas y fallas de las máquinas fueron blanco de críticas y preocupación alrededor de toda la jornada electoral, por las que se expidieron autoridades judiciales. Las computadoras se trababan, arrojaban selecciones de candidatos erróneas o que simplemente nunca prendieron y muchos votantes fueron enviados a sus casas sin votar electrónicamente.
La diferencia advertida en el ausentismo podría deberse a que el padrón para votar cargos locales es más extenso que el de cargos nacionales debido a los extranjeros, cuya participación creció exponencialmente en los últimos años. La cantidad de electores habilitados ayer para la primera elección fue de 3.014.177, de los cuales concurrieron 1.863.070 (62%). Para la nacional, estaban dentro del registro unos 2.420.852, arriba de medio millón menos, y votaron 1.700.085 (70%). Una muy baja participación de los extranjeros podría ser parte de la explicación.
Sin embargo, al analizar comuna por comuna, se denota un fenómeno. La cantidad de votos contabilizados para cada elección muestra enormes divergencias. De acuerdo con las dos bases de datos oficiales que analizó LA NACION, por lo menos 641.010 personas se habrían quedado sin votar a las categorías locales habiendo efectivamente sufragado para la nacional, vía boleta de papel. Parece un numero muy elevado, pero es el que se desprende crudamente de la información provista por los gobiernos para las distintas localidades.
Un ejemplo: en la comuna 1, que comprende los barrios de San Telmo, Puerto Madero, San Nicolás, Retiro, Montserrat y Constitución, se registraron 108.586 votantes para la elección nacional, mientras que para los cargos locales solo hubo 63.381. Significaría una diferencia de 45.205 electores que no habrían podido optar por un candidato a jefe de Gobierno y pero sí por uno a presidente. A su vez, en estos barrios en conjunto, la participación nacional fue del 63,2% y la de CABA, del 51%. Con 12,2 puntos porcentuales de distancia, es la comuna en la que más votantes habrían tenido problemas con las boletas electrónicas.
Los barrios en los que se habrían registrado más diferencias serían las comunas 3 (Balvanera y San Cristóbal), con 10,6 puntos de diferencia en la participación; la ocho (Villa Soldati, Villa Riachuelo, Villa Lugano), con 10,63 puntos y la 7 (Flores y Parque Chacabuco), en donde hubo 9,66 puntos. Las menos afectadas, de acuerdo con estos datos, habrían sido la 12 (Coghlan, Saavedra, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón), con 3,77 puntos y la 11 (Villa General Mitre, Villa Devoto, Villa del Parque y Villa Santa Rita), con 3,88 puntos.
Los datos, sin embargo, son tan inciertos como los comicios de ayer. En la página web del escrutinio provisorio de CABA los votos contabilizados, que LA NACION utilizó para esta evaluación, no coinciden con la cantidad de votos que sumaron todas las fuerzas políticas en su conjunto. Es como si hubieran más votos que personas que fueron efectivamente a votar. Para ilustrar: en la comuna cuatro (Barracas, La Boca, Nueva Pompeya y Parque Patricios) se contabilizaron 60.906 votos, pero entre todas las listas cosecharon 128.180 sufragios.
Estas diferencias en la publicación serán una de las explicaciones que deberá dar el Instituto de Gestión Electoral, que organizó la votación electrónica, el gobierno porteño y la empresa MSA. LA NACION consultó repetidas veces por estos problemas de contabilización a múltiples fuentes de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, pero no recibió respuesta. Quienes están atentos a sus aclaraciones por la tumultuosa jornada de ayer -que a casi 24 horas de cerrados los comicios ningún funcionario dio públicamente- son los juzgados electorales, las fiscalías y los radicales. Los primeros dos, porque deberán ver los resultados de los chequeos que se harán a las máquinas de votación.
Fuentes judiciales que recopilaron denuncias durante la jornada electoral y los momentos previos alertaron que en el caso de CABA la mayoría se dieron por mal funcionamiento de la máquina y por poca privacidad para votar con las mismas. Los reclamantes dijeron que quienes emitían el voto para cargos nacionales pasaban por al lado de donde votaba la persona con la máquina, lo que podría infringir el carácter secreto del sufragio. Estaba previsto que tengan unas aletas con la intención de que provean más intimidad, pero en muchos lugares no se colocaron y, en otros, se pusieron unos cartones.
La alianza que impulsó a Martín Lousteau también saca cuentas y busca determinar si podría haberse achicado la diferencia si se desarrollaba con normalidad la jornada, siendo que Jorge Macri le sacó apenas 1,5 puntos porcentuales de ventaja. Las razones de una menor participación surgieron escuela a escuela, en las que se vio a los ciudadanos rendirse ante las colas o a las autoridades de escuela indicarles que vuelvan más tarde para intentar votar en la máquina, cuando esta se arreglara. Los barrios en los que mejor porcentaje sacó el radical contra el postulante del Pro fueron las comunas 8, 4 y 5. Las primeras dos tuvieron diferencias de puntos porcentuales de participación entre la elección nacional y de CABA en torno a 9 puntos y la última, de 7,5 puntos.
Resta explicar qué pasó, por qué y quién debería asumir la responsabilidad por lo ocurrido. Una larga cantidad de conocedores y expertos remarcaron que la licitación fue hecha en tiempo récord, sin las debidas auditorías y controles. También apuntan a un valor demasiado alto, debido a que la empresa MSA cobró entre US$27 y US$29 millones, mientras que a Indra, que hizo el comicio nacional, cobró US$25 millones (CABA es el 7% del padrón) con más servicios incluidos.