China finalmente tiene un rival como gran fábrica del mundo: el impulso de la India para convertirse en alternativa

NUEVA YORK.- Las empresas de Occidente están buscando sumar una alternativa para China como gran fábrica del mundo, una estrategia conocida como “China más uno”, y la India está haciendo un esfuerzo coordinado para convertirse en esa opción.

Solo la India tiene la fuerza laboral y un mercado interno comparables a los de China, y según datos de Naciones Unidas, la población india podría ser la más numerosa del mundo. Los gobiernos occidentales encuentran en la democracia de la India un socio natural, y el gobierno de Nueva Delhi ha impulsado reformas promercado para que el país sea más atractivo para las empresas que en el pasado.

El país ya metió un golazo con la decisión de Apple de expandir significativamente la producción de iPhones en territorio indio, incluida la fabricación de su modelo más avanzado.

Las señales de la transformación de la India son evidentes en los inmensos parques industriales de Sriperumbudur, una ciudad del estado sureño de Tanil Nadu. Allí los fabricantes extranjeros fabrican autos y electrodomésticos para el mercado interno indio desde hace años, pero ahora a ellos se suman las corporaciones internacionales que producen todo tipo de bienes, desde paneles solares y turbinas eólicas hasta juguetes y zapatillas, y todo en busca de una alternativa para la fabricación en China.

En 2021, la danesa Vestas, una de las mayores fabricantes de turbinas eólicas del mundo, construyó dos nuevas fábricas en Sriperumbudur. Sus seis líneas de montaje hoy ensamblan sistemas de propulsión, celdas de energía y otros componentes que son despachados desde sus inmensos depósitos hacia todo el mundo.

El pronóstico de que la India pronto se convertirá en el segundo mayor mercado de turbinas eólicas decidió a Vestas a ampliar sus operaciones en ese país. Pero la decisión también responde a un esfuerzo deliberado por diversificarse fuera de China —que concentraba el grueso de su producción regional—, sobre todo después de las sucesivas cuarentenas impuestas por la política de “Covid cero” del gobierno de Pekín, señala Charles McCall, que supervisó la expansión desde su cargo directivo en Vestas Assembly India. “No queríamos apostar todas las fichas a China”, apunta McCall.

Y algunos de los proveedores de Vestas se han sumado: el fabricante contratista norteamericano TPI Composites moldea las aspas de 80 metros de largo que tanto llaman la atención cuando se despachan en camiones a lo largo de las rutas. La significativa expansión de Vestas en la India tiene su contraparte en la reducción de sus operaciones en China, y según McCall, eventualmente el 85% de los proveedores de la empresa serán de origen indio.

De todos modos, en términos de fabricación global China sigue a la cabeza de todos los demás países, una posición que consolidó tras el desembarco masivo de las multinacionales a partir de 2001, cuando el país se sumó Organización Mundial del Comercio (OMC).

Pero existe una creciente lista de razones que han empujado a las empresas a buscar un respaldo en otras tierras. En primer lugar, está el aumento de los costos laborales y la presión del gobierno chino para que las empresas hagan transferencia de tecnología a sus competidoras chinas.

A eso se sumaron las trabas arancelarias a las importaciones chinas aplicadas por el presidente Trump en 2018, las cuarentenas por el Covid desde 2020 hasta el año pasado, y el actual esfuerzo de los gobiernos occidentales para desacoplar sus economías de la producción de China. Son muchos los países que aspiran a convertirse en ese “más uno” de la ecuación, y entre los principales competidores se cuentan Vietnam, México, Tailandia y Malasia.

La India todavía tiene que superar problemas de raíz que la han mantenido como un jugador secundario en las cadenas de suministro globales. La mano de obra india sigue siendo en su mayoría pobre y no calificada, la infraestructura está subdesarrollada y el clima de negocios, con regulaciones incluidas, puede resultar difícil. En relación con el tamaño de su economía, la producción fabril de la India sigue siendo pobre.

No obstante, y tras décadas de decepciones, el país está progresando. En 2021, sus exportaciones industriales fueron apenas una décima parte de las de China, pero superaron a todos los demás mercados emergentes excepto a México y Vietnam, según datos del Banco Mundial.

Inversión extranjera

Los mayores avances se registraron en el rubro electrónico: desde 2018, las exportaciones del sector se triplicaron hasta alcanzar los 23.000 millones de dólares anuales. Y desde 2016 a esta parte, la India pasó de fabricar el 9% de los teléfonos inteligentes del mundo al 19% proyectado para este año, según la investigadora de mercado Counterpoint Technology Market Research.

Por otra parte, entre 2020 y 2022, la inversión extranjera directa en la India promedió los 42.000 millones de dólares anuales, el doble en menos de una década, según cifras del Banco Central del país.

Desde que China declaró su amistad “sin límites” con Rusia en vísperas de la invasión a Ucrania, el año pasado, Estados Unidos y sus aliados redoblaron esfuerzos para reducir su dependencia de la fabricación china. Con su estrategia de “friendshoring”, Estados Unidos está “fortaleciendo la integración con muchos socios comerciales confiables, incluida la India”, dijo la secretaria del Tesoro norteamericano, Janet Yellen, en su visita de febrero a ese país.

Ninguna empresa encarna mejor que Apple esa apuesta para que la India se convierta en la China del futuro. Durante los últimos 15 años, Apple construyó una cadena de suministros de vanguardia basada casi en su totalidad en China, para fabricar sus notebooks, sus iPhones y sus accesorios. De hecho, la presencia de Apple fortaleció a todo el sector industrial chino.

Pero desde 2017 la gigante tecnológica con sede en California ensambla los modelos de gama baja de iPhone en la India, y allí empezó a fabricar su nuevo dispositivo insignia, iPhone 14, desde su lanzamiento el año pasado. J.P. Morgan estima que para el año 2025, un 25% de todos los iPhone de Apple serán de origen indio.

El gobierno de Delhi espera que la presencia de Apple atraiga a otras empresas. “Siempre hay empresas ‘testigo’ que marcan la tendencia”, dijo en una entrevista el ministro de Comercio e Industria de la India, Piyush Goyal. “Creemos que esta será una fuerte señal para otras empresas de Europa, Estados Unidos y Japón”, señaló el funcionario.

La India ha logrado avanzar en el levantamiento de barreras comerciales. En 2014, el primer ministro Narendra Modi presentó el plan “Made in India” para impulsar la producción industrial. El país también digitalizó muchos trámites y ha acelerado la construcción de ferrocarriles, aeropuertos, playones de contenedores y plantas generadoras de energía eléctrica.

El ministro Goyal señaló el ascenso de la India en ranking de facilidad para los negocios del Banco Mundial y en el índice de innovación global de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, y destacó los múltiples nuevos acuerdos de libre comercio como una evidencia “de que ahora nos tomamos muy en serio la integración con otros países”.

Son avances importantes, pero resta saber si serán suficientes para garantizarle a la India una ventaja diferencial frente a los rivales que compiten para reemplazar a China. Jules Shih, director de la agencia de promoción comercial de Taiwán, con sede en Chennai, dice que el actual clima de negocios en la India es mucho mejor que antes, pero que en muchos aspectos sigue rezagada con respecto a otros países.

En la India, el proceso para conseguir terrenos y aprobaciones para instalar una fábrica sigue siendo lento, lo mismo que obtener visas para técnicos, gerentes e ingenieros expatriados, dice Shih. “No parece haber un esfuerzo coordinado de todas las agencias gubernamentales para hacer que el ‘Made in India’ se acelere en lo inmediato”.

Philip Wen, Vibhuti Agarwal y Greg Ip

Traducción de Jaime Arrambide

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