Hoy, el Banco Central (BCRA) confirmó una nueva suba de las tasas de interés, la más alta de los últimos 20 años. Se trata de una de las medidas antiinflacionarias que anunció ayer el Gobierno, luego de que el viernes se conociera que la inflación de abril fue del 8,4% mensual. El objetivo de la autoridad monetaria es que los instrumentos en pesos no pierdan tanto atractivo frente a la escalada de los precios, para así intentar evitar el proceso de dolarización de carteras.
Como resultado, los analistas consideran que se está creando un escenario propicio para un “nuevo período de carry trade”. Es una estrategia que utilizan los inversores más arriesgados, que consiste en invertir en instrumentos en pesos —como el plazo fijo— y luego pasar la ganancia a moneda dura para tener un rendimiento extra.
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Para eso, se necesitan dos condiciones. Por un lado, que los instrumentos en pesos intenten ganarle a la suba de los precios, algo difícil en un contexto de aceleración inflacionaria. Por el otro, que los dólares libres se mantengan planchados. Caso contrario, si las cotizaciones pegan un salto repentino, el inversor puede tener una importante pérdida de la cartera.
Con la nueva suba de tasas, el plazo fijo pagará una tasa nominal anual del 97%, que se traduce en una tasa efectiva del 154,28% si se renueva la inversión con el capital inicial más los intereses ganados. El rendimiento mensual pasará a ser del 8,08%, por lo que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) debería encontrarse por debajo de ese umbral para que las tasas se encuentren en terreno positivo.
“El objetivo es que la tasa de interés mensual tiente en alguna medida al carry trade en pesos, a pesar de que en términos reales ex ante perderían. Si la inflación de mayo es del 9%, la tasa real anualizada se hubiera hundido a -14,5%. En cambio, si los precios suben el 10%, caería -23,4%″, calcularon desde Portfolio Personal de Inversiones (PPI).
La estrategia le funcionó al oficialismo durante agosto y noviembre del año pasado. En ese entonces, las tasas resultaron atractivas y los dólares financieros (que venían de alcanzar un nuevo piso tras la renuncia de Martín Guzmán) se sumergieron en una suerte de “pax cambiaria” hasta fin de año. Los inversores aprovecharon de ese contexto para hacerse de ganancias extra.
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“La última decisión del directorio evidenció que las subas de tasas están más ligadas a la dinámica cambiaria que a la inflacionaria: las autoridades pretenden limitar las tensiones sobre la brecha cambiaria vía un fomento al carry trade”, consideraron desde la consultora económica Ecolatina.
Desde finales de abril, luego de que las cotizaciones libres encontraran un piso más alto, el Gobierno logró que los tipos de cambio financieros se sumerjan en una suerte de “veranito cambiario”. Entre las fuertes subas de las tasas de interés, más restricciones para operar y las constantes intervenciones que realizando sobre las cotizaciones a través del mercado de bonos, en las primeras dos semanas de mayo el MEP acumuló un avance de apenas el 0,4% (MEP).
“La estabilidad momentánea en los tipos de cambio financieros – producto de la intervención llevada a cabo por el Gobierno – brinda la oportunidad de hacer carry trade en el corto plazo”, agregaron desde Invertir en Bolsa (IEB).
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Sin embargo, el poder de fuego del Banco Central no es eterno. Según cálculos de Fernando Marull, economista de FMyA, la entidad monetaria habría utilizado US$250 millones para contener al MEP en torno a los $432. Son casi US$30 millones al día.
“Es una fortuna dada las pocas reservas que hay en el BCRA, de US$1000 millones negativas. Obviamente, el Central pretende usar toda la cantidad de bonos y dólares que tiene para mantener estable el dólar paralelo hasta las PASO. La pregunta obvia es: ¿hasta cuánto está dispuesto a usar? Cuando deje de intervenir, el dólar y la paridad de los títulos soberanos subirán”, cerró.