Violencias letales, censuras y amenazas legales. Crisis, ddesinformación y noticias falsas. El ejercicio del periodismo enfrenta los riesgos de siempre y retos inéditos. La misión de velar por la libertad de prensa y el derecho del público a acceder a la información estará en manos del periodista argentino Carlos Lauría, a quien la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) designó nuevo director ejecutivo.
En una entrevista con LA NACION, Lauría afirmó que “la libertad de prensa en el hemisferio atraviesa un declive muy pronunciado”. Y apuntó, entre los ejemplos más graves, los casos de México y Honduras, por los asesinatos de periodistas, y los recurrentes ejemplos de Venezuela, ´Cuba y Nicaragua -donde hay un exilio masivo de la prensa independiente- por el clima adverso en el que se desenvuelven los hombres y mujeres de prensa.
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Lauría estimó que, si bien en la Argentina el ejercicio del periodismo no transita los peldaños más altos de la escalada, vienen creciendo la estigmatización y las descalificaciones. “Reciben ataques muy serios los periodistas que cubren temas sensibles, como el narcotráfico, especialmente en Rosario”, evaluó. Y, al analizar el impacto de los ataques a la prensa que se ven en la campaña electoral, declaró que “es conveniente que el discurso político se canalice. La dirigencia tiene derecho a expresarse libremente, pero la beligerancia es inconducente y debe evitarse”.
A los 58 años y con más de 30 de experiencia profesional, en una carrera que lo llevó a fronteras de distintos continentes y realidades culturales diversas, Lauría reside desde 1994 en Estados Unidos, cuya nacionalidad adoptó. Reemplazará al periodista Ricardo Trotti, quien se desempeñó durante 30 años en la organización y es su director ejecutivo desde enero de 2015. Lauría se incorporará en septiembre y asumirá la dirección ejecutiva en la Asamblea General de la SIP, que se realizará en noviembre.
La primera aproximación de Lauría a los ataques contra la prensa fue en 1997, cuando ocurrió el caso Cabezas, el crimen del fotógrafo de la revista Noticias ocurrido en Pinamar. Un asesinato asociado al poder que conmovió a la Argentina y al mundo. Se puso en contacto con el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), el organismo con sede en Nueva York que constituye una voz de alarma en defensa de la libertad de expresión y en el que trabajó luego durante varios años. Treinta años después, en 2017, vio de cerca la muerte del periodista mexicano Javier Valdez Cárdenas, víctima de la guerra de los carteles del narcotráfico, en Sinaloa.
La prensa y el poder
-A fines de julio, los editores reunidos en la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) alertaron sobre el tono inadecuado de varios candidatos en la campaña presidencial, en referencia al libertario Javier Milei. ¿Preocupan a la SIP expresiones?
-La relación entre la prensa y el gobierno es compleja, muchas veces tensa. Los funcionarios y los políticos tienen que evitar utilizar un lenguaje que descalifique, agreda y estigmatice, porque no es conducente en un sistema democrático. Oscurece el debate, lo distorsiona y puede generar violencia. Fue muy apropiada la declaración de ADEPA y la SIP se mantiene muy atenta a la cuestión.
-¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentas el periodismo?
-La libertad de prensa en el hemisferio y a nivel global atraviesa un declive muy pronunciado. Los periodistas enfrentan violencias letales, censuras, amenazas legales, ya no solo por supuestas injurias, sino ataques más sofisticados. Un caso preocupante es el de José Rubén Zamora, precursor del periodismo independciente en Guatemala, que fue condenado a seis años de prisión. Una sentencia que va más allá de la opinión. Otros medios en la región, por ejemplo, son acusados de evasión impositiva por recibir recursos de fundaciones y entidades filantrópicas.
-¿Las estadísticas reflejan signos de preocupación?
-El año 2022 fue el año más letal en los registros en el hemisferio. Los periodistas que se ocupan de temas sensibles, como el narcotráfico, la corrupción y el crimen organizado, son víctimas de ataques más violentos. Es lo que pasa, por ejemplo, en México y en Honduras. Los sistemas de Justicia están sobrecargados y no resuelven casi ningún caso. La norma es la impunidad. Los que atacan a los periodistas sienten que nunca serán castigados. Proteger la libertad de prensa y defender el trabajo y el derecho de los periodistas a cumplir con su misión es fundamental para sostener los valores democráticos y garantizar el derecho de los ciudadanos a acceder a una información confiable. Especialmente para tomar decisiones sobre temas importantes, como quién va a ser elegido presidente.
-¿Qué países son más riesgosos paras ejercer el periodismo?
-México es el país más letal para el ejercicio del periodismo. Se siguen produciendo hechos de violencia. En Honduras también hay asesinatos de periodistas. Tradicionalmente, la SIP reflejó un alto número de crímenes contra la prensa en Colombia. La tendencia ahora disminuyó, pero sigue siendo un problema serio. Brasil mostró una escalada de violencia entre 2014 y 2016, especialmente contra periodistas de radios y blogueros, fuera de los grandes centros urbanos. En Guatemala la violencia se mantiene como el problema más serio.
-¿Hay otro tipo de ataques preocupantes?
-La estigmatización es una moneda corriente. En un Intento por marginar a las instituciones de la democracia, emprenden una ofensiva contra la prensa, como la oposición no elegida. Es una tendencia de los últimos 20 maños, desde el régimen de Hugo Chávez a esta parte, en forma cada vez más pronunciada. Eso es muy malo para el debate público. La estigmatización ser traduce en señalamientos y ataques. Fue una constante en Ecuador durante los dos mandatos presidenciales de Rafael Correa. Llamaba “sicarios de tinta” a los periodistas. Es una agresión desde el atril. En Venezuela, Nicaragua y Cuba hay censura rampante. Cuba tiene un andamiaje legal, que castiga con penas de prisión cualquier tipo de periodismo independiente, con la figura der que se atenta contra la soberanía política del Estado y la territorialidad.
-¿Se presentan ataques de este tipo en la Argentina?
-En la Argentina hay ataques, pero no con la virulencia y la agresividad que se produce en estos países. Existe una crispación en el lenguaje, en la forma de dirigirse a los periodistas. La estigmatización no contribuye al debate. Produce un sentimiento que puede engendrar violencia.
-¿El periodismo enfrenta otros riesgos, en tiempos en que circulan informaciones de dudosa confiabilidad?
-A este panorama se suma una propagación de la desinformación y noticias falsas. El debate público enfrenta el riesgo de ser contaminado por una cantidad de información que circula sin ningún tipo de verificación. Este riesgo erosiona la confianza del público en los medios. Los periodistas y los medios tienen que trabajar en forma diligente para combatir la desinformación. Hay muchos esfuerzos en esa tarea de verificación. Las mentiras y la desinformación circulan más rápido que los hechos. Es muy positivo ver que existen muchas iniciativas de verificación y mayor precisión de los hechos. Los medios y las organizaciones transitan cada vez más caminos de esfuerzos, para promover transparencia y responsabilidad. Se busca Informacion basada en evidencias. Se defiende la integridad del periodismo.
-¿Cómo enfrentan los medios este problema?
-La era digital ha provocado una disrupción del modelo del financiamiento de los medios. Tradicionalmente estaba basado en la publicidad. Hoy la sustentabilidad es un tema clave y la pandemia aceleró los procesos de crisis. La pandemia también ratificó la importancia de la información para garantizar la salud de la población en todo el mundo. La calidad en los contenidos fue una demanda vital. Se profundizó la crisis económica. pero al mismo tiempo los medios volvieron a ser indispensables en la producción información sobre estos temas sensibles y fundamentales. El desafío es encontrar modelos sostenibles económicamente, formas innovadoras para financiar el periodismo de calidad y apoyar las salas de redacción.
-¿Qué áreas de la prensa son las más afectadas?
-El periodismo local fue especialmente afectado por la crisis económica. Hay una disminución de la cobertura de noticias locales, se advirtió la creación de desiertos informativos. Millones de personas a nivel local no reciben información. Ello puede tener Graves implicancias para la democracia y la participación cívica. Los medios están en la búsqueda de soluciones alternativas para encontrar modelos viables y apoyar el periodismo local, mantener coberturas sólidas. Se personaliza la atención, se ofrecen contenidos nuevos para captar audiencias distintas. El panorama digital presenta sus propios desafíos, especialmente para garantizar niveles de profundidad en la información.
-¿Se ven tendencias positivas en el periodismo de la región?
-Cada vez hay más periodistas y medios abiertos a la colaboración y a las formas asociativas para abordar historias de investigación complejas. Se promueven redes de periodistas de distintos medios para reportajes y análisis en profundidad, se fomentan esfuerzos colectivos y sirven para impulsar la cooperación entre organizaciones, en temas importantes. La era digital produjo una disrupción del modelo de negocios basado en la publicidad. La difusión del periodismo a teravés de Internet amplía el acceso a la información. Aceleró el alcance global de las noticias. Distintas legislaciones en el mundo vienen planteando el tema del uso que las plataformas tecnológicas hacen de los contenidos periodísticos. y expresan la necesidad de que sea remunerado de una manera integral, justa y razonable. Es uin derecho, no una concesión y eso hay que profundizarlo.