LONDRES.– Imposible permanecer indiferente estando en Londres. Poco a poco, en las últimas 24 horas, el nerviosismo y la expectativa fue aumentando para todos: el tránsito se hizo más complicado que de costumbre, la gente -a pesar de algunos chaparrones episódicos- llenó las calles céntricas y nadie habló de otra cosa más que de la coronación del nuevo rey.
Carlos III y su esposa Camilla serán coronados este sábado a la mañana en la abadía de Westminster, en una grandiosa ceremonia que será vista en televisión por miles de millones de personas en todo el planeta y marcará el inicio de una nueva era para una monarquía británica que enfrenta grandes desafíos.
Será algo inédito para los 53 millones de británicos que aún no habían nacido en la coronación de Isabel II en 1953. Todos serán espectadores de una ceremonia milimetrada al segundo por los servicios de la Casa Real, que han aprovechado la ocasión para lanzar -sin decirlo- una gigantesca campaña de comunicación, destinada a convencer al público de que Carlos III representa una monarquía moderna, multicultural y, sobre todo, preocupada por la gente común.
Con ese objetivo, el rey Carlos III y los príncipes Guillermo y Kate salieron a saludar a la gente que espera ansiosa en los alrededores del Palacio de Buckingham.
Los príncipes herederos llegaron a las calles de la capital el jueves para mezclarse con los súbditos británicos. No lo hicieron “as usual” para visitar una ONG, un hospital o una fundación patrocinada por la corona. Esta vez, tomaron pintas de cerveza en Dog & Duck, un pub londinense, donde llegaron en tren. Sí, en tren, pagando además sus billetes. En ese esfuerzo por aparecer igual que el común de los británicos, el príncipe de Galles confesó estar convencido de “mantener las mejores conversaciones en un pub”.
“La gente está más distendida. Nada que ver con los restaurants”, aseguró. Como ejemplo de cuenta regresiva, la operación funcionó realmente bien. Aquí y allá se escucharon varios “We love you!”. Una mujer llegada especialmente de la ciudad estadounidense de Filadeldia le dio a Guillermo un ramo de flores. “Las traje para Kate. Pero puede guardarlas usted”, le dijo encantada.
En todo caso, tanto los británicos como el resto del mundo no han sacado los ojos de la coronación, que se desarrollará durante un largo fin de semana de tres días, pues el lunes el Reino Unido festeja el Día de la Victoria, cuando los nazis capitularon en la Segunda Guerra Mundial.
La ceremonia oficial debe comenzar a las 10.20 (hora local) del sábado, con la llamada Procesión del Rey que, saliendo del Palacio de Buckingham, remontará la avenida del Mall y hará pasar a Carlos III y Camilla por el Whitehall y el Parlamento de Westminster, para llegar finalmente a la abadía donde el monarca será coronado.
Al mediodía londinense, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en su calidad de gobernador supremo de la Iglesia Anglicana, colocará la corona de San Eduardo en la cabeza de Carlos proclamándolo oficialmente monarca, 240 días después de la muerte de su madre, Isabel II, que falleció a los 96 años. En ese preciso momento, las campanas tañerán durante dos minutos, sonarán las trompetas y cañonazos serán disparados en todo el Reino Unido.
La ceremonia será más breve que hace 70 años (dos horas contra tres) y habrá menos invitados (2000 contra 8000). Carlos III sigue siendo “fiel a la tradición”, pero agrega un “toque de modernidad”, observa la especialista Marion Prudhomme. Por primera vez, el gaélico escocés, el galés y el gaélico irlandés serán utilizados en algunos momentos del servicio. “Es una forma de destacar la unión del reino”, explica Prudhomme.
En otras señales de modernidad, participarán mujeres obispos y líderes de religiones minoritarias. Además, se usará un óleo de unción vegano y prendas recicladas, un guiño a las inquietudes medioambientales del rey.
A las 13, una vez concluido el servicio religioso, la pareja real iniciará el viaje de regreso al Palacio de Buckingham recorriendo el mismo camino que hizo por la mañana, pero acompañada por otros miembros de la familia real. A las 13.45, el rey y su esposa recibirán el saludo real de los cuerpos militares en los jardines del palacio.
Poco después Carlos III, Camila y un reducido círculo de miembros de su familia aparecerán en el balcón del palacio real. A las 14.30, un sobrevuelo de aviones militares marcará el fin de la jornada oficial. Toda la ceremonia será naturalmente transmitida en directo por la BBC y otras cadenas nacionales.
Según el ministro de la Seguridad, la coronación de Carlos III será “una de. las operaciones de seguridad más importantes en la historia del país”. En previsión, la arteria que lleva al palacio de Buckingham fue cerrada a la circulación hace algunos días. Por esa razón, miles de soldados formarán por esa parte de la procesión.
La tarea que le espera al rey tras su coronación no será fácil. Deberá revertir la pérdida de popularidad de la monarquía en un país golpeado económicamente, controlar las tensiones separatistas del Reino Unido y, por si fuera poco, lidiar con las tensiones de una familia real lejos de estar en paz.