Mientras en Juntos por el Cambio discutían públicamente el sábado una posible alianza estratégica con el cordobés Juan Schiaretti, que apareció primero como una tercera vía pero ahora pretende formar un frente opositor al oficialismo nacional, pasó desapercibido un encuentro que se dio en Hurlingham.
A un Café Martínez de ese partido bonaerense llegaron ayer, cerca de las 18.30, la presidenciable de Pro Patricia Bullrich y su alfil en la provincia de Buenos Aires, Néstor Grindetti, que venían de recorridas juntos por esa zona, para reunirse con el abogado Fernando Burlando, quien anunció que será candidato a gobernador, pero todavía no tiene una fuerza nacional que ampare su carrera a La Plata, descartada la posibilidad de ir con el libertario Javier Milei.
Se unieron ahí entonces también dos necesidades: la de la exministra de Seguridad macrista de extender su armado en el territorio administrado por Axel Kicillof, clave para ganar los comicios y donde Diego Santilli, el candidato de su competidor interno, Horacio Rodríguez Larreta, dice sentirse muy confiado; y la de Burlando de conseguir un partido que lo cobije y le dé la estructura que no tiene ni llegaría a montar para las PASO del 13 de agosto.
De momento, la presidenciable de Pro le confirmó a LA NACION que fue el abogado quien le mandó un mensaje de WhastApp para juntarse y que ella decidió también que se sumara Grindetti. “Burlando vino a explorar un acuerdo y lo escuchamos. Es la primera vez que nos reunimos. Nos interesa incorporar gente que no viene de la política”, se limitó a decir.
De acuerdo a lo que reconstruyó LA NACION con otras fuentes al tanto de la negociación, sentado frente a Grindetti y Bullrich el penalista habría querido convencerlos de sus aptitudes profesionales, pero también de que tiene un alto nivel de conocimiento y gran llegada en el conurbano bonaerense. Del mitin se filtró una foto en Twitter y no faltaron entre los bullrichistas las especulaciones de que el abogado tenía ganas de que la imagen se viera.
Mientras, otros interlocutores que se enteraron de las conversaciones entendieron exageradas las demandas de Burlando cuando quiso convencer al dúo de Pro. “Picó muy alto ante Bullrich y Grindetti. Está suelto y busca lugar. Puede ser que piense en ser vice. Pero si pica alto, no hay chances”, consideraron.
Pese a estas valoraciones en el búnker de Pro, Bullrich se fue interesada. Ahora, en base a esta charla, deberá evaluar cuánta compatibilidad tiene el letrado con los electores de Juntos por el Cambio.
LA NACION supo que Burlando no pidió por algún cargo concreto en este mitin inicial, ni dejó en claro en el café hurlinghense si le gustaría incorporarse a la Casa Rosada, a La Plata o al Congreso. Tampoco hubo un contraofrecimiento todavía, porque para eso -sostienen- primero hay que ganar la elección.
En el espacio de Bullrich en la Provincia hay coincidencias de que el cierre de listas va a ser ajustado y álgido, sobre todo ahora, en el sprint final. “Hay que meter un elefante en un Fitito”, grafican.
Mientras aumenta la presión de algunos intendentes que quieren la Y -es decir, pegar su boleta a Santilli y a Grindetti, como así también a la exministra y a Rodríguez Larreta- Bullrich se muestra inflexible ante sus fieles. “Si se la jugaron por Larreta, ahora se la tienen que bancar”, es una frase que la escuchan decir los suyos. Hay una certeza cerca de la antes ministra: que ya no es viable llevar una candidatura única de Pro en la Provincia, como ocurrió en la Ciudad.
En tanto, del encuentro de ayer se llevaron los tres participantes dos cosas: la idea de volver a reunirse -podría ser a finales de la semana entrante- y también unos chocolates que les llegaron con el agua y la gaseosa Sprite que pidieron. A Bullrich le gusta comer dulces a la noche y con la campaña se le complica pasar por los kioscos.