Ni trenes, ni camiones, ni tractores. Los candidatos, para hacer campaña, se movieron en los últimos meses en vuelos privados, aviones oficiales y motorhomes. LA NACION investigó cómo se trasladaron a distintas provincias y distritos los cuatro principales contendientes de las elecciones primarias: Sergio Massa, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Javier Milei. También cuánto costaron los tramos y cómo dicen pagarlos. Los medios de transporte elegidos por cada uno evidencian diferencias sensibles en recursos y acceso a bienes estatales.
El ministro de Economía aprovecha su cargo público con un gris del código electoral para hacer su “gira federal”. Por ejemplo, utilizó el Tango 02 para volar a Catamarca el 14 de julio y también para su gira por San Juan, La Rioja y Tucumán, entre el 27 y el 29 de julio. En su entorno dijeron que está habilitado para hacerlo porque los motivos de los viajes no son netamente proselitistas, sino que los justifican con invitaciones de funcionarios locales por su rol como funcionario. De paso, aprovecha para hacer campaña.
También utilizó helicópteros y la flota de las fuerzas de seguridad para movilizarse a otros destinos, como el T-33 de la Fuerza Aérea Argentina para ir a Entre Ríos. Estos días estuvo por Mendoza y San Luis, provincias a las que fue con el Tango 10 de las FFAA, debido a que los invitaron oficialmente a participar de actividades en las dos, por lo que hicieron un pedido formal a Secretaria General de la Nación para que les facilitaran el traslado aéreo. Como les indicaron que el ARG03 está en servicio y que el ARG02 estaba afectado al Presidente, se solicitó a Fuerza Aérea la afectación del T-10 para trasladar al ministro.
Massa está en veda para realizar lo que se denomina “actos de gestión” que puedan impulsar el voto. Pablo Secchi, presidente de Poder Ciudadano, que se dedica a la transparencia pública, explicó que esta cláusula implica que “no se pueden inaugurar obras públicas, hacer lanzamientos de planes, nada que pueda ser visto a favor de él o de algún partido político”. Pero, al tener la función de ministro, podría utilizar los aviones para realizar actividades cotidianas propias a su rol. “Lo que va a ser un gris es si puede viajar en estos aviones para realizar un acto de campaña”, explicó, y agregó que suelen aludirse a motivos de seguridad para su utilización.
Realiza los pedidos a la secretaria de Presidencia, que deben ser aprobados previamente por ese área. Una vez autorizados, el costo es abonado por el Ministerio de Economía. El valor varía de acuerdo a peso y condiciones meteorológicas, entre otros factores, pero conocedores dentro del Gobierno explicaron a LA NACION que tres horas de vuelo son, en promedio de gasto, US$10.000, solo en combustible. Algunos expertos estiman aún más.
Horacio Rodríguez Larreta frecuenta aviones privados para sus traslados de campaña. Los ha usado para por lo menos 80 tramos. Por ejemplo, el domingo pasado utilizó un Learjet 45 con matrícula LV-GVX, para ir desde Aeroparque a Trelew, con regreso en la madrugada del lunes, luego de asistir al búnker de Ignacio Torres para festejar el triunfo que lo convirtió en gobernador electo de Chubut. El martes fue a Tandil y Bahía Blanca con la misma aeronave. Ayer, voló a Rio Gallegos ida y vuelta.
Ese avión pertenece a la firma Servicios y Emprendimientos Aeronáuticos S.A., cuyo nombre de fantasía es Flyzar. Es la que más utilizó en los últimos meses. Se trata de una empresa mencionada en la causa abierta por el viaje a la residencia de Joe Lewis en Lago Escondido por parte de Pablo Casey y Jorge Rendo, del Grupo Clarín, los jueces Julián Ercolini, Pablo Yadarola, Pablo Cayssials y Carlos Mahiques, el entonces ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Marcelo D’Alessandro, el fiscal general porteño, Juan Bautista Mahiques, el consultor Tomás Reinke y Leonardo Bergot, vinculado a los servicios de inteligencia. Ese vuelo fue realizado con el Bombardier matrícula LV-GCK, con el que voló Larreta este martes por la provincia de Buenos Aires.
Según fuentes cercanas al jefe de gobierno porteño, la otra empresa a la que contrató fue a Selective Services Aéreos. Su fundador es Julio Fernando Benijes, el mismo que fue presidente de otro emprendimiento del rubro, Excel Servicios Aéreos. Esta es la empresa que transportó cientos de veces a Massa durante 2015, 2017 y 2019, años de campaña. Benijes es un histórico piloto del Banco Macro. A Excel estuvo vinculada Ernesto Clarens, financista del matrimonio Kirchner.
El arreglo con las empresas, particularmente la primera, no es por viaje sino que se paga a fin de mes de acuerdo a la cantidad de millas náuticas u horas de vuelo recorridas, según fuentes cercanas a Larreta. La cotización, de acuerdo con expertos, ronda entre los US$5 y US$6 por kilometro volado (unos US$13 por milla náutica). En los últimos cinco días, en los que hizo cerca de 7727km, gastó US$38.635, unos $21 millones (a cotización informal).
Consultados al respecto, quienes se encargan de estas cuestiones en el ámbito de Larreta dijeron que el pago lo realiza Juntos por el Cambio, la lista “el cambio de nuestras vidas” 132A (la que llevará al jefe de Gobierno). Aseguran que rendirán esas cuentas al final de la campaña, en la presentación final a la Junta Electoral. Frente a la pregunta sobre el origen de los fondos, respondieron que provienen de donaciones privadas de empresarios, que si bien no figuran en la página de aportantes declarados (que está totalmente actualizada), serán transmitidos oportunamente a las autoridades.
Patricia Bullrich suele tomar vuelos de línea. Frecuenta Aerolíneas Argentinas y también compañías low cost. Estos viajes son financiados por aportes públicos y privados (obtenidos, por ejemplo, en una cena de recaudación), que también se utilizaron para algunos tramos en charter que realizó la precandidata del PRO. “Un 80% es por comercial”, dijo una fuente cercana a la exministra de Seguridad. Por ejemplo, los utilizó para volver de Trelew el domingo y para hacer un viaje la semana pasada a Corrientes, Chaco y Formosa. Este último tramo se estima en unos US$9000-US$10.000.
De acuerdo con fuentes cercanas, los aviones que utilizó no fue contratados, sino que pertenecen a empresarios que “la ayudan”. Uno de ellos sería Carlos Mackinlay, el CEO de Lo-Jack en Argentina y Uruguay. El empresario negó tener aviones y tampoco aportar a su campaña, ante la consulta de LA NACION. De los fondos de campaña saldría lo necesario para abonar el combustible, añadieron.
En 2020, Bullrich fue el centro de una polémica porque se conoció que Laura Rodríguez Machado, una senadora cordobesa, había utilizado pasajes del Congreso para que viaje la actual precandidata. Cada legislador recibe un lote de tickets, que son solicitados a la secretaría administrativa de las cámaras cuando quieren utilizarlos. Una parte esta nominada, es decir que solo puede usarlos el diputado o senador y, otra porción (entre cinco y diez por mes, en promedio), pueden ser usados por cualquiera aunque no con cualquier fin (como uno proselitista) y, en principio, con la intención de ir a trabajar a sus territorios de origen. Esos son los que utilizó hace unos años.
Fuentes cercanas admiten que se han usado también luego de ese episodio, para viajes que podían ser no necesariamente de Bullrich sino de miembros de su equipo. Sin embargo, según allegados, no lo estarían haciendo en la actualidad por la cercanía a las elecciones.
Javier Milei también frecuenta vuelos de línea. Estos son pagados por “los candidatos a los que va a visitar”, dijo un miembro de su mesa chica. El libertario también se colocó en el ojo de la tormenta cuando, el año pasado, viajó a dar una clase pública a Mendoza con tickets emitidos por el Congreso, algo que no tenía que ver con su actividad legislativa. Desde ese entonces, no constan registros de que haya pedido otros, aunque sí lo ha hecho su compañera de fórmula y diputada por la Capital, Victoria Villaruel.
Milei, además, compró un motorhome para su “tour de la libertad”. Es un colectivo Mercedes Benz recuperado de alguna línea transformado, con cocina y camas adentro. Cuando llega a un destino en avión, toma este vehículo para hacer sus recorridas. El bondi, a su vez, es transportado previamente hasta el lugar donde él arribará. La nafta es pagada con los aportes públicos y representa $30.000 en promedio por viaje, según fuentes cercanas.