VILNA.- En una semana agitada por la cumbre de Vilna, la OTAN hizo un anuncio esperado: Suecia será el 32º miembro de la Alianza Atlántica, luego de que Turquía retirara las objeciones a su ingreso. Esto dio una esperada señal de unidad en medio de persistentes diferencias sobre la adhesión de Ucrania mientras dure su guerra con Rusia.
El desbloqueo se produjo a cambio de un elevado número de concesiones de Suecia a las exigencias de Turquía, pero también Estados Unidos y la Unión Europea hicieron su parte.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que la cumbre era un “momento histórico” y que Estados Unidos coincidía con una propuesta para trazar un camino hacia el ingreso eventual de Ucrania. Además, le agradeció al presidente turco por su “valentía” de abandonar la oposición a la entrada de Suecia en la OTAN y dijo que estaba “dispuesto a trabajar con el presidente Erdogan y con Turquía en mejorar la defensa y disuasión en la zona euroatlántica”.
¿Pero, cómo fue el acuerdo detrás de esta decisión tan repentina?
El mensaje es una alusión al compromiso de Biden de ayudar a Turquía a conseguir nuevos cazas F-16, según un miembro del gobierno que no estaba autorizado a hacer comentarios de forma pública.
Erdogan sabía que Vilna era el momento en que podía obtener las máximas concesiones de Occidente. Luego de una larga negociación, Biden y su equipo trabajaron duro para que Erdogan torciera el brazo y diera el “sí”: le concederían comprar 40 nuevos modelos F-16 y actualizar 80 aviones en su inventario existente.
Aviones F-16
Turquía cometió un error estratégico en 2017 al comprar sistemas de misiles S-400 a Rusia que implicaron una serie de sanciones estadounidenses. Ahora que Ankara necesita desesperadamente modernizar su flota de la fuerza aérea, hizo una solicitud formal para comprarlos.
Turquía había solicitado en octubre de 2021 comprar 20.000 millones de dólares en cazas F-16 de Lockheed Martin Corp y cerca de 80 kits de modernización para sus aviones militares existentes, sin embargo Washington se resistía.
Hasta hoy, que finalmente aceptó la transferencia de cazas F-16 a Turquía, un día después de que Ankara diera luz verde al ingreso de Suecia en la OTAN.
En declaraciones previas a la cumbre, Jake Sullivan, el Consejero de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, dijo que el presidente “no ha puesto ninguna advertencia al respecto (…) Tiene la intención de seguir adelante con la transferencia”.
Tanto las autoridades turcas como la administración de Biden rechazaron cualquier insinuación de que la aprobación por parte de Ankara de la adhesión sueca a la OTAN esté vinculada a la venta de los F-16. Sin embargo, algunos diplomáticos y analistas creen que el presidente turco utilizó las aspiraciones suecas para presionar a Washington sobre los cazas, y que Biden acabó haciendo un trato.
Pedido de ingreso a la UE
Algunos congresistas se opusieron a esta decisión, especialmente el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Menendez, demócrata de Nueva Jersey, debido a que Turquía estaba bloqueando el ingreso de Suecia en la OTAN, su historial de violaciones de derechos humanos y otras preocupaciones.
Durante meses, Erdogan insistió en la represión en Suecia contra los miembros de los movimientos kurdos proscritos en Turquía, algo que el gobierno sueco dice que ya ha hecho. Erdogan había exigido en el último minuto que la aprobación de Suecia en la OTAN dependiera de que Turquía pudiera reanudar las estancadas conversaciones de membresía con la Unión Europea.
Erdogan ya había señalado este fin de semana que puede ser un socio fundamental para Europa al mostrar su solidaridad con Ucrania: firmó nuevos acuerdos de defensa y reconstrucción con Zelensky y le permitió repatriar a varios mandos militares ucranianos retenidos en Estambul como parte de un acuerdo de intercambio de prisioneros con Rusia. Esta medida enfureció al Kremlin.
Pero para una mayor distensión, Turquía tendrá que estar dispuesta a trabajar también en cuestiones internas. Su demanda de liberalización de los visados de la UE para los ciudadanos turcos tendrá que ir acompañada de cambios sustanciales en la draconiana ley antiterrorista turca.
Biden y Erdogan se reunirán cara a cara en Vilna, y Erdogan podría ser invitado a la Casa Blanca a finales de este año. Si tanto Turquía como Occidente juegan bien sus cartas, podría estar a punto de producirse un reajuste más amplio.
Rusia reaccionó con dureza a la aprobación para la admisión de Suecia, dada por Turquía a cambio de promesas de la Unión Europea (UE). Y no se abstuvo de lanzar un dardo a Ankara: más vale que los turcos no miren la realidad con “anteojos de color rosa” y acepten el hecho de que “nadie quiere ver a Turquía en Europa, me refiero a los europeos”, dijo el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov.
Agencias AFP, Reuters y ANSA