Aumentó la desigualdad en la distribución del ingreso en el primer trimestre del año

La elevada inflación que sufre la Argentina golpea a todos los sectores, pero lo hace con más fuerza en los de menores ingresos, puesto que son los que menos posibilidades tienen de defenderse ante la suba generalizada de precios. Esto tiene como consecuencia el deterioro de otro indicador económico que preocupa al Gobierno: el aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso.

En efecto, según el informe Evolución de la distribución del ingreso (Encuesta Permanente de Hogares), que publicó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el coeficiente de Gini [medición global utilizada para entender la distribución del ingreso y frecuentemente referida como la medida de desigualdad, done 0 es igualdad absoluta y 10 es desigualdad absoluta] del ingreso per cápita familiar de las personas fue de 0,446 para el primer trimestre de 2023, mientras que en igual período de 2022 el valor fue de 0,430.

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Además, el Indec informó que el 62,6% de la población total (18.376.702 personas) percibió algún ingreso, cuyo promedio es igual a $123.782. “Analizado según escala de ingreso individual, el ingreso promedio del estrato bajo (deciles del 1 al 4) equivale a $44.235; el del estrato medio (deciles del 5 al 8), a $114.804; y el del estrato alto (deciles 9 y 10), a $300.882″, se detalló.

Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), dijo que se observa que la distribución del ingreso total por decil disminuyó para el 50% de menor ingreso en el primer trimestre del año, respecto del último de 2022. “Quienes están en el decil 10 subieron su participación, pasando de 30% a 33,8% en ese período”, precisó.

Para Colina, lo que se concluye claramente es que cuando hay mucha inflación los estratos altos pueden defenderse mejor. “Entonces, sus ingresos más o menos van acompañando la suba de precios, ya sea porque tienen paritarias y algunos cuentan con ahorros dolarizados; en cambio, los estratos más bajos son los que más sufren, y eso se comprueba al ver cómo perdieron participación en la distribución del ingreso”, explicó el economista.

El economista Matías de Luca, de la consultora LCG, puntualizó que, según el informe del Indec, la brecha de ingresos entre el decil más rico y el más pobre fue de 18,5 veces (0,6 puntos más que un año atrás). “En promedio, cada hogar cuenta con $79.000 por mes por cada integrante. No solo es un nivel bajo de ingreso (no llega a representar una canasta básica y media), sino que además resulta casi 2% menor que un año atrás en términos reales”, agregó.

Los números cierran cada vez menos a la hora de contrastar ingresos con gastos básicos. Hay que tener en cuenta que según el informe sobre la canasta básica total (CBT) de mayo, que también informa el Indec, el monto necesario para no ser pobre fue de $70.523, mientras que para una familia de tres integrantes (compuesto por una mujer de 35 años, su hijo de 18 años y su madre de 61 años), de $173.486.

Para Eugenio Marí, economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, los últimos datos de distribución del ingreso muestran dos cuestiones preocupantes. “La primera es que se consolida el fenómeno del trabajador pobre, es decir, aquellas personas que están ocupadas, pero cuyos ingresos no superan la línea de pobreza equivalente, y la segunda es que hay una franja importante de los hogares cuyos ingresos se encuentran apenas por encima de la línea de pobreza y que, ante un shock negativo, pueden caer rápidamente en esta categoría”, señaló.

Asimismo, De Luca comentó que durante el primer trimestre de 2023 los ingresos no laborales del 1° decil representaron el 37,8% de los ingresos totales del hogar, mientras que un año atrás representaban el 41,4%. “Esto pone en evidencia, una vez más, la influencia de la asistencia social en el piso de la pirámide. El Gobierno se enfrenta a un trade-off entre ajuste fiscal y asistencia social difícil de balancear en virtud de la elevada inflación que atraviesa la economía”, analizó el economista.

En este contexto, Marí opinó que es importante observar la situación para pensar el plan de reformas del próximo gobierno. “Normalizar la economía argentina tendrá sus costos, pero cuanto más rápido se haga más rápido empezará a crecer el país, lo que a su vez se empezará a notar en términos de empleo, poder adquisitivo y mejor distribución del ingreso”, afirmó.

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