EREVÁN.- Armenia y Estados Unidos comenzaron hoy ejercicios militares conjuntos cerca de la capital armenia Everán, un hecho que demuestra las crecientes divisiones entre este país del Cáucaso y su tradicional aliada Rusia, en pleno conflicto ucraniano.
Los ejercicios “Eagle Partner 2023″, que tendrán lugar hasta el 20 de septiembre, buscan “elevar el nivel interoperativo” de las fuerzas estadounidenses y armenias que participan en operaciones de mantenimiento de la paz.
“Confirmamos que la ceremonia de apertura de los ejercicios Eagle Partner 2023 comenzó”, indicó el vocero del ejército estadounidense.
Según Washington, “unos 85 soldados estadounidenses se entrenarán junto a unos 175 soldados armenios” en los centros de entrenamiento de Zar y Armavir, situados cerca de Ereván.
Revés para el Kremlin
Estos ejercicios son vistos negativamente por Moscú, que convocó el viernes al embajador de Armenia para denunciar “medidas hostiles”.
El jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, subrayó ayer que Rusia no ve “nada bueno en los intentos de un país agresivo miembro de la OTAN de penetrar en el Cáucaso”.
Este lunes, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, indicó de su lado que este acercamiento entre Armenia y Estados Unidos “requiere un análisis muy muy profundo”, aunque subrayó que Rusia quiere mantener un “diálogo estrecho con la parte armenia”.
Frustración
Pero en Ereván reina la frustración por la incapacidad de Rusia de apoyar a Armenia contra Azerbaiyán y la falta de compromiso de las fuerzas de paz rusas en el conflicto entre los dos vecinos.
Los dos países rivales en el Cáucaso han librado dos guerras por el control de la región de Nagorno-Karabaj, que se disputan desde hace décadas.
Las tensiones entre Bakú y Ereván han empeorado en los últimos meses, con Azerbaiyán bloqueando el corredor de Lachin, la única ruta que une Armenia con Nagorno-Karabaj, lo que ha provocado una grave escasez.
Rusia, que tiene un contingente de fuerzas de paz en el lugar, no ha logrado contener la crisis y Armenia la ha acusado de inacción en múltiples ocasiones.
“Al poner sus esperanzas en los rusos, Armenia perdió, teniendo en cuenta lo que nos está sucediendo. Ahora intentemos con los estadounidenses”, dijo Mariam Anahamian, una joven de 27 años que vive en Ereván.
“Rusia no respetó sus compromisos durante la guerra e incluso empeoró nuestra situación”, estimó Arthur Khachadurian, un agente de seguridad de 51 años.
Para el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, Moscú “o es incapaz de mantener el control sobre el corredor de Lachin o no tiene la voluntad”.
Las maniobras llegan después de que el Gobierno de Ereván definiera su alianza con Moscú como “un error estratégico”, enviara ayuda a Ucrania y tramitara su adhesión al Tribunal Penal Internacional.
En otro evento inédito, la esposa de Pashinyan viajó a Kiev la semana pasada para participar en un encuentro de cónyuges de dirigentes organizado por la mujer del presidente ucraniano Volodimir Zelensky sobre cuestiones humanitarias.
“Nuevas alianzas”
Atascada en su guerra en Ucrania y aislada en la escena internacional, “Rusia está perdiendo rápidamente su influencia en su patio trasero de la era soviética”, según el analista independiente Arkadi Dubnov.
La última guerra entre Bakú y Ereván, en 2020, acabó con una derrota para Armenia, que tuvo que ceder territorios a Azerbaiyán en Nagorno-Karabaj y sus alrededores.
Aunque Rusia negoció un alto el fuego en el otoño de 2020 y desplegó sus fuerzas de paz en Nagorno-Karabaj, ha perdido influencia.
La Unión Europea y los Estados Unidos se han impuesto al frente de la mediación entre los beligerantes, aunque hasta ahora no se ha producido ningún progreso.
Azerbaiyán, cuyo gasto militar supera todo el presupuesto de Armenia gracias al petróleo, cuenta con el apoyo de su poderoso aliado turco.
Y “el Kremlin no tiene ni los recursos ni la voluntad de ayudar a Armenia y deja que Azerbaiyán y Turquía persigan sus objetivos”, asegura Dubnov.
En este contexto, “Armenia está intentando forjar nuevas alianzas fuertes”, subraya.
Agencia AFP