CÓRDOBA.- “Se están alineando los planetas para avanzar en el acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea. El gobierno actual de la Argentina no quiere saber nada con ese acuerdo y el que viene seguramente se “tirará de cabeza”. El 90% de los bienes industriales que los europeos nos van a exportar tienen una desgravación gradual de hasta 15 años y el 85% de la oferta exportable argentina tendrá arancel cero para entrar a la Unión Europea. Es todo para ganar”, dice a LA NACION el académico y consultor Alejandro Arroyo Welbers, quien confía que el acuerdo entre bloque se concretará.
El especialista en comercio exterior y logística es el nuevo columnista de LA NACION, en la sección Comercio Exterior.
Arroyo es director de las diplomaturas en Comercio Internacional y en Economías Regionales de la Universidad Austral y de la maestría en Global Supply Chain del ITBA, además de docente de posgrado en esas dos instituciones y en la UCEMA y la USAL. Por otro lado, dicta clases en la UCA y es director de la diplomatura en gestión logística de la UB. Cuenta con 40 años de experiencia profesional en proyectos offshore y onshore de gas, petróleo, minería, energías alternativas, nuclear, infraestructura y transporte.
Analiza que, si el próximo gobierno hace las reformas “políticas, económicas y laborales” que se requieren -está convencido de que “no le queda otra”- la Argentina está bien posicionada para aumentar sus exportaciones en sectores claves como el energético, la minería y el turismo.
-¿Dónde ubica hoy a la Argentina en el contexto mundial del comercio?
-Resumido, el Mercosur representa tres por ciento del comercio mundial, la nada misma, sin peso internacional. Y la Argentina es el que más tira para debajo de todos sus integrantes. Así estamos, sin peso.
-¿Cambia eso con Lula en la presidencia de Brasil?
-Desde que asumió dijo que dentro de sus prioridades está el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea. A eso se le agrega que en el segundo semestre el español que presidirá la Unión Europea entiende que ese acuerdo es estratégico y es así porque por la guerra entre Ucrania y Rusia no le vende nada con valor agregado a Rusia, que era el mercado que antes se abastecía de toda la oferta de bienes intermedios. Con el acuerdo con el Mercosur tienen la posibilidad de colocarlo en esta región. Se están alineando los planetas. El gobierno actual de la Argentina no quiere saber nada con ese acuerdo y el que viene seguramente se “tirará de cabeza”. El 90% de los bienes industriales que los europeos nos van a exportar tienen una desgravación gradual de hasta 15 años y el 85% de la oferta exportable argentina tendrá arancel cero para entrar a la Unión Europea. Es todo para ganar. Por supuesto que, antes de la pincelada final, habrá retoques.
-El reclamo por “invasión” de productos importados trabó los avances. En Europa también los hay. ¿Los empresarios argentinos se podrán preparar?
-Siempre digo, si hoy se firma y mañana entra en vigor, ¿qué deben hacer los empresarios locales? Y no me refiero a las multinacionales que saben hacerlo y tienen cómo pero que, además, son irrelevantes para la economía argentina. La Argentina subsiste por las Pymes. Esos empresarios deben tomar un avión, ir a Europa, hablar con un alemán, un belga, un holandés. Contarles sus historias, decirles que exportan a limítrofes, que vienen protegido hace décadas y que requieren de ayuda para una reingeniería, para capacitarse y para financiarse. Hay un paquete fenomenal de financiación. “Hagamos un joint venture -deben plantearles-. Vengan a producir a la Argentina, sumemos a una firma brasilera con la que ganamos economía de escala y después de venderle al Mercosur vamos hacia el Asia Pacífico, con la integración que ya existe con Chile”. Si se van a quedar acá haciendo lobby, no va a funcionar, pero no creo que eso suceda. Tenemos todo lo que hoy necesita Europa, litio, hidrógeno verde, gas, petróleo…
-¿Subestimamos lo que significa dejar que el tiempo corra?
-Digamos que la falta de visión de nuestros políticos es abrumadora. Hay un mundo occidental que necesita desesperadamente de lo que tenemos; las deficiencias de infraestructura que tenemos son un imán para la inversión directa tanto internacional como nacional. Tenemos que hacer autopistas, ferrocarriles, pasos fronterizos, aeropuertos, hidrovía. Todo es un desastre y ese desastre es una oportunidad fantástica para que vengan a invertir no porque buenos muchachos sino porque es un negocio fenomenal. ¿Cómo puede ser que el 85% de la soja llegue a Rosario por camiones? Hay que invertir, hacer reformas sindicales, políticas, salariales. Habrá que hacerlas porque no queda otra. En el mundo no pueden creer que dejemos pasar el tren por la estación y no nos subamos. Esto será un proceso, va a comenzar el año que viene. La primera medida será la reactivación de El Palomar; el transporte aéreo es clave para la competitividad empresarial, no es solo para el turismo. Abrirán los cielos, batallarán contra Aerolíneas Argentinas y no se quedará nadie sin trabajo porque la Argentina es el país con menos conectividad de Latinoamérica.
-¿La energía será la locomotora?
-Es uno de los sectores claves. En gas, Petronas -la multinacional de Malasia- espera que armen la ley para hundir U$S10.000 millones en la planta de gas licuado. El litio está algo sobredimensionado pero no le resto importancia; es una de las turbinas que tiene la Argentina, aunque es mucho más importante Vaca Muerta y el gas y petróleo en el mar, offshore. Hay estimaciones coincidentes de que habrá otro Vaca Muerta allí, más importante que la de Neuquén.
-Hay que preparar infraestructura también allí…
-Sí, pero offshore, mar afuera; solo hay que preparar el puerto Mar del Plata o de otro puerto que se defina. Mar del Plata tiene que cambiar su visión; menos mal que el Gobierno logró avanzar con la política de exploraciones. Eso mismo va a suceder con todo lo que se está desarrollando; también con oro, plata, cobre. Hay proyectos de clase mundial que hacen la plancha esperando que cambie el gobierno; muchos cambian de mano, hay miles de millones de dólares en juego y no lo hacen necesariamente porque los activos estén baratos, sino porque se quieren posicionar. Hay media docena de iniciativas de clase mundial que se posicionan. Otra turbina es el turismo que crecerá de la mano del transporte aéreo; hay que construir terminales de pasajeros y de carga aérea, obligarlas a que operen desde ahí, desde el interior. Hoy el avión es lo que el ferrocarril hace 200 años, cuando al costado de las vías se hacían pueblitos, comercio, industrias; el avión es la versión moderna. Para las industrias que están tener conectividad es clave para la productividad. España e Italia tienen nuestra población y 100 millones de turistas al año; son lo que son por el turismo, además de otras virtudes. El turismo puede dar vuelta la economía argentina; es otro Vaca Muerta.
-¿La logística hoy es una traba para la exportación de economías del interior?
-Hoy como está, sí. Por supuesto. Deja afuera economías regionales que podrían tener un rol importante, que podrían exportar a Europa donde le dan valor agregado. Deben aliarse con empresas de allá para dale acá el valor agregado. Si se empieza a reformar la logística eso es posible y no solo con la Unión Europea, en el mismo rango está Singapur; Israel y el bloque de Noruega, Finlandia y los nórdicos.
-Para atraer inversiones no alcanza con que cambie el gobierno. Ya una Mauricio Macri pensó que era suficiente para una “lluvia de inversiones”…
-Exactamente. Que cambie no va a traer dinero, hacer reformas importantes, cambiaria, laboral, política. Habrá mucho ruido pero no le queda más remedio que hacerlo sino estalla la bomba. Están obligados, no hace falta ser John Kennedy, Tony Blair ni Churchill, con audacia y coraje además de un equipo capacitado se puede. Nada es fácil. Hay que ir gradualmente apuntando y trabajar con bloques comerciales, darle forma, institucionalidad y empezar a achicar al Estado. Por eso no hay dólares. No es cuestión de reducir ministerios, hay que reformar la política de la A a la Z. Basta de derechos a las exportaciones, es ridículo. Hay que bajarlas gradualmente. El Estado insume la mayoría de los recursos impositivos y el empresario Pyme tiene una bota en el cuello. Hay que sumar iniciativa privada y un Estado profesional, con Cancillería y centros de promoción que los ayude a contactarse con referentes en todo el mundo, a encontrar pares. Todos los empresarios conocen el potencial de la Argentina pero queda ahí; si el país da el salto cualitativo está todo dado para avanzar. Necesitamos la iniciativa privada y la ayuda estratégica del Estado.
-¿Dónde para a China en ese contexto?
-China irá perdiendo presencia acá simplemente porque Estados Unidos lo decidió. Estaban el polo logístico en Tierra del Fuego, las centrales nucleares, la hidrovía y no hay nada. Seguiremos haciendo negocios puntuales. Es la segunda economía del mundo, hay que tomar lo que nos convenga, lo que no tenga un costado geopolítico rimbonbante. Querían tomar el control de la hidrovía, donde no tienen experiencia. Hay que ir de los actuales 34 pies a los 40, se tendría que haber hecho hace años como los ductos del gas. Tendremos que hacer lo más posible con China sin que los demás se enojen, pero eso no quiere decir no hacer nada. Hay que tener presente que el lugar que deja uno lo toma otro. Hay que tener un gobierno inteligente, una Cancillería profesional, que piense. Hoy estamos en un buque navegando a la deriva, el próximo con un equipo razonable y coraje tiene que poder encarrilar la situación.