Alberto Fernández y las cadenas nacionales: entre el antecedente de la pandemia y la obsesión con la Justicia

Alberto Fernández dio este mediodía su cuarto mensaje por cadena nacional, por fuera de lo que fue el tema Covid-19, la pandemia que en 2020 golpeó al país y lo impuso bajo una larga cuarentena. Durante sus dos primeros años de gestión, recurrió cuatro veces a ese mecanismo, todos por la pandemia.

En tanto en los últimos ocho meses Fernández utilizó la cadena para hablar sobre el intento de asesinato a Cristina Kirchner (2 de septiembre del año pasado); dar un mensaje de “soberanía” desde la Antártida (23 de febrero de este año); luego para imponer en la agenda de los medios los presuntos chats que involucraban a jueces y funcionarios en el escándalo de un viaje a Lago Escondido (5 de diciembre de 2022) y finalmente este miércoles, tras la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación respecto de la suspensión de elecciones a gobernador en San Juan y Tucumán.

Cerca del mandatario explicaban hoy que la decisión de utilizar la herramienta de la cadena comenzó a tomar forma en el atardecer del martes, luego de que se dio a conocer el comunicado oficial que llevó la firma de Fernández y sentó posición en el tema. Junto a varios de sus colaboradores más cercanos como el secretario general de Presidencia, Julio Vitobello; la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra; el jefe de Gabinete, Agustín Rossi; el vicejefe de ministros, Juan Manuel Olmos y la portavoz, Gabriela Cerruti, Fernández dio forma a la decisión y parte del contenido. “No hubo dudas que había que salir en cadena”, recalcaban.

El concepto que inclinó la balanza para el uso de la cadena fue, según reconstruyeron ante LA NACION fuentes que participaron de esas conversaciones, que la “gravedad institucional de la situación” ameritaba hacerlo. Así como para que “la ciudadanía toda tome conciencia de lo que estaba pasando y haga algo con eso, se movilice”. “Se tenía que enterar todo el país”, insisten.

En la Casa Rosada se ilusionan con la posibilidad de que la gente reclame como lo hizo en 2017 ante el fallo del máximo tribunal conocido popularmente como 2×1 que inicialmente benefició a condenados por delitos de lesa humanidad del que hoy casualmente se cumplen 6 años. Admiten sí, ante la consulta puntual, que en un escenario de personas atravesadas por una inflación que el Gobierno no logra controlar, con la consecuente crisis que eso genera, difícilmente haya margen para salir a protestar por lo sucedido. Pero insisten que es “necesario” que la sociedad sepa “lo que sucede porque es realmente muy grave. Somos rehenes de estos cuatro mafiosos”, completan.

Durante esas mismas horas de la tarde de ayer, Fernández habló con los gobernadores Sergio Uñac y Juan Luis Manzur, alcanzados por la decisión del máximo tribunal. Cerca suyo aseguran que por Vitobello supo que se daría el mensaje oficial de Eduardo “Wado” de Pedro, el ministro del Interior, que en la noche de ayer habló de la situación.

Desde el círculo cercano de Fernández buscaban dar de baja cualquier influencia de ese mensaje sobre la decisión del mandatario de también dar el suyo. “Con el comunicado salimos de la urgencia después de la noticia, pero sabíamos desde el primer momento que la gravedad de la situación y la necesidad de comunicarlo masivamente hacían necesaria la cadena, profundizando las respuestas a lo que pasó”, explicaban.

En ello ubicaban el anuncio de la ampliación del juicio político a la Corte, que se lleva adelante en la Comisión de Juicio Político de la Cámara Baja. Aunque saben que las posibilidades de que el caso prospere y pase al recinto son ínfimas, se ilusionan con que un “sector de la oposición tome conciencia sobre la gravedad de lo sucedido”. En referencia a eso, fuentes judiciales ironizaban hoy con que el juicio político del oficialismo a los ministros de la Corte es “móvil e indexable”.

En Balcarce 50 se refieren a los cuatro jueces del máximo tribunal, Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, como “cuatro truhanes” y que son “los árbitros que fallan siempre para el mismo lado”. En tren de lecturas hilvanaban que durante el martes declaró en comisión Héctor Marchi, exadministrador del máximo tribunal y hombre cercano a Lorenzetti, que fue removido recientemente de su cargo y que ayer en su exposición apuntó contra Rosatti. “No puede haber sido casualidad que los fallos salieran el mismo día que pasó eso, fue una forma de taparlo”, apuntaban al tiempo que cuestionaban que el titular de la Corte haya ido ayer a la mañana al encuentro de Amcham y se hubiera referido a la emisión monetaria.

Más allá de los análisis del “después” de conocida la noticia, la realidad es que el oficialismo en pleno se enteró del fallo una vez que salió, por las noticias. Sin ningún tipo de diálogo con la Corte el Gobierno recibió un revés que leyó políticamente, pero del que evitó hacer mea culpa sobre la falta de construcción de al menos una relación que los haya salvado del bochorno de enterarse por los portales de noticias de lo sucedido. “Es imposible tener cualquier tipo de relación con ellos”, definían.

A poco más de dos kilómetros de Balcarce 50, en el Palacio de Tribunales, fuentes del lugar describían todos los movimientos del oficialismo en el área judicial en lo que va de la administración del Frente de Todos y consignaban desde la falta de un Procurador General hasta la del Defensor del Pueblo, pasando por la vacante de Elena Highton que renunció en 2021 y Fernández no presentó pliego para cubrir hasta para las infructuosas reformas que se impulsaron desde el Gobierno. Lo ilustraban con una frase: “lo difícil no es ganar, lo difícil es ganar con ese equipo”.

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