CÓRDOBA.- El ministro de Economía y candidato, Sergio Massa, anunció -aunque todavía no hay detalles- que el 25% de los dólares del Programa Incremento Exportador (PIE) se destinarán para que la industria compre soja (aunque podría extenderse al girasol, según trascendió). Así, el 75% del negocio tendría un tipo de cambio de $350, y el 25% restante se asimilaría al Contado Con Liquidación (CCL). El tipo de cambio promedio sería de $450, 30% más que el oficial, dice Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral. Ese incremento impactaría directamente en los costos de la cadena avícola, porcina y láctea.
Las fuentes consultadas indican que es clave la publicación de la resolución para conocer los detalles. Por ejemplo, la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) todavía no tiene “cálculos finos” para determinar cómo quedará la ecuación.
“Un parche más”: cautela y reparos en el campo tras la medida de Massa para la soja
El exfuncionario y consultor Néstor Roulet explica que quedan entre 8 millones y 10 millones de toneladas de soja por vender -de una cosecha el productor deja, tradicionalmente, alrededor de 10%-, por lo que el Gobierno podría ingresar una base de US$3000 millones. “Hay que tener en cuenta que se está esperando una devaluación importante y ese componente político es significativo en las decisiones”, comenta a este diario.
Para Romano, mientras que en las ediciones anteriores del dólar soja el tipo de cambio mayor se iba diluyendo con el tiempo, esta vez el 25% estará “atado a un dólar libre que oscila, pero va subiendo”. Entiende que “podría ser la solución para que una industria que apunta a cerrar un año con 50% de capacidad ociosa, termine con un número por debajo del 40% que, si bien es malo, no resultará ‘impresentable’ a sus casas matrices. El viernes pasado la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) dijo que al final de la campaña incluso la capacidad ociosa podría trepar al 70%.
Añade que como los exportadores deberán liquidar 25% de las divisas en el mercado libre (contado con liquidación) este tendría “mucha más oferta, y ayudaría a bajar esa cotización”; calcula que si se comercializaran cuatro millones de toneladas de soja adicionales, habría una sobreoferta de US$620 millones.
“¿Podríamos pensar entonces que el precio de 128.000 pesos del viernes pasado podría irse a 166.400 pesos? -se pregunta Romano-. Para pagar ese precio, la industria incurría en un contra margen de, al menos, US$20 por tonelada. “Teniendo mayor capacidad de pago, partamos de la paridad de exportación publicada por la Bolsa de Comercio de Rosario, US$340 la tonelada; la capacidad de pago podría ir a 155.000 pesos, es decir, 20% más”.
Reacción
Sobre la reacción de los productores, sostiene que sería interesante si el productor tuviera forma de dolarizar esos pesos al tipo de cambio oficial: “Esto se puede lograr en la cuenta chacarero, pero ya hay mucho dinero allí, y muchos empiezan a manifestar temor. Otros podrían achicar deuda o comprar insumos. Muchos ya lo hicieron, y otros se van a topar con el problema de que los proveedores siguen con mucha incertidumbre por el famoso impuesto país del 7,5%, por lo que no hay dan precios”.
“Si es posible que pudiendo vender a 454, y recomprar en la zona de 380 para noviembre, o 340 para mayo, los intermediarios que piensen que los productores no fijarán, tomen la decisión por ellos de vender y recomprar, nuevamente el problema será dónde colocar los pesos en un año electoral tan complejo”, sintetiza.
Roulet vuelve sobre el nuevo golpe que implicará este tipo de dólar especial para los que hacen proteína. Implica una suba de un componente clave, como es el alimento, para los productores avícolas, porcinos y lecheros.
“En los dos primeros casos, incluso, la participación es mayor -describe-. La alimentación implica alrededor del 80% de los costos, y un aumento en torno al 6% u 8% seguramente será trasladado a góndola”.