WASHINGTON.– Los pronósticos de inflación que comenzaron a circular poco después de que se conoció el 12,4% de agosto anticipan una mayor inflación para el cierre de este año, con un descarrilamiento más profundo de la economía. Todo alentado por el arrastre que dejaron la devaluación y la incertidumbre electoral, al que ahora se suma el impacto del llamado “plan platita” lanzado por el ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa.
Es una visión compartida tanto por analistas del exterior como locales. Por caso, Fernando Marull, economista de FMyA, estimó que las medidas anunciadas por Massa esta semana implican un déficit fiscal adicional del 0,7% del PBI.
En tanto, un informe del banco J.P. Morgan prevé que la inflación en la Argentina llegará al 190% anual en diciembre luego de que el alza del costo de vida se mantenga en los dos dígitos mensuales durante lo que resta del año debido a la devaluación y la ausencia de un plan de estabilización.
El lapidario pronóstico aparece en línea con el de economistas locales (Miguel Ángel Broda, por ejemplo, prevé una inflación anual del 180% al cabo del año, una cifra que puede “resultar un piso”, alertó), y anticipa un deterioro agudo para la economía durante los próximos meses, agravado por la incertidumbre sobre el desenlace electoral. “Después del ajuste discreto del tipo de cambio oficial posterior a las PASO, esperamos que la inflación sea de dos dígitos hasta fin de año”, indica el informe escrito por Diego Pereira y Lucila Barbeito.
El banco de Wall Street espera que la inflación promedio hasta fin de año sea de 12,8% mensual luego del mix de políticas que lanzó el ministro de Economía, Sergio Massa, tras cerrar el último acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El informe fue difundido anteayer por la tarde, antes del anuncio de la devolución del IVA para los productos de la canasta básica, el último intento del Gobierno de moderar el azote de los precios en el bolsillo de los consumidores.
El J.P. Morgan advierte que “la transmisión a los precios [de la devaluación] resultaría mucho más fuerte esta vez, en medio de la falta de un programa de estabilización, una brecha cambiaria amplia y la alta inercia inflacionaria”.
El banco señaló además que el impacto de la devaluación se evaporará, llevando a una devaluación aún mayor. “Y si bien el ajuste cambiario ayuda a erosionar parte de la apreciación acumulada del tipo de cambio real en el corto plazo, la aceleración de la inflación esperada lo situaría más apreciado para las elecciones de octubre en comparación con nuestro escenario base anterior. Eso, en su momento, aumentará el ajuste cambiario necesario”, señaló.
Por su parte, Martín Castellano, jefe para América Latina del Instituto Internacional de Finanzas, asociación global de la industria financiera, dijo en un mensaje en la red social X, antes Twitter, que sin un ajuste en el gasto “los recientes recortes de impuestos significan una impresión adicional de pesos” que terminarán alentando aún más la inflación.
A contramano del acuerdo con el FMI
A nivel local, economistas y dirigentes de la oposición han denostado las últimas medidas de Massa, a las que bautizaron un nuevo “plan platita” con fines electorales. Argumentan que la decisión de subir el piso de Ganancias a 15 salarios mínimos y otras decisiones con impacto en los ingresos fiscales, como la devolución del IVA en productos de la canasta básica, solo empeorarán los problemas de la economía.
Los anuncios de Massa, que también decidió congelar tarifas, van en contra de lo que había acordado hace muy poco con el FMI. Ese organismo, en los últimos mensajes públicos desde que se aprobó el último acuerdo, hizo especial hincapié en la necesidad de acelerar el ajuste fiscal para bajar la inflación y estabilizar la economía.
La meta de déficit primario con el organismo quedó en 1,9% del PBI, pero algunas consultoras locales, como Anker, ya veían ese número en 3% incluso antes de las medidas lanzadas por el ministro de Economía esta semana. “Descontábamos que algo así iba a pasar post-desembolso del Fondo”, señalaron ante la consulta de LA NACION.
Melisa Sala, economista de la consultora LCG, dijo por ejemplo que la eliminación del mínimo no imponible “tenderá a presionar sobre el dólar libre”, lo que a su vez le pone más presión al alza del costo de vida. A eso se agrega además el atraso acumulado del dólar oficial, que Massa decidió fijar en $350 hasta después de las elecciones. “Los efectos podrían disimularse al principio en virtud de los controles y congelamientos extensivos a los que apeló el Gobierno hasta las elecciones. Pero aparecerán cuando comience a descongelar el 40% de la canasta del IPC y el dólar oficial. Por eso proyectamos una inflación en torno a 190% para el año”, explicó Sala.
Para Gabriel Caamaño Gómez, de la consultora Ledesma, es difícil medir el impacto de las últimas medidas “pero lo seguro es que siguen emitiendo y desanclando expectativas” lo que contribuye a que haya más inflación. “No están construyendo horizonte o dejando que los otros lo construyan. Lo esta detonando”, completó.
El economista Ramiro Castiñeira, en tanto, alertó que el déficit fiscal actual que muestra la Argentina solo se observó en dos momentos previos en la historia de la Argentina. “Un déficit fiscal de esta magnitud solo hubo en 1975 en la previa al Rodrigazo, y en 1989 en la previa a la hiperinflación”, alertó Ramiro Castiñeira.
También se refirió al tema Miguel Ángel Broda, quien ayer, en Córdoba, dijo: “El programa económico está descarrilado y el ministro candidato optó por echar más leña al fuego, agravando la herencia para el próximo gobierno”. Y evaluó que los anuncios de Massa ya implican un costo fiscal para la Nación de 0,5% del PBI para lo que resta de este año y del 0,4% para 2024. “Hace más difícil cumplir con la meta comprometida con el Fondo, que ya era casi imposible”, definió ante los alrededor de 700 empresarios reunidos en el Coloquio de la Unión Industrial de Córdoba (UIC).
Su estimación de déficit primario, antes del “plan platita” era de 2,4% –la meta acordada con el FMI es de 1,9%– y ahora saltó al 2,9%, aunque admitió que “todavía falta”.
Con la colaboración de Gabriela Origlia