CÓRDOBA.- Cuando faltan dos días para el cierre de la tercera edición del dólar soja, la liquidación del complejo exportador quedaría debajo de los US$5000 a 6000 millones de dólares que proyectó el Ministerio de Economía al presentarlo. Hasta hoy reunió US$3.586.822.933 y alcanzaría los US$4000 millones o 4200 millones de dólares al cierre. A la hora de definir los por qué del menor comportamiento versus lo proyectado, los analistas apuntan al combo integrado por la caída de la producción y el tipo de cambio ofrecido; consideran que los $300 no constituyeron un incentivo suficiente. Además, el Banco Central (BCRA) no logró absorber toda la liquidación.
Por el fin de semana extralargo, las operaciones podrán informarse hasta las 11 del viernes próximo, pero para acceder al tipo de cambio diferencial y hacer el ingreso de divisas el plazo es el 31 de mayo, tal como estaba previsto.
Desde AZ Group, la analista de mercados Lorena D’Angelo subraya que el principal motivo de que el flujo no fuera importante fue la caída de la producción. “Los chacareros aprovecharon lo que tenían para lo que necesitaban de manera urgente”, indica. El segundo factor fue el “bajo tipo de cambio” que ofrecieron. Los $300 están “retrasados” y, en el medio, se registró la suba de los tipos de cambio financieros.
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Sostiene que “hay expectativas” de que habrá una nueva edición del dólar soja, aunque no cree que llegue antes de julio o agosto: “El gobierno está buscando otras alternativas para financiarse, en China, en Brasil y con el propio FMI. No parece que en lo inmediato vaya a existir otra edición”, agrega.
D’Angelo insiste en que “lo peor” para el campo es la “falta de producción; es peor que el factor precios”. Plantea que los productores tienen que “tirar hasta la próxima cosecha. Vendieron lo que necesitaba para cumplir con los vencimientos que se concentran a fines de este mes e inicio de junio; aprovecharon también lo que pudieron capturar a tasas más bajas en el mercado”.
Además, remarca que siguen de cerca los números de la economía, “con la expectativa de que el FMI está empujando un reacomodamiento del tipo de cambio y de que haya un cambio de gobierno y un ajuste de tipo de cambio”.
El economista del Ieral, de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón, reitera el análisis de hace unas semanas: el “precio implícito” de referencia (siguiendo el mercado de Chicago) de la edición en marcha es de US$538, el más bajo de todos ya que fue de US$569 en el segundo programa y de US$571 en el primero. Él mismo esperaba que se liquidaran unos 10 millones de toneladas, pero cerraría en alrededor de 8 millones de toneladas.
Compradores
Eugenio Irazuegui, analista de mercados de Zeni, indica que los compradores tradicionales se han ido retirando de la operatoria con el fin de atender las cuestiones administrativas que requieren las operaciones realizadas al tipo de cambio diferencial.
Los resultados del programa, insiste, “distan considerablemente de aquellos obtenidos en las dos ediciones anteriores (llevadas a cabo en septiembre y diciembre) frente a un contexto totalmente diferente”. Entre ventas nuevas y fijaciones de operaciones concertadas con anterioridad, se ha comercializado aproximadamente 6,8 millones de toneladas. En cuanto a la liquidación de divisas realizada desde la puesta en marcha, ingresaron como se mencionaron US$3.586.822.933.
Por su lado, el director de AZ Group, Sebastián Salvaro, aporta que la aceleración de la inflación y el tipo de cambio ofrecido afectaron los niveles de liquidación. “Al hacerse la cuenta al día 30, la inflación comió entre 5% y 7% mensual el tipo de cambio”, grafica.
También analiza que, en líneas generales, el productor venía con una liquidez “interesante” respecto de otras crisis, a lo que se agrega que el sector financiero tuvo “tanta abundancia de pesos” que prestó al campo. “A tasas nominales altas se conseguían pesos y las grandes empresas salieron con pagarés bursátiles en dólares a tasa cero a 12 y 24 meses”, añade.
Explica que la sequía que recién se interrumpió con las lluvias de la semana pasada ralentizó los desembolsos que los productores hacen para pagar labores y fertilizantes. “Recién en estos días veremos si salen a comprar fertilizantes para sembrar trigo; hay movimientos en esa línea y allí podremos definir mejor dónde está parado el campo”, sostiene.
“La cosecha se ha ido llevando a cabo en fechas más tardías de las habituales y los rendimientos obtenidos no hacen más que ratificar el fracaso productivo, luego de una prolongada y severa sequía que deterioró los cultivos -ratifica Irazuegui-. Los márgenes arrojan resultados negativos para los productores e incluso en las zonas con mayor aptitud agrícola con una productividad media de entre 13 y 14 quintales por hectárea sumando las crecientes pérdidas de hectáreas [en un año normal se superan los 30 quintales]”.
Con aproximadamente tres cuartas partes de la cosecha completada, el volumen nacional apunta a unas 21 millones de toneladas. “Para dimensionar el impacto, se trata de una retracción del 51,5% en comparación a la campaña precedente”, manifiesta y enfatiza que el “incentivo” del tipo de cambio diferencial a $300 por dólar “se ha ido diluyendo a medida que transcurría el programa.
Al 10 de abril pasado, primera rueda de su implementación, la paridad especial implicaba un 40,9% más, mientras que hasta el miércoles 24 esa relación se acortó a 27,5%. Coincide con las otras fuentes en que, a su vez, quedó rezagado respecto a la cotización de los dólares financieros, con un diferencial del 30,3% al comienzo del programa contra el 56,7% ahora tomando como referencia la paridad MEP.