CARACAS.- Los candidatos presidenciales ecuatorianos velan armas electorales a pocas horas del debate de candidatos, a celebrar este domingo, que abre el sprint final que conducirá a la apertura de las urnas el próximo 15 de octubre. Un duelo trascendental, ya que el joven empresario Daniel Noboa ha visto cómo se reducía en parte su ventaja de diez puntos tras los reacomodos de los resultados del 20 de agosto.
Cuatro encuestadoras distintas confirman que el abanderado de la Acción Democrática Nacional (ADN) mantiene una ventaja de siete puntos frente a la correísta Luisa González, pero a la vez avisan que el 37% de los ecuatorianos no han decidido todavía el color de su boleta.
Todo puede pasar en Ecuador de las sorpresas electorales en medio de la oleada de voto de castigo que recorre las Américas de norte a sur. Y más en un país que ya ha demostrado que debates y campañas deciden en buena parte las cifras electorales, más entre los jóvenes, ajenos a las diatribas a favor y en contra de la revolución conducida durante una década por Rafael Correa.
El magnicidio del periodista anticorrupción Fernando Villavicencio no solo conmovió en agosto al país andino, también lo sentó expectante frente a la televisión para presenciar el debate que dio vuelta las encuestas y condujo a González (33,61%) y al centrista Noboa (23,48%) al ballottage del 15 de octubre.
Nueve semanas después del debate “ganado” por Noboa, quien subió más de 20% puntos en apenas unos días, el centrista se mantiene a la cabeza frente a la abanderada de Revolución Ciudadana, teledirigida desde el exterior por su gran líder. Correa participa estos días en la cumbre que el Grupo de Puebla, que reúne a más de 60 dirigentes populistas, revolucionarios, izquierdistas y progresistas, realizada en la ciudad mexicana donde la agrupación nació hace ocho años.
Debate determinante
“El debate va a a ser determinante, los debates sí generan cambios de comportamiento e inciden en el voto. Si bien hay una diferencia razonable, a medida que los indecisos van tomando partido y repartiéndose hacia González en un poco más de proporción, la distancia sigue siendo holgada pero se ha achicado. Será un punto de inflexión”, confirmó a LA NACION el politólogo Matías Abad.
Noboa compareció en el primer debate protegido con un chaleco antibalas, “un mensaje claro de protesta y de la situación de urgencia en la que vivimos, en la que un candidato no estuvo porque le habían asesinado”, dijo a LA NACION el dirigente que se define como socialdemócrata moderado. Su aplomo y su esmerada formación política contrastaron frente al resto de los candidatos, incluida la elegida por Correa para disputar la presidencia.
“El punto clave para Noboa en el debate es mantener la credibilidad y el apoyo de los votantes anticorreístas. Durante estas semanas, sus ofertas han descubierto vacíos e inconsistencias, así como lagunas en su conocimiento de la estructura del país. Si González lo hace mejor, podría ser una oportunidad para ganar votos”, destaca Michel Levi, coordinador del Centro Andino de Estudios Internacionales.
El ascenso meteórico de Noboa en los últimos días de la primera vuelta concitó en su entorno un aura de triunfador, a lo que sumó el apoyo de las distintas fuerzas de centro y derecha. Más reticente estuvo en un principio Christian Zurita, el periodista que sustituyó a Villavicencio, que no obstante ha protagonizado varios rifirrafes con dirigentes correístas. Durante su mandato, Correa persiguió a ambos periodistas, incluso Villavicencio se vio obligado a refugiarse durante 15 meses en el Amazonas, bajo protección de una comunidad indígena.
“Creo que Noboa tampoco ha generado las alianzas adecuadas, pese a ser la figura llamada a aglutinar todo el voto no correísta. No ha creado algún tipo de estrategia como sí hizo Guillermo Lasso en su campaña de 2021 con el concepto del encuentro, que llamaba a todos los sectores a agruparse con una propuesta nueva en ese momento, creativa, frente a lo mismo de siempre. Ese espacio de unidad del país hacia un objetivo común no lo ha aprovechado Noboa, pese a tener las condiciones, y ha dado la oportunidad para que González se apropie en parte con su eslogan ‘por el bien de todos’. Noboa sigue con el mismo discurso de la primera vuelta de un ‘nuevo Ecuador’, que está medio desgastado. No siento que esté conectando, pero no deja de ser una figura con poca resistencia, una gran ventaja”, señaló Abad.
En contra del favorito se han repetido traspiés dialécticos y una campaña con cierta desorganización. Conocedor al dedillo de los entresijos electorales, Noboa ha dado cierto giro a su campaña en las últimas horas. “Desde Chimborazo, late el espíritu del diálogo y la unidad. Construir un nuevo Ecuador implica escuchar todas las voces y forjar consensos que nos lleven hacia un futuro más justo con el empleo, seguridad y salud para todas las familias ecuatorianas”, invocó en su último mitin desde el corazón de la sierra, que tanto lo apoyó en la primera vuelta.
“Me parece que los traspiés de Noboa tienen que ver con su falta de experiencia en el campo político, es bastante novel y debería seguir los consejos de sus asesores de campaña”, profundizó Levi.
Tampoco le ha ido bien a González con sus salidas de guion, sobre todo cuando ponderó las virtudes del chavismo frente a los problemas de su país, que provocó un aluvión de críticas y la repulsa de la comunidad emigrante venezolana.
“Volveremos a caminar seguros en Ecuador”, insistió la candidata y exdiputada conocida por su lealtad a Correa. La lucha contra la violencia en un país bajo asedio del narcotráfico volverá a ser fundamental en el devenir del debate que puede, de nuevo, dar un vuelco a las expectativas electorales.