El espumoso ascenso en la intención de voto para Javier Milei, registrado en la semana posterior a las PASO, parece haber mutado por un estancamiento. Y aunque sigue en el primer puesto en un piso algo más alto no le alcanza para despegar y romper el esquema de tercios. Lo reflejan las encuestas y precipita un cambio de sentido al que debe hacer frente.
De ser el hombre que daba respuestas radicales e inmediatas a la crisis, Milei pasó a ser sujeto de un sin fin de preguntas. La etiqueta de presidente probable modificó su identidad. Dejó de ser solo un vehículo para canalizar broncas contra la dirigencia y la herramienta para romper el status quo a estar más cerca de la Casa Rosada. No son pocos los que advierten las diferencias entre un hacha y una pinza.
¿Va poder fiscalizar el voto el 22 de octubre sin (tanta) ayuda del peronismo? ¿Cómo hará para gobernar con bloques ultraminoritarios de legisladores, sin gobernadores y sin intendentes propios? ¿Tiene el equilibrio emocional mínimo y necesario para ser Presidente? ¿Tiene un plan? ¿Va a dolarizar o no? ¿Cuándo lo va a hacer? ¿Irá a fondo desde el primer día o será otra forma de gradualismo? ¿Tendrá soporte político y social para hacer lo que dice que va a hacer? ¿Quienes son o serán sus aliados? ¿Está en contra de la casta o se está construyendo una nueva con parte de la vieja casta?
Son esas algunas, solo algunas, de las muchas incógnitas que se han ido instalando desde el lunes 14 de agosto respecto del candidato de La Lilbertad Avanza (LLA), primero entre los formadores de opinión y después hasta llegar a alguno de quienes lo habían votado en las PASO y, más aún, entre quienes el empuje del caballo ganador los había subido a su montura. Obviamente, sus críticos no tienen dudas y agregan muchas certezas (negativas) más.
Las preguntas abiertas se constatan en los grupos focales de muchos encuestadores, se escuchan en las charlas sociales y en los paneles de los programas de radio y televisión y se leen en la conversación dominante las redes sociales. Y es en el universo digital que siempre ha sido territorio del libertario donde el cambio de signo de la discusión se verifica con más claridad. Milei y sus propuestas siguen dominando los intercambios, pero ya no gana por goleada la reacción positiva que hasta el 20 de agosto era tendencia.
La rápida designación de los integrantes de un eventual Gabinete fue la primera repuesta que Milei ofreció a ese mar de interrogantes. Sin embargo, uno de los cargos más relevantes para lo que promete hacer sigue vacante. El ministerio de Economía es un misterio de magnitud similar a las incógnitas que mantiene sin despejar sobre el plan de dolarización que dice que llevará a cabo y con el que junto al traje de “exterminador de la casta” y la motosierra del gasto público logró atraer a un tercio de votantes el 13 de agosto.
El envío de un equipo sin titulares para hablar con inversores y debatir con eventuales rivales sobre finanzas y economía es una constante que impide despejar dudas en los sectores más informados y más desconfiados sobre la viabilidad de sus propuestas extremas.
La nominación del tan experimentado como conectado con el poder Guillermo Francos para, eventualmente, ocupar el Ministerio del Interior fue otra respuesta a los interrogantes. Sin embargo, abrieron nuevas preguntas los augurios del flamante exrepresentante argentino ante el BID de que Milei buscará consensos para gobernar así como la relativización sobre la inmediatez y profundidad de algunas de las medidas con la que hasta acá ganó protagonismo y adhesiones.
En el espejo de Fernández
“A Milei le pasa algo similar, salvando enormes distancias, a lo que le sucedió a Alberto Fernández después de las PASO. Las primarias lo habían hecho Presidente y esa fue su mejor gestión, hasta el 17 de octubre, cuando se entregó a Cristina Kirchner, al decir que nunca más se pelearía con ella. A partir de ahí se abrieron demasiadas preguntas que al final nunca logró responder o, peor, siempre terminó confirmando las prevenciones”, explica Pablo Knopoff, director de Isonomía.
La aguda analogía tiene un agravante para el candidato de LLA: Fernández había obtenido casi el 48% de los votos en las primarias y le había sacado 16 puntos a Mauricio Macri. Tenía más de la mitad de la llave de la Casa Rosada. En cambio, al candidato de LLA aún está lejos de los porcentajes y las diferencias que necesita para consagrarse en primera vuelta y aún más de los 50 puntos imprescindibles para ganar en el ballottage. En ese contexto las preguntas que abre Milei son más potentes que las que se levantaban sobre el que aún es Presidente. Aunque casi nadie se dé cuenta.
En todas las encuestas el escenario de tres tercios sigue vigente, a pesar de que Milei haya subido entre tres y cinco puntos, según la mayoría de los sondeos más confiables. No logró consolidar el envión que le dieron las PASO, por el cual en la primera semana alcanzó registros de intención de voto cercanos al 40%. Más asentado, en cambio, pareció asomar el intercambio que se produjo en el segundo y el tercer escalón entre Sergio Massa y Patricia Bullrich. La candidata de JxC fue la más afectada por la sorpresa de haber sido desplazada del primer lugar por los libertarios. Algo que los cambiemitas daban por hecho.
Las preguntas que abrió Milei, una recuperación en el ánimo de la postulante y, sobre todo, el empujón anímico que le dieron los tres triunfos provinciales consecutivos de candidatos a gobernador de JxC (Santa Fe, Chaco y Mendoza) atenuaron en estos días la palidez que dejó el soponcio de las PASO. El reordenamiento y el nuevo foco de la campaña y la reincorporación de algunos de los derrotados en las primarias aún están en proceso y muestran menos consistencia y efecto.
Las fisuras que nunca terminan de soldar con el eje radical integrado por Gerardo Morales y Martín Lousteau, del que entra y sale Gustavo Valdés, así como el aporte en modo corriente alterna de Mauricio Macri no ayudan a terminar de transmitir imagen de consistencia y armonía a la propuesta cambiemita.
El diferencial que podría significar la oferta de un colectivo robusto y bien ensamblado, integrado por cuadros con experiencia en la gestión, bloques numerosos de legisladores que podrían convertirse en primera minoría en el Congreso, una decena de gobernadores propios, cientos de intendentes en todo el país es hoy una foto movida que no termina de revelarse.
Milei, obviamente, pero aún el peronismo en estado de reconversión que tiene detrás Sergio Massa no podrían ofrecer algo similar sin que suene a un exceso del marketing. La interna de JxC dificulta la diferenciación cuando la gobernabilidad es una de las inquietudes que empiezan a instalarse en el electorado.
Tampoco la narrativa de la campaña bullrichista, ordenada en torno de un antikirchnerismo modelo 2015 y en la promesa de un “fin de la fiesta para los delincuentes”, parece capaz de romper el techo de intención de voto que le dejaron las primarias, ni terminan de consolidar el piso sobre el que necesita pararse para gana en el repechaje al que parecen destinados Bullrich y Massa.
“Tenemos que recuperar los votantes que eran nuestros y que se fueron con Milei. La mayoría son radicalmente antikirchneristas. Ahí es donde apuntamos y también donde nos puede ayudar Mauricio”, argumentan los estrategas de la campaña de Bullrich en su defensa ante las objeciones que le llegan de adentro y de afuera de su espacio.
El fulgor de la aparición de Carlos Melconian, como vocero económico y eventual ministro de Economía de un gobierno de Bullrich, ha perdido potencia con el paso de los días. Desde el propio comando parecen haberle bajado el gas a su hornalla, luego de que Massa calificara a la candidata presidencial de “ministra de Seguridad de Melconian”.
Son curiosidades y paradojas de la campaña, que se potencian cuando se ve en cada sondeo que los problemas económicos siguen al tope de las preocupaciones de la población. Lo reafirmó ayer la Encuesta de satisfacción política y opinón pública de la Unversidad de San Andrés, realizada entre el 14 y el 25 de este mes. Tanto para los votantes de Milei, como para los de Massa y Bullrich la inflación es la preocupación dominante, casi sin matices diferenciales.
El vergonzoso, pero ya desactualizado, índice de pobreza que volvió a superar el 40% sin haber contabilizado aún los efectos de la devaluación postPASO y el 12,4% de inflación de agosto, más el dólar paralelo que se aproxima a los niveles de pánico vuelven obviedades las encuestas sobre las angustias de los argentinos.
Sin embargo, las nuevas preguntas que abrió Milei tras su glorioso 13 de agosto, el descalabro que eso produjo en Jxc y el piso que sostiene el núcleo duro del perokirchnerismo explican tanto la vigencia de los tres tercios como la competitividad que hoy mantiene el oficialismo, aún llevando a su ministro de Economía (y virtual Presidente) de candidato presidencial. Un misterio muy difícil de comprender para cualquier observador extranjero.
Ahora habrá que ver qué efecto podrá tener el escándalo del cobro de los sueldos de medio centenar de empleados de la Cámara de Diputados bonaerense por parte un puntero del peronismo y la urgente nulidad de la causa, y liberación del detenido que dispusieron dos jueces ahora bajo sospecha, en cuyo adn hay rastros de genes peronistas.
No parece que vaya a diluirse el estrépito con el incómodo silencio de la cúpula provincial y nacional del peronismo al que le siguió el mayoritario hermetismo cambiemita bonaerense, con las aisladas y poco vehementes expresiones de apoyo a la investigación por parte del jefe del bloque radical de la Cámara baja provincial y primer candidato a senador nacional por JxC, Maximiliano Abad. Más bien lo contrario.
Las dos coaliciones parecerían trabajar para la campaña anticasta de Milei. Aunque también sorprende el mutismo de los libertarios sobre ese escándalo. Tal vez el silencio les sea en este caso más redituable que el ruido. Lo curioso (o no tanto) es que la candidata a gobernadora bonaerense de LLA, Carolina Píparo, podría no solo ser beneficiada sino que debería ser una voz autorizada para hablar sobre ese cuerpo legislativo en el que desde siempre reinan la opacidad, los pactos de silencio y las sospechas. Ella fue diputada provincial durante cuatro años, entre 2017 y 2021.
Solo serían ser nuevos interrogantes sobre los libertarios que confirman porque el hombre de las respuestas se volvió pregunta. Los tres tercios siguen en pie, el resultado de las elecciones se mantiene abierto y la incertidumbre suma nuevos capítulos.