Un anuncio de Sergio Massa no llegó al directorio del Banco Central, y el conflicto entre Mercado Pago, el BCRA y los bancos tradicionales sigue sin resolverse. “Quiero informarles que pedí la derogación de esa norma”, había anunciado el ministro de Economía y candidato presidencial ayer a través de las redes sociales, en referencia al cambio de sistema usado para las transferencias de dinero entre cuentas bancarias (CBU) y cuentas virtuales (CVU) que generó una áspera disputa en el sector. Pero, hasta el momento, nada cambió.
Fuentes de la autoridad monetaria confirmaron hoy que no hubo ninguna solicitud o planteo formal, y el directorio concluyó su reunión semanal de cada jueves sin realizar cambios en la normativa vigente. “No, nada”, fue la respuesta que obtuvo LA NACION de personas al tanto de este encuentro, al consultar por posibles modificaciones o consecuencias del “pedido” que Massa ayer comentó en las redes sociales. “No se entiende qué quiso decir”, abundaron.
Ayer, el exintendente de Tigre había difundido un mensaje a través de las redes, en el que planteaba una marcha atrás en el conflicto alrededor de una regulación del BCRA. Sin mencionarla explícitamente, se refería a la decisión que el 14 de septiembre había tomado el organismo, que establecía al 1° de diciembre como la fecha en la cual el sistema Debin -que utilizaban hasta aquí las billeteras virtuales como Mercado Pago para conectarse con las cuentas bancarias tradicionales- debía discontinuarse y reemplazarse por el esquema de “transferencias inmediatas pull”. No obstante, en el ente monetario no recibieron notificaciones y no realizaron modificaciones en la norma.
Tampoco hasta el momento hubo modificaciones en el esquema de negocios de Mercado Libre. En su mensaje en redes sociales, Massa sostuvo que había solicitado a las billeteras virtuales -un negocio que tiene a Mercado Pago como líder mayoritario- “que bajen la comisión que cobran por retiro de dinero y a los comercios”. Sin embargo, en la empresa fundada por Marcos Galperin no recibieron notificaciones por cambios de normas y, en consecuencia, tampoco cambiaron los costos y sus comisiones. “Seguimos sin nada”, fue la respuesta ante la consulta de LA NACION.
Qué hay detrás del conflicto
El último episodio de la disputa entre Mercado Pago, el Banco Central y las entidades tradicionales se vincula con una decisión que, en rigor, tiene varios meses. A principios de agosto, el BCRA introdujo el sistema ‘transferencias inmediatas pull’ que habilitó a los bancos incorporar en sus plataformas digitales el botón ‘ingresar dinero’, que les permitió a los usuarios transferir fondos desde cuentas de billeteras digitales (CVU) a sus cuentas bancarias (CBU) desde las apps de los bancos.
Hasta entonces, se utilizaba la herramienta Debin (débitos inmediatos), que fue el sistema que las billeteras virtuales, segmento en el que Mercado Pago es líder del mercado, utilizaron para crecer. Con el método Debin, los usuarios de las fintech podían asociar sus cuentas bancarias tradicionales y fondear las cuentas en billeteras digitales. El crecimiento de estas empresas digitales se vio acelerado por un atractivo en su negocio: mientras los bancos no pagaban interés por el dinero depositado en las cajas de ahorro, las fintech como Mercado Pago, Ualá o Naranja, pagaban a sus usuarios un interés por la plata que mantenían en estas cuentas virtuales.
Y mientras el sistema avanzaba en su implementación, entre bancos y empresas digitales, el 13 de septiembre, el BCRA dio un paso más en su regulación y, alegando cuestiones de mayor seguridad para el sistema, definió, a través de la Comunicación A 7841, que el 1° de diciembre sería la fecha límite para el reemplazo del Debin por las nuevas transferencias pull.
Días después de esa decisión, la empresa de Marcos Galperin emitió un duro comunicado que rechazaba la medida. Según su postura, esa disposición generaría un perjuicio para su negocio y podría afectar a 4 millones de usuarios, que tendrían dificultades para fondear sus cuentas en la billetera digital.
“No lo van a poder romper”, escribió en un tuit el fundador de Mercado Libre, Marcos Galperin, rechazando la disposición del BCRA que, según entienden en la empresa, responde a los intereses de los bancos para frenar el avance de la competencia fintech. En las entidades tradicionales, sin embargo, plantean que la nueva normativa dispuesta por el BCRA presenta mayores estándares de seguridad y replica las normas y procedimientos que rigen en otros mercados, como Europa, Australia o Brasil.
En términos operativos, la modificación está vinculada al sistema detrás del funcionamiento de las plataformas digitales y no presenta modificaciones en la operación cotidiana para los clientes. En el caso de las fintech, la decisión, ahora cuestionada por Massa, implicaba que cada usuario debía revalidar la conexión de las cuentas bancarias con su billetera digital (como Mercado Pago) por una única vez (ya empleando el nuevo sistema de transferencias pull).
La crítica de Mercado Pago apuntaba a esta operación, que implicaba supuestas “fricciones” por la integración entre los sistemas de la fintech y el home banking de cada entidad.
En el trasfondo de esta disputa también aparece otro conflicto latente, vinculado con el uso de los códigos QR, otro de los segmentos del negocio donde Mercado Pago fue pionero y es líder mayoritario. Tiempo atrás, el BCRA avanzó hacia la “interoperabilidad” (que los códigos QR puedan ser leídos y operados para pagos por cualquier billetera y no solamente por la firma que provee el código) y dispuso que esos QR permitan el pago con tarjeta de crédito desde cualquier billetera. Hoy, solo es interoperable para pagos con dinero en cuenta o transferencia de fondos. Para pagar con tarjeta de crédito, el pago debe hacerse únicamente desde la billetera digital que proporcionó el código QR.
Sin embargo, el BCRA dispuso postergar por 45 días la puesta en marcha de esa regulación, dispuesta para el 1 de septiembre, “a pedido” de Mercado Pago, el mayor proveedor local de estos códigos en el país. Esa decisión fue resistida por los bancos, que también presionan por la interoperabilidad y advierten por la posición “dominante” de la firma de Galperin en ese negocio.