La sequía y las restricciones para acceder a insumos por el cepo cambiario volvieron a impactar sobre la actividad económica, que cayó en julio 1,3% en relación con el mismo mes del año pasado y por cuarta vez consecutiva. Se trata, de todos modos, de un deterioro más atenuado si se tiene en cuenta que se venía de bajas mensuales superiores al 4% y que la medición desestacionalizada respecto de junio registra un alza del 2,4 por ciento.
Así lo indican los datos del estimador mensual de actividad económica que publicó este martes el Indec y que describen un panorama inquietante tanto para el sector agropecuario, que cayó 14%, como para la industria manufacturera, que quedó 3,7% abajo. “Es entendible porque se cosechó entre 40 y 50 por ciento menos de soja y maíz entre mayo y agosto”, dijo a LA NACION Teodoro Zorraquín, director de Zorraquín & Meneses.
Los productores no han podido desentenderse todavía de la sequía y tampoco advierten al respecto un alivio en el corto plazo. De ahí la catarsis de algunos ellos y de unos cuantos usuarios de Twitter frente a la Lic. Strellita Carballo, la cuenta que maneja en tono humorístico Stella Maris Carballo, investigadora de asuntos climáticos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). “Nos dijeron que en septiembre iba a llover”, le escribió el lunes la usuaria Natacha Diz, que se define como “cocinera”, y Carballo contestó: “No les crea. Hasta fines de diciembre van a vivir con la humedad al límite, siempre esperando la próxima lluvia. En enero llueve y en febrero se inundan”.
Agricultura, ganadería, caza y silvicultura fueron entonces las actividades más afectadas, aunque de modo más atenuado en relación con el cimbronazo del segundo trimestre, que venía alrededor de 40% abajo. Junto con la industria, esos rubros aportaron ahora 1,5 puntos porcentuales a la baja generalizada. “La actividad está 1,8% en el acumulado de los primeros siete meses del año -detalló el economista Esteban Domecq-. El dato sin estacionalidad sorprendió por lo positivo en el mes contra mes (+2,4%), pero probablemente sufra modificaciones a medida que se vaya incorporando más información en los próximos meses”.
En las fábricas, en tanto, volvieron a incidir las restricciones que las empresas tienen para acceder a los dólares oficiales y, por consiguiente, a insumos. Algo de esto había anticipado la semana pasada la Unión Industrial Argentina (UIA), cuyo informe indicó esta vez que, de los 12 sectores relevados, 7 habían producido en julio menos que durante el mismo mes del año pasado. “Las mayores caídas se registraron en metales básicos, impulsadas por variaciones negativas en la producción de acero; en minerales no metálicos, dado el menor dinamismo en la construcción, y en alimentos y bebidas, consecuencia de la sequía”, dice el documento de la UIA.
La Argentina está en crisis económica y no hay vestigios de mejora. El relevamiento del Indec consigna sin embargo que 11 de los 16 sectores que conforman el índice tuvieron aumentos. Entre ellos la pesca, que registró un excelente mes, con un alza del 20,5% respecto de julio de 2022, y explotación de minas y canteras, que subió 7,1 por ciento.
Lo que acaba de mostrar el Indec son, de todos modos, resultados anteriores a la devaluación del 18% que el Gobierno dispuso al día siguiente de las elecciones primarias y que seguramente se notará en los próximos informes. Pero que ya iban en julio en sintonía con otros relevamientos como, por ejemplo, las ventas en supermercados, también difundidas el martes, y que según el organismo cayeron 2,5% en relación con el mismo mes de 2022. El ticket promedio de estas operaciones tampoco da para celebrar: exactamente 6203 pesos, un 89,8% más que hace un año, es decir, muy por debajo de la inflación, que era entonces de 113,4 anual.