Transformaron una planta láctea en Villa Nueva y exportan el 40% de la producción

CÓRDOBA.- Santa Clara es una fábrica láctea argentina dedicada a la producción de leche en polvo entera y descremada, suero de manteca en polvo, producción de grasa anhidra de leche y butter oil; además elabora dulce de leche, manteca y quesos crema. Está en Villa Nueva, en el departamento cordobés de General San Martín, a unos 150 kilómetros de la capital provincial. La actual gestión compró la planta en 2017 y hoy exporta el 40% de su producción a Brasil y Rusia como principales destinos.

Villa Nueva -pegada a la ciudad de Villa María- integra una de las principales cuencas lecheras del país; en la zona hay varias lácteas y también Pymes productoras de quesos. Las condiciones geográficas, climáticas y de suelo que favorecen a la calidad de la leche. Santa Clara compra a tamberos de la zona.

Hace casi siete años, cinco socios -los principales son Ciro Echesortu (empresario de agronegocios; fue CEO mundial en la gigantesca Louis Dreyfus) y Marcelo Evangelista (distribuidor Bebidas) y los otros Jorge Estévez, Marcelo Reale y Federico Casco- se hicieron cargo de la planta con 75 años de historia en la localidad y que alguna vez había sido la número 1 de la suiza Nestlé.

“En ese momento la planta no estaba en su mejor momento, modernizamos, hicimos mantenimiento y empezamos a desarrollar un plan estratégico”, señala a LA NACION el gerente general, Casco.

La inversión se hizo enteramente con capitales argentinos y, en líneas generales, el perfil de producción es el mismo pero con más capacidad de industrialización. La empresa, que factura unos US$65 millones al año, procesa unos 300.000 litros de leche al mes (eran 190.000 litros cuando se hicieron cargo). Fabrican con su marca y también a fasson para algunos de los principales grupos que operan en la Argentina.

La empresa comercializamos en el país y exporta a varios países del mundo, aunque el foco está en Brasil y Rusia. Casco subraya que el proceso de internacionalización se hizo atendiendo la rigurosidad en los procesos productivos y en la calidad de la materia prima. Además de lácteos, en la planta de hacían bebidas, como un energizante, un negocio que cuando el grupo se hizo cargo, cerraron.

La exportación se centra el la leche en polvo; la grasa anhidra de leche (AMF), un producto lácteo obtenido a partir de crema de leche de alta calidad al que se le elimina la totalidad de humedad y sólidos no y fat fillied, obtenida a partir de leche fresca, descremada, pasteurizada y evaporada, a la que se le adiciona grasa vegetal (es un “reemplazo de la leche entera, le da más valor a la grasa”, explica Casco).

Indica que Rusia cuenta con beneficios arancelarios por lo que los productos argentinos logran ser competitivos. “Cuando nos hicimos cargo de la planta sabíamos que había posibilidades de exportar, estaba en nuestros planes”, señala. Hoy trabajan unas cien personas en la empresa (80 en la producción) que tiene oficinas en Buenos Aires.

La inversión desde 2017 ronda los US$2 millones y se destinó a modernizar las líneas y ampliar las capacidades de producción: “Trabajamos con las principales marcas del país por lo que contamos con todas las certificaciones de normas de calidad”. En el mercado local venden con su marca, Santa Clara, y también con Franciscana; para Brasil están desarrollando Clarísimo.

“El mercado brasileño es muy grande y competitivo -describe Casco-, es el mercado al que naturalmente se pueden exportar lácteos. Por su tamaño se puede ingresar y conseguir un espacio; nuestro plan estratégico apunta allí”.

Advierte que en la actual coyuntura hay problemas con la rentabilidad del negocio: “Con el dólar oficial pisado y con precios internacionales que no son tan buenos, el precio de la materia prima en dólares es alto. Hay menos margen. Eso genera un vuelco y más presión al mercado local que, a su vez, hace bajar los precios internos. Se genera un círculo complicado”.

La leche en polvo entera es el principal producto de exportación de la cadena láctea argentina, pero los precios internacionales vienen en baja desde hace años. En 2014, con US$4.757 la tonelada se marcó el mejor punto de un camino que empezó a ir en bajada hasta rondar los U$S 2.900.

En marzo de este año la Pyme obtuvo exenciones del impuesto inmobiliario, ingresos brutos y sellos por 10 años por parte de la Provincia de Córdoba y accedió a un subsidio por cinco años por cada nuevo trabajador que contrate y por el consumo de energía eléctrica. El proyecto de inversión por el que entró en la promoción industrial consistió en el remplazo en la formulación del producto actual, en donde se utiliza aceite de palma de origen malayo, por aceite refinado de girasol producido por AGD Córdoba.

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