El Gobierno piensa en un colchón para amortiguar el camino a diciembre

Mientras Sergio Massa apela al plan platita para mejorar su imagen, Patricia Bullrich intenta recuperar centralidad en la escena pública y Javier Milei acapara todas las miradas (y ataques) del círculo rojo, la economía se hunde en una ciénaga de dimensiones inconmensurables. No hay dudas a esta altura de que el ministro-candidato Massa hará lo imposible por traer algo de felicidad artificial hasta octubre, pero quienes toman decisiones empiezan a atormentarse cada vez más con qué puede pasar a partir del día 23, una vez que se haya superado la elección general.

Si bien el súper cepo y el último dólar soja contribuyó a que el Banco Central (BCRA) acumulara reservas. En septiembre sumó US$514 millones en el mercado cambiario, aunque el esfuerzo no será suficiente para cubrir los vencimientos comerciales de las próximas semanas y, mucho menos, para cancelarle US$831 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) en noviembre, mes en el que además se acordó realizar la revisión del acuerdo sellado en agosto.

De ahí que, pese a las sugerencias de la Cancillería, el Gobierno tendría previsto seguir adelante con el viaje del presidente Alberto Fernández a China el mes que viene. No es mucho lo que puede prometer un mandatario que está de salida, pero en el Gobierno apuestan a que la participación de Fernández en el Tercer Foro de China “La Franja y La Ruta de la Seda” ayude a que el presidente Xi Jingping destrabe el segundo tramo del swap (préstamo) que el gigante asiático prometió en mayo facilitarle a la Argentina. Serían US$5000 millones que servirían no sólo para hacer frente a eventuales turbulencias cambiarias hasta diciembre, sino -sobre todo- para mantener la economía algo oxigenada en términos de importaciones.

No por nada uno de los pocos confirmados en la comitiva oficial es el presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce. Para cubrir los vencimientos con el FMI en noviembre, se descuenta además que Massa deberá volver a apelar a préstamos “puente” como el que gestionó y consiguió de Qatar, en agosto pasado.

Si bien el candidato de Unión por la Patria pareciera haber ignorado por completo los términos de lo acordado con el organismo multilateral de crédito en estas semanas, en el Gobierno insisten en que no hay intenciones de caer en cesaciones de pago con el Fondo. “Hay que construir un puente para transitar noviembre”, dijo, con resignación, una fuente del equipo económico. “Plata para pagarle al FMI con el flujo corriente no hay, y se va a tratar de evitar caer en mora”, adelantó.

La novela del FMI sólo se dejó de lado por unas semanas, pero es larga, y volverá a dominar la agenda más temprano que tarde. Lo que habrá que ver es si países como Qatar son tan generosos con Massa, si el aura del candidato se esfuma el 22 de octubre. Ser sólo un ministro de un gobierno en retirada podría no alcanzar para sentarse en algunas mesas de negociación.

Gasto en alza pero ¿cuánto?

Los números finos del “plan platita” de Massa todavía están ensayándose. Falta conocer todas las variables para poder tener una estimación certera. Ni Massa la tiene, porque su generosidad tampoco tiene límites claros.

Pero por ahora, en Economía creen que el déficit primario podría estar alejándose en un punto porcentual con respecto a la meta de 1,9% del PBI fijada en el programa con el FMI. En parte, gracias a que la aceleración de la inflación contribuirá momentáneamente a inflar ingresos. Es un parche para las cuentas públicas de la peor calidad. Sólo por las devoluciones de IVA y el recorte de Ganancias, el Estado estaría dejando de recaudar en lo que resta del año unos $900.000 millones, según proyecciones que se manejan en el entorno de Massa.

La rebaja de Ganancias, sin embargo, seguirá generando polémica, más allá de su impacto sobre la inflación. Las provincias se resisten a aceptar la medida de Massa, y prometen dar pelea no sólo en el Senado, donde deberá tratarse ahora. Entre los gobernadores de Juntos por el Cambio se consensuó que, de avanzar en la Cámara alta, la medida se judicializará. En definitiva, son los gobiernos provinciales los principales afectados por el recorte de fondos.

Según la ley de Coparticipación, se supone que cada $100 que ingresan al fisco por Ganancias, $60 se distribuyen entre las provincias. Pero acá habrá menos para repartir… Se vienen meses de escasez a partir de diciembre, y por más que la mayoría de las provincias del país hoy son superavitarias, nadie quiere ceder derechos adquiridos.

En el ámbito privado, todas las decisiones quedan a merced del resultado de octubre. Molino Cañuelas, la empresa de alimentos que está en concurso de acreedores, tenía que presentar antes de fin de octubre un plan de pagos para su deuda por unos US$1500 millones. Según trascendió entre los bancos acreedores, la compañía -junto con Vicentin, uno de los principales deudores en cesación de pagos de todo el sistema financiero- tendría previsto pedir un pedido de prórroga por seis meses para poder presentar una propuesta definitiva una vez superado el periodo electoral.

Otros procesos corporativos, como la venta por parte de BNP Paribas de su administradora de fondos local, BNP Paribas Asset Management, quedaron congelados. Sin compradores firmes en el mercado local, ahora la apuesta de la compañía francesa sería vender la unidad de la Argentina de la mano de la de México. Se especula con que, de esta forma, podría volver a la mesa de negociaciones como comprador Santander, uno de los que habían manifestado en algún momento un interés.

Pero no hay mucho que pueda ofrecer la Argentina, hasta tanto no tener definido quién asumirá las riendas del país a partir de diciembre, y con qué plan. Salvo Bullrich, que a través de Melconian empieza a mostrar algunas cartas -hoy convocó a empresarios a una cena de recaudación en el Yacht Club de Puerto Madero, con un costo de $25 millones la mesa; y el 3 de octubre habrá un encuentro ampliado en el Movistar Arena, a $6 millones la mesa-, la realidad que ni Massa ni Milei adelantan sus hojas de ruta en caso de ganar la elección.

El candidato de Unión por la Patria probablemente ni la tenga; con una economía con inflación de dos dígitos mensuales, ya entrar al balotaje es una hazaña. La consultora EcoGo ya estima una inflación de 11,1% para este mes, con el rubro de alimentos corriendo a una velocidad mayor, de 13%.

El León…en su laberinto

En el caso de Milei, desde que las PASO le demostraron que tiene altas chances de transformarse en presidente, también comenzó a organizarse con mayor seriedad un grupo de trabajo que tiene por objetivo trabajar un proyecto de dolarización. A cargo de Emilio Ocampo, que bajó notablemente su perfil desde entonces, el grupo de expertos avanza con consultas técnicas con abogados, financistas y hasta con burócratas de organismos internacionales.

Uno de los grandes escollos que sigue teniendo el proyecto es el del financiamiento. No parece tan sencillo conseguir que el mundo le preste a la Argentina los varios miles de millones de dólares necesarios para llevar a adelante una dolarización -hay quienes hablan que se necesitan desde US$30.000 millones hasta US$50.000 millones-.

Menos cuando el candidato presidencial declara públicamente su admiración por Donald Trump, y crítica sin filtros al actual presidente norteamericano, Joe Biden. ¿Qué ofrecerá eventualmente Milei a sus votantes si la dolarización no sale? Es una incógnita. Quienes forman parte de su núcleo más cercano, no obstante, aseguran que el candidato libertario está convencido de que tarde o temprano será inevitable. En tal caso, al menos, el plan estaría armado.

Cuentan Andrés Borenstein y Gabriel Llorens en el libro que acaban de publicar, Puede fallar: economía y comunicación en 40 años de democracia, que cuando Juan Sourrouille elaboró el Plan Austral, en el gobierno de Alfonsín, no le contó siquiera al FMI que estaba por lanzar un plan de estabilización. Incluso, con la venia del Tesoro de Estados Unidos, hasta firmaron un acuerdo con el organismo de crédito que sabían que no cumplirían. Del mismo modo, Domingo Cavallo mantuvo bajo siete llaves la Convertibilidad, hasta que la anunció formalmente el 20 de marzo de 1991. Habrá que ver si finalmente el silencio entre los colaboradores más cercanos de Milei responde a la misma lógica.

El “León”, entretanto, empieza a ser testigo (¿y víctima?) de la desconexión profunda que existe entre la sociedad que lo apoya cada vez más fervorosamente y el círculo rojo que le tiene cada vez más temor. Las recientes críticas del empresario Eduardo Eurnekian, histórico mecenas del libertario, reflejaron esta contradicción.

Es cierto que la iracundia del Milei con los medios de comunicación no lo ayuda en este necesario proceso de seducción que deberá encarar entre quienes en definitiva toman decisiones claves para el país. Convencer a ajenos y aceptar las críticas se vuelve todo un desafío para un personaje que, de llegar a la presidencia, deberá administrar las expectativas de un país que hace tiempo dirime cómo salir del lodazal.

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