Patricia Bullrich llegó poco antes de las 13.30 al hotel Sheraton de Retiro, acompañada por su virtual ministro de Economía, Carlos Melconian, y por Dante Sica, el exministro de Producción de Mauricio Macri. En el salón San Telmo la esperaban los empresarios socios del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), quienes admitían sin dudar, pero sin mucha convicción, que iban a votar a la candidata de Juntos por el Cambio.
Mientras se servían unas pequeñas empanadas de carne en la recepción, el ambiente general era de preocupación por el ascenso del liberal Javier Milei, y por la inyección de dinero que el candidato y ministro de Economía, Sergio Massa, está volcando en la calle, con la ambición de lograr entrar al ballottage. “Ponete el casco el 23 de octubre”, decían en broma, pero con mueca de tristeza, los empresarios, luego de admitir que “la situación está complicada”. El ambiente empresarial pareciera haber entrado en un estado de resignación de que hay que transitar los próximos 32 días sin grandes esperanzas.
“A un mes de las elecciones nos encontramos sumidos en una profunda incertidumbre política, social y económica. El país está a la deriva. Este Gobierno fracasó. Sus políticas obsoletas en el mundo nos empobrecieron y nos alejaron preocupadamente de los mercados internacionales. En vez de hacer lo que debía hacerse, el Gobierno se ha enfrascado en internas e intereses particulares, mientras que nos deja en la cornisa de la hiperinflación”, dijo sin filtro el presidente del Cicyp y dirigente de la Sociedad Rural, Marcos Pereda, al comenzar el almuerzo.
En la mesa principal lo escuchaban los miembros del consejo: Eduardo Eurnekian (Corporación América), Alejandro Bulgheroni (Pan American Energy), Gustavo Weiss (Cámara Argentina de la Construcción), Nicolás Pino (Sociedad Rural Argentina), Daniel Funes de Rioja (Unión Industria Argentina), Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio) y Mario Grinman, (Cámara Argentina de Comercio y Servicios), entre otros.
El presidente del Cicyp también le dedicó unas palabras a Milei, aunque sin nombrarlo. “En el escenario actual, hay una idea adolescente de que para avanzar hay que destruir lo que hay. Avanzar no debe implicar eliminar a las instituciones, sino aportar para su buen funcionamiento”, dijo Pereda, quien luego le habló directamente a Bullrich: “Necesitamos que tome el timón con mano firme; que termine con las malas políticas, no con el sistema, y la institucionalidad”.
La candidata presidencial habló luego durante casi 30 minutos en un salón que había quedado grande para el evento. Si bien 242 empresarios pagaron los casi $85.000 de cubierto para escucharla hablar, en algunas mesas había sillas que habían quedado vacías (incluida la de Franco Moccia, el presidente de Fundación Pensar del Pro). Por caso, dos meses antes, previo al sorpresivo resultado de las PASO, Milei reunió a 255 empresarios en el mismo evento del Cicyp. Tal vez el salón más chico del hotel Alvear benefició la sensación de mayor convocatoria. Esa vez, las empresas que fundó Eunerkian habían tenido mayor presencia, entre Corporación América, Aeropuertos Argentina 2000 y la petrolera CGC, donde había varios excompañeros de trabajo de Milei, quien hizo gran parte de su carrera profesional en el grupo.
El empresariado cree que la Argentina tendrá viento a favor el próximo año y se frustra ante Juntos por el Cambio por dejar pasar “una oportunidad única” de gobernar con mayoría en el Congreso y apoyo de los gobernadores. Si bien a Bullrich todavía la ven “un poco desdibujada”, pese a la “buena incorporación de Melconian”, los líderes de negocios presentes acompañaron el discurso de la candidata con ocho aplausos, que iniciaba Adelmo Gabbi. La exministra de Seguridad terminó su disertación con una arenga. “En mi gobierno no va a haber amigos del poder. Todos podemos ser amigos, pero el poder va a ser para transformar la Argentina y todos tenemos que poner el hombro y no pedir un favor. Vamos los empresarios argentinos a desarrollar la potencialidad que tenemos”, exclamó, antes de responder preguntas con Melconian a su lado.
Por su rol de expresidente del Cicyp, Eurnekian suele dar el discurso del brindis final. Y al igual que le había dicho a Milei dos meses atrás, el empresario le dedicó “el mejor de los éxitos” en la próxima elección. “Nos ha llenado el espíritu de esperanza. Nos prometes orden, disciplina y un Estado que funcione. Sin milagros, sin las tantas trampas hipotéticas que se pueden realizar, o parecería que es dable realizarlo para demostrar firmeza. Tú nos has demostrado una Argentina clásica, luchadora, que tiene los valores y tiene las agallas para enfrentar el futuro”, dijo el empresario de los aeropuertos.
Las palabras de Eurnekian no pasan desapercibidas en el ambiente empresarial, sobre todo luego del crecimiento político que tuvo Milei. En el almuerzo pasado, el empresario le dijo al economista liberal: “Nos dio una perspectiva de un futuro posible. Se puede hacer, pero hay que ser ordenado, programado, disciplinado y coherente”. Eurnekian dejó hoy otra advertencia: “Si Javier Milei no se modera, no estamos para aguantar otro dictador”.
En la mesa principal parecían coincidir con Eurnekian, donde hacían circular la tapa del diario comunista Il Manifesto de Italia, que tenía la tapa de Milei dando un discurso eufórico con el título: “Psicópata sudamericano”.
En el ambiente empresarial se debate qué escenario sería el peor a partir del 23 de octubre. Algunos temen que si Massa logra entrar en la segunda vuelta, vaya a desplegar un “plan platita” mayor, con el impacto que eso podría tener en la inflación. Otros líderes de negocios miran con preocupación una transición electoral con un ministro de Economía sin poder político y sin poder de fuego para contrarrestar la volatilidad económica. “Lo de ayer [por la media sanción de Ganancias] fue una irresponsabilidad, una locura. No hay dudas de que vamos a tener turbulencias”, dicen, con resignación. “Hay que ser cautos y preservar los puestos de trabajo, mientras tanto”, agregan, en reserva.
Para darse ánimo, los empresarios traen a conversación las buenas proyecciones de cosecha que se esperan el año próximo y los excedentes de divisas que va a generar el sector energético. “Estamos en una mala foto de una muy buena película”, dicen, tratando de persuasión.