El día en que Javier Milei y la oposición se sumaron a la campaña de Sergio Massa

Sergio Massa recibió este martes un apoyo invalorable a su campaña presidencial. No provino de Cristina Kirchner ni de su hijo Máximo, sumidos ambos en un silencio casi atronador desde que el ministro candidato salió tercero en las ultimas primarias. El respaldo llegó del lugar más impensado: de la oposición. O, para ser más precisos, del vasto como inverosímil conglomerado de libertarios, izquierdistas, radicales, socialistas y los infaltables aliados provinciales que dieron quorum en la Cámara de Diputados y se aprestan a dar media sanción, en tiempo récord, a la reforma del impuesto a las ganancias que presentó la semana pasada.

Al promediar la tarde, el ministro de Economía y candidato presidencial llegó con aire triunfal al Palacio Legislativo. Logró el objetivo buscado: abroquelar en torno suyo a la mayoría de la oposición y dejar en soledad a Juntos por el Cambio. Con el desparpajo que lo caracteriza, Massa le arrebató a la oposición una consigna –el salario no es ganancia-, la enarboló como propia y borró de un plumazo los cuatro años en los que el oficialismo ignoró el reclamo. En el universo peronista todo vale cuando las urgencias electorales mandan; no importa si el costo lo debe pagar el próximo gobierno.

La sesión de la Cámara de Diputados exhibió postales tan contradictorias como llamativas. ¿Cómo se entiende, si no, la decisión del libertario Javier Milei, un economista que abjura del keynesianismo, de apoyar graciosamente la eliminación del impuesto a las ganancias a costa de profundizar el déficit fiscal? Porque el proyecto de Massa nada dice cómo compensará la caída en la recaudación que provocará esta medida. Ergo, se financiará con más emisión. Una herejía para el libertario que, aun así, apoya al ministro que amenaza con dejarle una bomba en la economía en caso de ganar las elecciones de octubre.

Pese a sus diatribas vocingleras contra el kirchnerismo, Milei demostró que su relación con Massa goza de excelente salud. El primer gesto lo hizo la semana pasada, cuando le dio la excusa al ministro de Economía de postergar el debate sobre el presupuesto 2024 y, con él, el incómodo trance de explicar sus pronósticos fallidos sobre la inflación. Y si de inflación se habla, el libertario –tan afecto a las redes sociales- no publicó ni un tuit sobre el índice del 12,4% del mes pasado. Tampoco hizo mención a ello en su discurso en el recinto; prefirió, más bien, dirigir sus embates a Juntos por el Cambio. El rival en común que tiene con Massa.

Los problemas de Juntos por el Cambio

Las contradicciones no se limitan al universo libertario. En Juntos por el Cambio generó no poco malestar la actitud de cuatro diputados de Evolución Radical, encabezados por Emiliano Yacobitti, de dar quorum en el recinto. Es cierto, como justifican los correligionarios que responden a Martín Lousteau, que el oficialismo ya tenía garantizado el quorum antes del arranque de la sesión. Lo que no se explica es por qué ocuparon sus bancas antes que muchos oficialistas lo hicieran. El quorum se alcanzó con ellos sentados.

Tampoco se entiende por qué contribuyeron al arranque de la sesión si luego votarían en contra del proyecto de Massa. A veces los gestos –el de aportar al quorum- valen más que los votos. Después de todo, el ministro Massa ha sido más que generoso con las transferencias a las universidades, entre ellas las que comanda Evolución, sugieren las voces más maledicentes.

En rigor de verdad, la posición de rechazo de Juntos por el Cambio a la eliminación del impuesto a las Ganancias también entraña contradicciones. Fue promesa de campaña de Mauricio Macri en 2015 y no la cumplió. Peor aún: durante su mandato se agrandó el universo de trabajadores asalariados alcanzados por el tributo. La principal fuerza opositora hizo de la rebaja de impuestos su caballito de campaña, pero ante el desafío de Massa optó por el camino más intransigente, el rechazo. Algunos legisladores, entre los que se contaba el radical Mario Negri, proponía la vía de la abstención. Cuando se la sometió a consulta con el equipo de economistas de Patricia Bullrich, no prosperó. Cuando Milei anticipó que votaría el proyecto enarbolado en su bandera de bajar impuestos, en Juntos por el Cambio desesperaron. Pero ya no podía haber marcha atrás.

Así, Juntos por el Cambio quedó en la situación más incómoda: explicar, con argumentos racionales que no conmueven al bolsillo, por qué esta medida, a su juicio electoralista e irresponsable, deparará mayor inflación. Como único consuelo se llevó la postal de los libertarios y los kirchneristas votando juntos. Habrá que ver si le sirve en su cruzada electoral hacia octubre.

MySocialGoodNews.com
Logo
Enable registration in settings - general
Shopping cart