Mientras las sembradoras comienzan a transitar los campos brasileños, la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), dependiente del Ministerio de Desarrollo Agrario de Brasil, brindó hoy sus primeras proyecciones oficiales para el ciclo agrícola 2023/2024 con buenos augurios para la soja y con una pausa, importante, en el impulso que traía la producción de maíz en las dos campañas precedentes. En el balance general, el organismo calculó el volumen total de granos en 319,51 millones de toneladas, un 1% por debajo de los 322,75 millones de la temporada 2022/2023.
Para la soja, el cultivo estrella que puso a Brasil en la cima de la pirámide mundial de oferta y de exportaciones, la Conab proyectó un crecimiento del área sembrada del 2,8%, de 44,08 a 45,30 millones de hectáreas; una mejora de la productividad del 2,2%, de 3508 a 3585 kilos por hectárea, y un aumento del volumen de la cosecha del 5,1%, de 154,62 a 162,43 millones de toneladas, marca que, de alcanzarse, se constituirá en un nuevo récord histórico. Ayer el organismo relevó el avance de la siembra sobre el 0,2% de la superficie prevista.
Pese a la vigencia de precios más bajos que un año atrás, la Conab afirmó que la soja continúa siendo un cultivo con alta rentabilidad para los agricultores, lo que influye en modo determinante para el aumento de la intención de siembra. “La tendencia de precios bajos está asociada a un shock de oferta, que permite estimar que en 2024 la disponibilidad mundial de soja será muy superior a la demanda. Aun así, la rentabilidad parece más positiva, debido, principalmente a la reducción de los costos de producción”, explicó el gerente de Productos Agrícolas de la Conab, Sérgio Roberto Santos.
En cuanto al maíz brasileño, que en la actual campaña 2022/2023 se vio muy favorecido por las caídas simultáneas en las ofertas de Estados Unidos y, sobre todo, de la Argentina, que le posibilitaron subir hasta la cima del podio de proveedores mundiales, con un cálculo de exportaciones actualizado por la Conab a 52 millones de toneladas, las perspectivas 2023/2024 presentadas por el organismo resultaron menos auspiciosas.
Al respecto, la siembra total de maíz (se divide en tres etapas) fue proyectada con una caída del 4,8%, de 22,27 a 21,21 millones de hectáreas; la productividad, con una retracción del 4,6% de 5922 a 5651 kilos por hectárea, y la producción, con una merma del 9,1%, de 131,87 a 119,84 millones de toneladas. En el caso particular de la segunda cosecha del cereal brasileño –la denominada safrinha–, el descenso fue calculado en el 10,9%, de 102,16 a 90,99 millones de toneladas.
“Actualmente el escenario no es muy positivo en cuanto a precios y a rentabilidad para el maíz, en tanto que las perspectivas hacia adelante tampoco son alentadoras para el cereal. Todo esto es evaluado por los productores al momento de definir su plan de siembra y nos da el impacto que vemos en el área de la nueva campaña”, señaló Santos.
El especialista agregó que por una combinación de la menor oferta con una mayor demanda interna para la producción de etanol y para el consumo animal, las exportaciones de maíz 2023/2024 de Brasil caerían hasta los 38 millones de toneladas, es decir, un 26,9% en la comparación con los 52 millones del ciclo actual. Esto le facilitaría a la Argentina la chance de recuperar los mercados perdidos en la actual campaña por falta de oferta, siempre y cuando el clima acompañe en buena forma el desarrollo de los cultivos locales.
Cabe señalar que las proyecciones hechas por la Conab para la nueva campaña de maíz difieren notablemente de las presentadas por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), que pronosticó la producción brasileña 2023/2024 en 129 millones de toneladas y las exportaciones, en 55 millones. No ocurre lo mismo con el dato de la soja, que quedó muy cerca de los 163 millones de toneladas calculados por el organismo estadounidense.
Para el cultivo de arroz brasileño la Conab auguró un crecimiento del 10,2% en el área de siembra, de 1,48 a 1,63 millones de hectáreas; un incremento del 2,4% en la productividad, de 6781 a 6946 kilos por hectárea, y un salto del 12,8% en la producción, de 10,03 a 11,32 millones de toneladas.
Estas perspectivas positivas para el arroz la Conab las fundó en la expectativa de una mejora en el escenario de precios que, combinado con una reducción de costos, apuntalaría la rentabilidad del cultivo. “Además, el fenómeno de El Niño tiende a incidir en una probable reducción de la superficie sojera en zonas bajas por la expectativa de una mayor intensidad de las lluvias. En consecuencia, en esas áreas el productor tenderá a priorizar el arroz, que es más resistente a las inundaciones”, explicó el director de Política e Información Agraria del organismo, Silvio Porto.