“Va a haber menos leche”. La crisis en los tambos podría tener consecuencias devastadoras en los próximos meses en los niveles de producción láctea en el país. La advertencia la vienen haciendo en los últimos meses los productores, quienes han sido severamente afectados por la sequía y las medidas del Gobierno. En este escenario, comenzaron a liquidar vacas productivas. En 2023, en el distrito bonaerense de Rivadavia, por ejemplo, vendieron para faena entre un 20% y 25% de las vacas lecheras en producción.
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Marcos Capelo, productor lechero de la localidad de Sansinena, partido Rivadavia, en la provincia de Buenos Aires, explicó que en este momento se están vendiendo vacas que todavía son eficientes. “Se está liquidando el rodeo a una velocidad que da escalofríos. En los últimos 30 días esto ha sido extraordinario. Hablamos con los colegas vecinos y todos están en la misma situación. Ya no tenemos una vaca de rechazo, gorda e improductiva para vender. Se están vendiendo vacas que producen y son eficientes, pero hay que venderlas para comprar comida para el resto. No se pueden vender más vacas todos los días para pagar los sueldos. Es difícil acompañar toda esta situación, aunque uno hace todo lo que puede”, dimensionó.
Si bien aclaró que Rivadavia no es una zona meramente lechera, sí lo son Trenque Lauquen, 30 de Agosto o General Villegas, donde están pasando esta situación poco común. “Este es el corazón de la sequía del país, por lo que marcan los mapas de lluvias del INTA. Acá no se ha cortado la seca. Llevamos acumulados en el año 280 milímetros, más el déficit del año anterior. La apuesta había sido a los cultivos de fina para hacer reservas, pero se estaban perdiendo. Literalmente se están secando. Va a ser difícil hacer reservas; las reservas de maíz de silos y los forrajes concentrados del año anterior fueron muy escasas”, precisó.
La ilusión son los pronósticos que indican que va a cambiar, pero esto todavía no llegó. Salvo que llueva en los próximos 10 días, aunque no está pronosticado. “Esto generó un aumento importante en los costos de los tambos de la zona, donde no se pudo producir en el invierno. Se concentró el uso de concentrados en la mayoría de los tambos para poder sostener la producción. Los tambos, por obligación para poder darle de comer a sus rodeos y seguir intentando producir un volumen de leche razonable por los distintos dólar soja y dólar maíz fueron haciendo que el concentrado subiera a un nivel de costo demasiado alto, al que no lo acompañó, de ninguna manera, el aumento del precio de la leche”, explicó.
Para agravar “la agonía” de los tambos, el salto del dólar oficial agudizó la problemática de los costos generales de la producción. En los últimos 30 días, los tambos tuvieron un aumento de entre el 20 y 25% en todos sus costos, mientras que la leche aumentó solo un 4,8%, según dijeron. El expeller de soja pasó de costar cerca de $115.000 a $160.000 por tonelada. “Esta política de recaudar dólares a fuerza de lo que sea ha desacoplado los precios de la materia prima, para nosotros que hoy son los concentrados, porque pasto no hay y reservas tampoco. Ha sido un golpe gigantesco: se está liquidando rodeo a dos manos”, advirtió.
Reiteró que han observado que está entrando a remate una gran cantidad de rodeo lechero, que es en promedio altamente productivo. “La crisis viene de largo plazo, pero el problema es que en tan corto tiempo a una crisis ya establecida se le sume un aumento del 20% de los costos no lo había visto nunca. Esto lo que ha agravado en extremo la situación es la sequía. Con un valor de los concentrados a un mejor precio relacionado con el litro de leche, se puede sortear distinto. No se está dando ninguna de estas cosas. Esto va a llevar a un gran achique del rodeo lechero, si no se hace una política de salvataje va a desencadenar en una reducción importante de la producción cuando entremos en el verano”, destacó.
La situación podría llevar a menos producción de leche en el país: “No hay ninguna posibilidad que los tambos durante el verano puedan tener la misma producción que el año pasado”.
Capelo, quien también es presidente de la Cooperativa de Tamberos de Rivadavia y miembro de la Sociedad Rural local, sostuvo que en esa zona los tamberos están intentando movilizarse a través de una asamblea con sus entidades, pero aseguran que tienen pocas esperanzas de resolver el problema. “Nos sentimos el último orejón del tarro. Estamos demasiado solos. No somos para el Gobierno una economía regional, ni somos productores agrícolas de commodities importantes, pese a que la lechería genera dólares para el país”, apuntó.
Tener que vender 10 años de genética que significa un animal, dijo, le genera no solo a él, sino a los productores que están en la misma situación una sensación de impotencia. “No existimos, no hay un solo partido político que hable de lechería. Nos sentimos desanimados, al extremo de conocer productores que entraron en depresión. Ir al campo, no encontrarlo verde o ver el rodeo más chico y los ingresos son más bajo en relación de lo que aumentan los costos… Y, psicológicamente, hay que estar preparado para una situación de esas. Uno necesita un acompañamiento para desahogarse de esa depresión y no lo encuentra en ningún sector”, dijo.
Según añadió, una salida para esta crisis es el aumento en los niveles de exportación de lácteos y la eliminación de las retenciones, lo cual posibilitaría que el precio pagado por la leche vendida al exterior sea más competitivo para el productor. El primer programa Impulso Tambero del Gobierno, de $600.000 por productor, explicó, no soluciona los problemas de fondo de los establecimientos, aunque puede significar un alivio para los tambos más chicos.
A través de las redes sociales, el secretario de Agricultura dijo que tras una reunión con el ministro de Economía, Sergio Massa, hoy se acreditaría el primer pago de Impulso Tambero 2, donde los productores recibirán hasta $800.000. El próximo miércoles fueron convocados representantes de la producción, industria y trabajadores del sector lácteo, además de los ministros de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires, para “escuchar y analizar” la situación del sector lechero.
Juan José Ubize, productor agropecuario, contó que en Rivadavia ya son pocos los tambos que quedan producto de la crisis. “Éramos 28, cerró uno y están cerrando otros tres”, dijo. A su vez, coincidió con Capelo, en que como última alternativa para financiar el quebranto han recurrido a la venta de los animales, fuera del proceso de descarte. “Lo normal y lógico es descartar aproximadamente entre el 8% y 10% de vacas del tambo por finalizar su vida útil, principalmente edad y número de lactancias. Pero en 2023 en el distrito se vendieron a faena entre un 20% y 25% en ocho meses. Hasta agosto, esto representó más de 1000 vacas, la mayoría [eran] productivas”, dijo.