El Banco Central (BCRA) lleva 24 ruedas consecutivas recomprando reservas por sus intervenciones sobre el mercado oficial de cambios, la mejor racha en más de dos años, que se inició tras la abrupta devaluación del peso luego de las PASO y le permitió adquirir algo más de US$1520 millones en un período del año en el que solía ser vendedor neto. El último viernes sumó otros US$50 millones.
De todos modos, los informes y las proyecciones (incluso las oficiales como el REM) muestran que los analistas y operadores tanto locales como del exterior siguen descontando que el gobierno de Alberto Fernández -al finalizar- entregará el Banco Central (BCRA) más vaciado desde la implosión de la convertibilidad. Hoy las reservas netas del BCRA se mantienen negativas en un rango que va de los US$4100 millones a los US$4500 millones, según las estimaciones, y el cuadro podría empeorar de aquí a diciembre.
Los expertos también consideran que esta administración no podrá evitar un nuevo salto del tipo de cambio oficial poco después de que lo saque del freezer en el que lo metió -a $350- hasta las elecciones, movimiento que podría ser incluso algo descontrolado si el comicio quedara definido con el candidato oficialista entre los derrotados.
Pero volviendo al presente, se podría decir que la seguidilla positiva en la compra de reservas se inició tras la puesta en marcha del dólar agro, que extendió a las exportaciones maiceras los beneficios antes concedidos a los sojeros, y le permitió al BCRA alzarse con casi US$1300 millones más desde su instauración (24 de julio) hasta los días previos a las últimas elecciones primarias, cuando debió volver a vender.
Esta racha compradora se sostiene también por las restricciones que acotan la demanda de los importadores y los números muy favorables que logró el ente monetario no hacen más que confirmar que el Gobierno sólo consigue saldos positivos cuando concede tipos de cambio diferenciales y más altos al oficial, o bien cuando devalúa directamente. No se modificaron en nada las expectativas.
Al 07/09, las reservas netas del BCRA se ubicaron en USD -4.560 millones: las reservas líquidas fueron negativas en USD 11.309 M, USD 3.806 M correspondieron a oro y USD 2.944 a DEG. Las reservas totales se situaron en USD 27.651 M. pic.twitter.com/EvDDTnapnG
— GERES (@Economiageres) September 14, 2023
Para la lectura del mercado, el dólar soja 4 vigente hasta fin de mes, que le permite al complejo sojero retener el 25% de las divisas exportadas o liquidarlas por el canal financiero (en cuyo caso acceden a un dólar promedio en torno de los $440/50), generó un oasis cambiario que se esfumará dentro de 10 ruedas.
“El programa hoy está cumpliendo los dos objetivos que perseguía: generó las condiciones para que el BCRA sostenga la recompra de reservas y reduzca sus intervenciones sobre los dólares financieros -que habían sido muy fuertes el mes pasado- ya que ese dólar que los sojeros pueden evitar vender por el MULC [el mercado oficial] y vuelcan a los dólares financieros ayuda a mantenerlos anestesiados y a un menor costo”, explica el director de la consultora Anker Latinoamérica, el economista Martín Vauthier.
El renovado incentivo funciona, sostienen los especialistas, porque al aumentar en un 25% los precios ofrecidos en puerto para el grano, motivó a los productores a liquidar una parte de su tenencia para fondear los gastos de la actual campaña y comenzar a prepararse para la siguiente, que viene con mejores perspectivas (la Bolsa de Cereales de Buenos Aires recientemente estimó un salto del 138% para la próxima campaña de soja), algo que se deja ver en el aumento de US$30 millones a más de US$75 millones que mostraron las liquidaciones promedio del sector.
La cuestión es que el dólar soja 4 vencerá en dos semanas y que se calcula que el tipo de cambio oficial, al mantenerse quieto en $350 en medio de una fuerte aceleración inflacionaria, llegará a esa fecha a un nivel real que podría ser incluso inferior al que mostraba antes de la devaluación post-PASO.
Es algo muy factible dado que, según la propia estadística oficial, el índice de tipo de cambio real multilateral –que había saltado de 96,3 a 116,5 tras la fuerte depreciación del peso- ya perdió 9,1 puntos (está en 107,4) o resignó un 45% de lo ganado tras la medida decidida por el ministro de Economía, Sergio Massa.
Con una elección presidencial inminente, esto funcionaría como un importante desaliento a la liquidación de divisas. “En este esquema, tal como está planteado, es el punto en que volvemos al desierto cambiario, y a uno más extremo”, advierte Eduardo Ganapolsky, especialista en finanzas y titular de Proficio Investment.
En otras palabras: el mercado –por todas estas razones- interpreta que el plan soja 4 fue diseñado por el Gobierno no para mejorar la posición neta de reservas del Central (la que importa), sino para dotarlo de munición suficiente como para que pueda seguir interviniendo todo lo necesario sobre los dólares financieros para que no se dispare más la brecha cambiaria en las 14 ruedas de octubre previas al comicio.
Vauthier espera una baja volatilidad para los dólares financieros mientras dure el soja 4 pero advierte que difícilmente esta se prolongue. “Hay que tener en cuenta que hoy mismo los dólares financieros siguen mostrándose tomadores, lo que obliga al Banco Central a mantener en guardia la tutela y seguir interviniendo sobre ello”.
La lectura se encuentra a su vez potenciada porque el saldo neto de reservas sumadas sigue siendo muy bajo cuando a las cifras compradas cada día por el BCRA en el mercado oficial se les descuentan las dilapidadas para intervenir sobre los dólares MEP o Contado con Liquidación (CCL).
El director de Aurum Valores, Pablo Repetto, recuerda al respecto que la actual acumulación de reservas netas “es casi nula a pesar del dólar soja 4″ por lo que una vez que este programa termine “ese stock hoy estabilizado o con una muy leve recuperación va a retomar un sendero decreciente”.
En este marco no duda de que la intervención oficial en los mercados financieros “va a seguir siendo todo lo marcada que necesiten e irá otra vez en crecimiento cuando pase este veranito”. Dice al respecto que “tanto si Massa queda dentro de un eventual balotaje como si no, el uso de reservas se incrementará ya sea por electoralismo o por la escasa voluntad de transición colaborativa”.
Así las cosas, según coinciden en el mercado, la tregua cambiaria tiene fecha de vencimiento y lo “ganado” en esta racha compradora por el BCRA será sacrificado por el Gobierno en el tránsito hacia las elecciones, quedando luego un mes y medio hasta el traspaso de mando que transcurriría en condiciones que aún nadie se atreve siquiera a aventurar.
Claro que en ese punto, las reservas netas de la entidad que conduce Miguel Pesce que, como se dijo, se mantienen negativas en un rango que va de los US$4100 millones a los US$4500 millones, volverán a rondar en un rojo de US$10.000/11.000 millones cuando Alberto Fernández entregue la banda presidencial, ni más ni menos que el punto en el que estaban antes del último desembolso del Fondo Monetario Internacional.
Es un número estimativo que puede variar. “Es una proyección que supone que se hacen los giros al FMI previstos en ese lapso y que se siguen validando pagos de importaciones al nivel actual”, coincidieron Vauthier y Repetto.
Es, vale recordar, una cifra que no contempla las deudas por el equivalente a unos US$2000 millones que el Central hoy acumula en las Letras Internas (Levid) emitidas en dólares pero liquidables en pesos, y por su exposición al dólar futuro, “ni los US$20.000 millones adeudados a importadores (por permisos ya emitidos) según la brecha abierta entre las cifras de Aduana y las cursadas por el mercado único y libre de cambios”, recuerda el economista Fernando Marull.