“Lo que estamos haciendo es resistir”. El productor ganadero Horacio Crespo nunca imaginó que la actual sequía se convertiría en una “catástrofe tan extensa y duradera”. En su campo, ubicado en Colonia El Toro, en el partido bonaerense de Carlos Tejedor, aún no llegó el tan esperado alivio de las lluvias. Allí, en lo que va del año apenas registraron menos de 300 milímetros, una cifra notablemente por debajo de la media de 556 milímetros. Esto ocurre después de dos años de una sequía interminable. En este contexto, el productor está haciendo todo lo posible por mantener su ganado en el establecimiento, aunque ya se ha visto obligado a reducirlo en aproximadamente un 25%.
Además, ya sufrió un descenso en el porcentaje de preñez: pasó del 90% en años anteriores a un 75% ahora. El campo de 500 hectáreas donde hace cría e invernada, está teñido de marrón por la falta de pasturas.
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Esta semana, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informó que las recientes lluvias no fueron suficientes y que continúa la falta de agua en el norte y oeste de la región pampeana. Alertó que el trigo cultivo sigue deteriorándose y recortó la estimación de la próxima cosecha del cereal en 600.000 toneladas, a 15 millones de toneladas. Asimismo, dijo que si no llueven 50 mm en la primera quincena de octubre en las zonas que quedaron fuera de las últimas precipitaciones la intención de maíz podría caer y pasarse a soja.
Con 66 años, Crespo estuvo al mando del negocio familiar que su padre inició. Comparte esta responsabilidad con su hermano, con quien se dedican a la ganadería de cría e invernada.
En marzo pasado cerraron un tambo fábrica donde elaboraban masa para mozzarella y también abandonaron la producción de cerdos, debido a diversas razones, entre ellas la falta de rentabilidad, aumento de los costos, incluyendo la sequía y el hecho de que considera que “están grandes”.
“La ganadería genera arraigo, donde hay vacunos o tambos siempre hay gente y eso hay que defenderlo”, dijo el productor, preocupado por la situación que atraviesa con sus vecinos. El tuvo que desprenderse de parte del rodeo. De las 147 vacas que tenía, redujo su número a 112.
“De repente, nos hemos acostumbrado a ver camiones cargados de agua ingresando a los campos. Yo nací y crecí en el campo, y esto es algo que nunca antes había sucedido en esta zona”, comentó.
Esta situación se debe a que, cuando los niveles freáticos descienden por la sequía, el contenido de salinidad en las aguas de vertiente para el consumo animal aumenta volviéndola no apta para el consumo. Por esta razón, contó que es común encontrar a los productores transportando cisternas de 5000 a 10.000 litros de agua o incluso comprándola directamente de camiones que la suministran. Esta agua se vuelca en los tanques conectados a los molinos con el fin de reducir la concentración de sales.
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En la zona no se ven sembradoras avanzar en los lotes para sembrar maíz. En su caso ya lleva dos años con la pérdida de la siembra del cereal.
Con este antecedente, el productor manifestó su preocupación por el atraso de las tan esperadas lluvias porque se agrava el atraso de la siembra de los cultivos que utilizan como forraje. Por ahora, para sobrellevar la situación, miden el agua en los tanques de los molinos y trasladan la hacienda de acuerdo a eso.
De acuerdo a la BCR, hay probabilidad de precipitaciones a partir del martes 19, pero la inestabilidad afectaría principalmente al este de la zona núcleo.
“Los pronósticos muestran señales de actividad pluvial durante la tercera semana del mes pero con volúmenes moderados y sobre el este. También muestran probabilidad de lluvias recurrentes sobre el centro y norte mesopotámico, dónde no se necesitan”, dijo el consultor Alfredo Elorriaga a la entidad.