Las campaña de Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires apenas comienza a tomar un poco de color y la preocupación que se había impregnado dentro del espacio se modera. “Va mejorando de a poco”, repiten quienes forman parte del armado bonaerense y que saben con lo que se enfrentan: un escenario político en el que cada vez es más complejo encontrar un lugar propio, sumado a la dificultad de reponerse del desgaste que significó la interna. Devolverle “épica” a la campaña y evitar que los intendentes propios jueguen solos, indican, son los desafíos por delante.
Los equipos de campaña de Patricia Bullrich, la candidata presidencial de Juntos por el Cambio, y su aspirante a gobernar la provincia de Buenos Aires, Néstor Grindetti, trabajan para reponerse del batacazo electoral que dio Javier Milei en las PASO y tratan de pulir su discurso para no quedar desdibujados entre sus contrincantes de Unión por la Patria y La Libertad Avanza. La boleta bonaerense, atrapada entre la postulación presidencial y la de intendente municipal, por lo general es apalancada por estas dos categorías. Por eso, en el armado del alcalde de Lanús en uso de licencia apuntan a consolidar los extremos de la papeleta y hablan de “levantarla a Patricia”.
Los yerros discursivos, la carencia de un foco y los problemas para integrar los equipos elevaron la ansiedad de los dirigentes que pelean para seguir en carrera. Sin ballottage, en la elección provincial no hay margen de error: el 22 de octubre se define quién será el próximo gobernador y los 135 intendentes bonaerenses.
“La situación después de las PASO es muy compleja. No hay una coordinación fluida”, señaló a LA NACION un candidato a intendente del conurbano bonaerense que integró las filas de Diego Santilli y Horacio Rodríguez Larreta, y que logró superar la interna en su distrito. “Más allá de las buenas intenciones, hay responsabilidad de quienes ganamos de convocar a integrar los equipos y armonizar el armado con quienes perdieron”, explicó.
“La campaña arrancó más o menos, pero ya mejoró. Incluso, está ordenada la fiscalización y empezó a haber material de campaña”, se ilusionó un dirigente que acompañó la postulación de Grindetti y Bullrich en las primarias. Desde hace ya dos semanas, se llevan adelante reuniones de candidatos -ganadores y perdedores- para mejorar los esfuerzos de integración y coordinar agendas de campaña en la primera, segunda y tercera sección electoral.
Cuando falta poco más de un mes para la próxima contienda electoral, quienes conocen la lógica territorial de la provincia de Buenos Aires indican que “falta mucho”, pero advierten que hay que cuidar que no empiece “el delivery de boletas”. Los intendentes olfatean la temperatura de la calle y no dudan en repartir su parte de la papeleta con la de otros espacios para preservar su casa matriz.
El momento más fuerte de la campaña, indicó una figura clave en el armado de Santilli, será durante los últimos 25 días antes de las generales. “40 días en la calle es decirle a la gente que la política está por encima de sus problemas. Empieza a despegar la campaña, pero no hay un clima demasiado sobrado para pedir el voto”, deslizó a LA NACION.
Sumar épica
“Patricia tiene que volver a ser ella”, insisten en el equipo de campaña bonaerense de la candidata presidencial, integrado por Cristian Ritondo, Adrián Urreli, Maximiliano Abad y Sebastián García de Luca, quien también funge como coordinador político de la estrategia nacional.
De un lado y del otro, la intención de limar asperezas, consolidar el porcentaje que sacó el espacio en las primarias y enfocarse en sumar adhesiones está clara. A nadie le conviene que Juntos por el Cambio haga una mala elección. Sin embargo, las heridas que dejó la interna todavía no terminan de sanar. “Perdimos foco y nos desperfilamos”, dijo esta semana Mauricio Macri sobre el costo de la bifurcación de candidaturas. Por eso, los pases de factura forman parte del combo de unidad post PASO y algunos gestos no pasaron desapercibidos: ni Santilli ni Rodríguez Larreta fueron invitados al casamiento de Grindetti y Karina Spalla.
“No sobra nada. Hay que sumar a todos y que se sientan parte”, alertan con preocupación en el equipo de Santilli, y destacan que el actual diputado nacional trabajará “a fondo” para que los referentes de su espacio ganen. “Va a recorrer entre 20 y 30 distritos de toda la provincia, tanto conurbano como interior, y acompañará a los candidatos a intendente que ganaron en las PASO. También tendrá actividades con Néstor y otras con Néstor y Patricia. La idea es salir más en los medios para apoyarlos”, señalaron.
Esta mañana, se lanzó con entusiasmo una “nueva etapa de la campaña”, en la que Bullrich emprenderá en un motorhome -”la patoneta”- una recorrida por todo el país.
La idea es evocar la campaña del “sí, se puede” de Mauricio Macri entre las PASO y las generales de 2019 en las que el expresidente logró sumar ocho puntos. El número mágico que repiten en el equipo de la exministra de Seguridad es 32%. Con eso, dicen, se meten en un eventual ballotage. Con la convicción de que los 11 puntos que sacó Rodríguez Larreta permanezcan dentro de la marca, que obtuvo el 28% de los sufragios, apuntan a sumar cuatro puntos. “Del 5% de personas que se sumen a votar, robar 2%. De los que votaron a Milei en las PASO con la esperanza de castigar y que hoy se asustaron, arrebatar otro 2%”, especulan. Una buena elección nacional confían en que podrá apalancar a Grindetti en la provincia.
Por su parte, el candidato a gobernador trabaja en reforzar su imagen. Ayer visitó las localidades de Villa Gesell, Santa Teresita, Mar del Plata , Santa Clara, Ayacucho y Rauch, y hoy se encontrará con su referente nacional en Bolívar. Las alarmas, no obstante, se encendieron entre los dirigentes provinciales cuando se habló de la “agenda internacional” del intendente de Lanús en uso de licencia. “La seguridad, la educación, la generación de empleo y la salud son los temas centrales. Hay que machacar con eso y ser más concreto”, dijo un alcalde bonaerense.