Cuando las autoridades del Reino Unido creían tener entre la espada y la pared a Christian Brueckner, el principal sospechoso por la desaparición y posterior asesinato de Madeleine McCann, la pequeña de tres años que desapareció de su cama en la noche del 3 de mayo de 2007 en un centro turístico de Praia da Luz, en Portugal, el testigo que lo acusó amenazó con dejar de ofrecer ayuda para resolver el caso. La noticia causó estupor, ya que se trata de una pieza clave en la investigación.
El Cráter de Batagaika: dónde se encuentra la “puerta al inframundo” que atemoriza a los habitantes de la zona
Hace pocos meses, Helge B. reveló los crudos detalles del momento en el que el hombre de 46 años le confesó el crimen que, al parecer, perpetró su amigo y aportó más datos sobre cómo lo conoció. Sin embargo, fuentes cercanas a la investigación alemana, país donde vive el acusado, afirmaron que el testigo daría marcha atrás con las acusaciones.
Una declaración clave: “Me dijo que ella no gritó”
Los policías buscan concluir el caso y atrapar finalmente a Christian B, algo que creyeron fácil de lograr gracias a las declaraciones de su examigo, quien se convirtió en una pieza fundamental para el caso.
“Lo conocí en un estacionamiento en Portugal. Parecía alguien bueno. Con el paso del tiempo, nos hicimos más cercanos y comenzó a abrirse más sobre su vida delictiva. Me dijo que solía escabullirse dentro de hoteles. Era buen trepador. Entraba normalmente por los balcones”, expresó en junio de este año en una entrevista exclusiva que ofreció al diario Alemán, BILD.
Una agente de la CIA explicó por qué siempre debés reservar la habitación del hotel en un tercer piso
En una de las ocasiones en las que Brueckner fue arrestado por la policía de Praia da Luz, sitio donde se encontraba el hotel en el que Madeleine se hospedó el día en que desapareció del mapa, Helge fue al departamento de su amigo -ahora detenido- por motivos que no reveló. Allí, descubrió algo que lo dejó atónito.
“Cuando llegué al lugar, la puerta estaba abierta. Entré, registré el domicilio y encontré una cámara de video, un montón de películas y un arma. Luego volvió a mi casa, donde tenía un televisor grande, y vi los primeros videos. Pensé que eran grabaciones comunes hasta que vi un video con una mujer mayor”, sostuvo.
Acto seguido, ofreció más detalles al respecto: “Se podía ver cómo alguien la azotaba. Estaba atada y tirada en una cama. Tenía antiparras puestas y no podía ver nada. Sobre el final de la grabación, el agresor se sentaba, a pocos metros de la víctima, y se sacaba la máscara que traía puesta. Vi que era Brueckner”.
También encontró otra filmación, pero esta vez se trataba de una niña menor, de entre 13 y 14 años y con detalles más escalofriantes. “Ese día supe qué tipo de persona era”, aseguró. Ante lo expuesto, el hombre habló con un amigo policía y su abogado, quienes le aconsejaron no reportar el crimen. Por ese motivo, tiró el arma que estaba en el sitio y vendió la cámara de video. “Cuando abandoné Portugal, dejé los videos en mi camioneta. Hoy no sé dónde están”, manifestó.
Se fue a trabajar, dejó una cámara encendida y se aterró al ver quién se metió en su cama: “Dijo que va a volver”
Tras el inesperado hallazgo, el principal testigo del caso y Brueckner volvieron a verse las caras un año después de que la pequeña fuese reportada como desaparecida, en 2008. “Nos encontramos en el Festival del Dragón, en Orgiva, España. Fue difícil para mí. Yo sabía lo que este hombre había hecho”, dijo.
“Cuando nos sentamos, me preguntó por qué no había vuelto a Portugal. Le dije que desde que una niña había desaparecido allí, el lugar estaba repleto de controles policiales y eso no me servía. También me mostré confundido por no entender cómo una pequeña podía desvanecerse sin dejar rastro”, recordó. Fue entonces que el presunto raptor de la niña de tres años, admitió: “Ella no gritó”.
“Él se dio cuenta de que yo entendía de lo que estaba hablando. Al día siguiente, escapó”, continuó en su relato. “Cerca de las 3 o 4 de la madrugada, se subió a su motorhome y partió sin rumbo. Cuando yo desperté, hablé con los vecinos y fueron ellos mismos quienes confirmaron que se había ido del lugar”, concluyó.
Por qué todo podría quedar en la nada
A pesar de las declaraciones, que se volvieron esenciales, según consignó el medio The Sun, en la actualidad fuentes cercanas a la investigación alarmaron que el hombre pronto podría negarse a argumentar sus afirmaciones ante los tribunales. “Se dice que Helge B está a punto de retirar sus pruebas. Le pagaron una suma enorme por repetir su declaración en un periódico alemán y ahora está desconectado. Simplemente sirve para mostrarte con qué tipo de personas estás tratando y su credibilidad como testigos”, dijo una mujer ligada al caso en diálogo con el medio citado.
El discurso de un millonario australiano sobre la “arrogancia de los trabajadores” que se volvió viral
Por su parte, el fiscal de investigación de McCann, Hans Christian Wolters, afirmó que no estaba al tanto del cambio de opinión por parte del testigo. Sin embargo, aseguró que sus afirmaciones son muy importantes: “Cualquiera que haya dicho algo debe ser medido por ello. Los testigos están sujetos al deber de decir la verdad: tienen que testificar. No podés simplemente elegir algo así”.
Según afirmaron, las amenazas de retirarse del caso se produjeron cuando Christian B difundió cartas de súplica a sus conocidos con el pedido de que lo respaldaran si iba a juicio. El hombre, actualmente, enfrenta cargos de violación y delitos sexuales contra jóvenes ocurridos en los últimos años.
Mientras tanto, Gerry y Kate, los padres de la niña, continúan expectantes y bajo una gran angustia por saber sobre qué paso con su hija aquel verano del año 2007. A pesar de las pistas falsas y miles de kilómetros recorridos, tienen la esperanza de poner un punto final a la investigación y llevar un poco de tranquilidad ante tanta incertidumbre.