Desde que Menachem Mendel Schneerson murió en 1994, miles de personas de todo el mundo visitan cada año su tumba, ubicada en el cementerio de Montefiore en el distrito de Queens. El sitio es conocido como el “ohel”, en referencia a la estructura que protege el lugar de descanso del Lubavitcher Rebe. En julio de este año, Javier Milei -católico, pero con fuertes vínculos con el judaísmo- viajó a Nueva York a rendir homenaje al difunto rabino, considerado uno de los líderes judíos más influyentes del siglo XX.
“Cambió el mundo y me influyó mucho. Siempre lo recordaré”, escribió el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en 2019, cuando se cumplían 25 años de su muerte. También para ese aniversario, Ivanka Trump y su marido, Jared Kushner, se acercaron a rezar al lugar en donde el rabino ortodoxo está enterrado junto a su suegro.
El Ohel de todos… pic.twitter.com/qrGSUfrC4p
— Rafi Tawil (@TawilRafi) July 15, 2023
Pero, ¿quién es este poderoso hombre al que visitaron sucesivos presidentes estadounidenses como John F. Kennedy, Franklin D. Roosevelt Jr., Ronald Reagan y Jimmy Carter?
El rabino Menachem Mendel Schneerson nació el 5 de abril de 1902 en el puerto del Mar Negro de Nikolaev en el Imperio Ruso (ahora Mykolaiv en Ucrania). Su padre era el rabino Levi Yitzchak Schneerson, un renombrado erudito del Talmud, un inmenso código civil y religioso, elaborado entre el siglo III y el V.
En 1907, cuando Schneerson tenía cinco años, la familia se mudó a Yekatrinoslav (hoy Dnipro), donde su padre fue nombrado Rabino Jefe de la ciudad. Sirvió en ese cargo hasta 1939, cuando fue exiliado por los soviéticos a Kazajistán. Schneerson tenía dos hermanos menores; uno fue asesinado en 1944 por colaboradores nazis, y el otro falleció en 1952 mientras completaba sus estudios doctorales en la Universidad de Liverpool.
Durante su infancia, Schneerson estuvo involucrado en los asuntos de la oficina de su padre. Se dice que actuó como intérprete entre la comunidad judía y las autoridades rusas en varias ocasiones. Los principios de Levi Yitzchak fueron una guía para su hijo durante el resto de su vida. Muchos años después, cuando rememoraba su juventud, Schneerson dijo: “Tengo la educación del hijo primogénito del rabino de Yekaterinoslav. Cuando se trata de salvar vidas, hablo sin importar lo que otros puedan decir”.
Desde niño, Schneerson era considerado un “illui” –un prodigio–, según el libro Great Jewish Men, y con 17 años ya dominaba todo el Talmud, que tiene 5422 páginas. Pronto se ordenó como rabino, al igual que su padre.
En 1928 se casó con Chaya Mushka, hija de Yosef Yitzchak Schneersohn, el sexto Rebe del movimiento jasídico Jabad Lubavitch, una rama del judaísmo. Estuvieron casados por 60 años hasta la muerte de Mushka en 1988 y no tuvieron hijos.
Durante los primeros años de matrimonio la pareja vivió en Berlín, donde su suegro le asignó tareas comunitarias. Pero en 1933, cuando los Nazis tomaron Alemania, los Schneersons se mudaron a París, en donde permanecieron hasta el 11 de junio de 1940, unos días antes de la ocupación Nazi de la capital francesa.
Un año después, el matrimonio escapó de Europa, emigró a Estados Unidos y se instaló en Nueva York, en donde se convirtió en el séptimo Rebe de Jabad, después de la muerte de su suegro en 1950.
Movimiento influyente
Schneerson tomó a un grupo jasídico casi al borde de la extinción después del Holocausto y lo transformó en uno de los movimientos más influyentes en la religión judía, con una red internacional de más de 5000 centros educativos y sociales. Las instituciones que estableció incluyen jardines de infancia, escuelas, centros de rehabilitación de drogas, hogares de cuidado para discapacitados y sinagogas.
Las enseñanzas publicadas de Schneerson llenan más de 400 volúmenes, y se lo reconoce por sus contribuciones a la continuidad judía y al pensamiento religioso, así como sus amplias contribuciones a la erudición tradicional de la Torá. También se lo reconoce como el pionero del alcance judío o “kiruv”.
Durante su vida, muchos de sus seguidores creyeron que él era el Mesías. Su propia actitud hacia este tema y si lo alentó abiertamente es objeto de un acalorado debate entre académicos. Durante la vida de Schneerson, la controversia mesiánica y otros problemas provocaron fuertes críticas desde muchos sectores en el mundo ortodoxo, especialmente ganándose la enemistad del rabino Elazar Shach.
En 1978, el Congreso de los Estados Unidos pidió al presidente Jimmy Carter que designara el cumpleaños de Schneerson como el Día Nacional de la Educación en Estados Unidos. Desde entonces, se conmemora como el Día de la Educación y el Compartir.
En 1994, Schneerson recibió póstumamente la Medalla de Oro del Congreso por sus “destacadas y duraderas contribuciones hacia la mejora de la educación mundial, la moralidad y los actos de caridad”.
El mensaje de Biden
Este año, el presidente Joe Biden volvió a firmar una orden presidencial, declarando el segundo día de abril como el “Día Nacional de la Educación y el Compartir”.
“En el Día de la Educación y el Compartir, honramos la memoria del Lubavitcher Rebe, el rabino Menachem Mendel Schneerson, quien dedicó su vida al alcance y la enseñanza, construyendo puentes, desafiándonos a crecer y defendiendo la tolerancia y el aprendizaje”, declaró el mandatario.
“Desde Brooklyn, convirtió el dolor en propósito y construyó un movimiento global dedicado a la educación, la camaradería y la sanación. Mi administración ha defendido firmemente los valores fundamentales que el Rebe defendió y que todos compartimos como estadounidenses: la idea de que todos son creados iguales y deben ser tratados con dignidad y respeto a lo largo de sus vidas”, añadió.
Como Rebe, Schneerson recibía visitantes para reuniones privadas, conocidas como “yechidus”, los domingos y jueves por la noche. Estas reuniones comenzaban a las 8 de la tarde y a menudo continuaban hasta las cinco o seis de la mañana, y estaban abiertas para todos. Políticos y líderes de todo el mundo venían a conocerlo, pero Schneerson no mostraba preferencia por una persona sobre otra. Incluso su secretario una vez rechazó admitir a John F. Kennedy porque estaba atendiendo a personas que habían solicitado citas meses antes.
Schneerson hablaba sobre la posición de Estados Unidos como una superpotencia mundial y elogiaba sus valores fundamentales de “E pluribus unum” (“De muchos, uno”) y el de “In God We Trust” (“En Dios confiamos”), según el libro Rebbe de Joseph Telushkin. Instaba al gobierno a desarrollar un plan de energía autónomo y a no depender de regímenes totalitarios cuyos intereses nacionales diferían significativamente de los de Estados Unidos. Schneerson también pedía al gobierno que utilizara su influencia en los países que recibían su ayuda exterior para hacer más por las necesidades educativas y culturales de sus ciudadanos desfavorecidos.