Oleksandra Matviichuk, Nobel de la Paz ucraniana: “Putin empezó a reprimir en su círculo más cercano; nadie está a salvo en Rusia”

ROMA.- Oleksandra Matviichuk es una joven abogada que desde 2007 defiende los derechos humanos en Ucrania. Fundó en 2007 el Centro para Libertades Civiles y el año pasado saltó a la fama mundial al ganar el Premio Nobel de la Paz. Su sueño es llevar al presidente ruso, Vladimir Putin, al banquillo, para que pueda ser juzgado por un tribunal internacional, como hubo en Nuremberg y en Ruanda, por los cientos de miles de crímenes de guerra cometidos. Para ello, creó junto a otras ONG que defienden los derechos humanos la iniciativa T4P, “un Tribunal para Putin”.

Matviichuk tiene 38 años, está casada, tiene dos gatos y dice que siempre quiso tener hijos, pero que puso en pausa ese deseo en 2014, cuando comenzó en realidad la guerra en Ucrania, con la ocupación de Crimea por parte de Rusia y la desestabilización del Donbass. Desde entonces, se dedica a juntar los testimonios de los crímenes de guerra allí cometidos por Rusia. “Desde hace nueve años estoy trabajando con casos de tortura y violaciones y me parecía una irresponsabilidad pensar en tener hijos porque pensé que eso podría afectarlos… Dejé pasar tiempo y cuando empezó la invasión masiva, en febrero de 2022, entendí que yo puedo no estar mañana… Por eso el tema de la maternidad lo puse en pausa”, dijo Matviichuk a LA NACION, en una entrevista realizada en Kiev junto a otros medios latinoamericanos hace unas semanas y en una llamada reciente.

Para ella, “Rusia está usando los crímenes de guerra como método para hacer esta guerra” porque cuenta con una tradición muy larga de impunidad. “Rusia ya cometió crímenes muy fuertes en Moldova, Georgia, Siria, ahora en Ucrania y nunca tuvo castigo por eso. Esta negación de valores humanos se hizo parte de la cultura rusa: los rusos piensan que pueden hacer lo que quieren con las personas. Y sé de lo que habló porque junté cientos de testimonios de personas sobrevivientes de esta guerra, que estuvieron en el infierno, y no es una metáfora”, asegura.

-¿Puede decirnos más?

-Las personas me contaron cómo les pegaron, cómo los violaron, cómo los encerraban en cajas de madera tipo ataúdes, como los torturaban con electricidad, cómo les cortaban las piernas, les sacaban con fuerza las uñas, les rompían las rodillas… Una mujer contó cómo le sacaron un ojo con la cuchara. Y cuando empezó la invasión masiva, en febrero de 2022, todos estos crímenes se multiplicaron.

-¿Cuántos testimonios recopiló en el marco de la iniciativa “un Tribunal para Putin”?

-Juntamos testimonios de 46.000 crímenes de guerra -también de mujeres y niños-, pero es sólo la punta del iceberg porque son cientos de miles más. Por ejemplo, los rusos dan la cifra de dos millones de personas deportadas, estos dos millones son víctimas de deportación forzada; también hay víctimas de bombardeos de edificios, de hospitales o cuando mataron a personas que pasaban por corredores humanitarios, o las personas que torturaron, la violación de derechos de prisioneros de guerra etc… Siempre digo que nosotros estamos documentando no sólo las violaciones de la Convención de Ginebra o de la Haya, nosotros documentamos el dolor humano. Juntamos los testimonios para que Putin y su entorno puedan ser juzgados.

-Dentro de una guerra que es también de propaganda, hay denuncias de torturas y violaciones de derechos humanos también por parte de ucranianos en el Donbass: ¿qué puede decir al respecto?

-Nosotros fuimos la primera organización que envió equipos móviles al Donbass y a Crimea en 2014 para documentar violaciones a los derechos humanos. Nosotros no entendíamos entonces que Rusia ya había comenzado la guerra. Nosotros documentamos crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos y no importa de qué lado. Como defensores de derechos humanos, lo importante es la persona. Y lo que puedo decir es que la mayoría de los crímenes de guerra fueron cometidos por los rusos. Y esto es muy simple de explicar porque cometer crímenes de guerra es una política de Rusia. Pero es claro que esta guerra tiene una dimensión informativa y hay muchos mensajes falsos de parte de la propaganda rusa. Esta no es sólo una guerra entre dos países, sino que es la guerra entre dos sistemas de valores: el autoritarismo y la democracia.

-¿Ha habido violaciones de derechos humanos dentro de las fuerzas armadas ucranianas?

-Sí, ha habido. No hay fuerzas armadas ideales. Nosotros somos una democracia en tránsito, nuestro régimen autoritario cayó recién hace nueve años, todavía tenemos mucho por hacer para que nuestras estructuras, como las fuerzas armadas y otros organismos de gobierno, estén trabajando bien y cumpliendo todas las leyes. Siempre algunas violaciones de derechos ocurren, pero estamos en un camino correcto. Y como persona que trabaja desde 2007 en el tema de los derechos humanos, veo un progreso enorme. Sabemos que a nosotros nos cayó una responsabilidad muy fuerte y tenemos que terminar esta transformación y no dejarlo a nuestros hijos.

-¿Vive bajo escolta o con miedo, vista su labor? ¿Cómo es su vida personal?

-(Risas) Me hace acordar a cuando viajé a Oslo para recibir el premio Nobel y debajo del avión me esperaba una custodia especial: fue muy gracioso… ¿Qué peligro puedo tener en Oslo si yo vivo en Kiev, con la amenaza latente de que un bombardeo llegue a mi edificio? Son bromas, pero soy una persona normal. Los abogados, los defensores de derechos humanos, no son celebrities. Antes de que me dieran el Nobel muchos en Ucrania no me conocían. Nosotros no somos estrellas, ni deportistas, ni cantantes… Pero ahora que con el Nobel sí me escuchan y se han abierto puertas, tengo una responsabilidad muy grande.

-¿Qué opina de la decisión de Ucrania de usar bombas de racimo, que están prohibidas?

-Está prohibido usar estas bombas donde hay población civil y el gobierno de Ucrania no va a usarlas donde hay población civil, sino donde los rusos están cometiendo crímenes de guerra. Ucrania está luchando para recuperar los territorios ocupados y para eso necesitamos armas. Nosotros no podemos luchar con las manos vacías. Si yo pudiera elegir, preferiría que los aliados nos mandaran los aviones caza F-16, el arma más moderna que no puede afectar tanto a la población civil, pero aunque la decisión está, no se sabe cuándo va a ocurrir…

-¿No le resulta paradójico que una Nobel de la Paz pida armas?

-Durante el sitio a Kiev, los rusos hicieron cosas terribles a la población civil de los poblados de Bucha, Irpin. Sabemos que allí los rusos mataron a personas sin armas y nosotros queremos sobrevivir y necesitamos armas para defendernos a nosotros, a nuestro país, a nuestra libertad, a nuestra gente y a nuestra elección democrática, para que nuestros hijos vivan en un país democrático y libre.

-¿Qué les diría a los países que son neutrales y que piden que Rusia y Ucrania se sienten a negociar un acuerdo de paz que podría incluir una cesión de territorio ucraniano?

-La paz es un valor y los ucranianos necesitamos la paz. La paz es una posibilidad de vivir sin miedo y con una perspectiva de futuro. Es algo que nunca tuvimos con los acuerdos de Minsk, que no trajeron paz, sino que solo le dieron a Rusia la posibilidad de construir una base militar muy fuerte en los territorios ocupados, empezar a planificar la invasión del 24 de febrero. Por eso necesitamos paz y no una pausa, no la ocupación. Y si hay algún país que sabe cómo hacer para que Putin termine esto, sería importante. Pero por ahora no vemos iniciativas y no es sólo un problema de Ucrania, es de toda la comunidad mundial porque Rusia lo que quiere decir es que si sos un país con bombas atómicas, entonces podés violar los derechos internacionales y hacer lo que quieras con las fronteras de los países. Y si nosotros le permitimos a Rusia hacer esto, otros países del mundo van a empezar a portarse de esta manera. No es sólo cuestión de Ucrania, es cuestión del futuro de todos.

-¿Qué piensa de la muerte del líder del grupo Wagner, Yevgeni Prigozhin en un sospechoso accidente aéreo?

-La muerte de Prigozhin muestra claramente que cualquier acuerdo con Putin no tiene valor. Putin le aseguró garantías a Prigozhin, pero después de su brillante demostración de cuán débil es el régimen de Putin, murió en un extraño accidente.

-¿Que impacto puede tener en el corto plazo esta muerte en Ucrania?

-Creo que en el corto plazo ninguno, pero sí en una perspectiva de largo plazo, porque Putin ha empezado a reprimir en su círculo más cercano, lo que significa que nadie está a salvo en Rusia.

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