ROSARIO.- En el corazón de Coronel Aguirre, un barrio marginal de Villa Gobernador Gálvez, uno de los distritos más populosos de Rosario, brotan los síntomas de la ruptura de la trama social. Las voces impregnadas de resignación se entremezclan con la desesperación en un mar de pobreza y desocupación. La inseguridad y la violencia por el avance del narcotráfico paralizan la vida de los vecinos. Pero los relatos van más de allá del hartazgo por la violencia, los jóvenes que se hunden en el drama de la droga o la falta de infraestructura básica. Se sienten ignorados y olvidados, expulsados del sistema.
Al borde del cruce de las calles Magallanes y Filippini, Alejandro Basualdo, de 27 años, volvió a montar su taller mecánico en la vereda. Oriundo de esta ciudad, debió regresar a Gálvez después de mudarse temporalmente a Arroyo Seco, donde ya no podía pagar el alquiler de 40 mil pesos. “No comparto algunas ideas de [Javier] Milei, pero peor de lo que estamos… Necesitamos un cambio y tener un trabajo libre. No se puede vivir más de los planes sociales”, dice Alejandro, mientras su hijo juega con el perro, entre la basura y herramientas, a metros de “la ranchada” donde hace pocas horas atacaron brutalmente a una joven para robarle las zapatillas. Su vecina, Johana Martínez, también se queja por la poca presencia policial en la zona pese a la ola de delito. “Yo no quiero que entre Milei acá. Tengo cuatro chicos y ya dio a entender que quiere sacar todo. No sé quién lo votó”, murmura Martínez, que organiza una feria callejera de venta de ropa enfrente al estadio del club local, que lleva el nombre del exjugador Ezequiel “Pocho” Lavezzi.
Villa Gobernador Gálvez fue un bastión electoral del PJ de Santa Fe durante décadas. Pero en las PASO del 13 de agosto el líder de la Libertad Avanza protagonizó allí un batacazo en las urnas: no solo cosechó más de 18 mil votos en el municipio y doblegó sin contar con aparato territorial a Sergio Massa (Unión por la Patria), que quedó segundo con 13 mil, y el caudal que juntaron Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, que apenas superaron las 9 mil adhesiones, sino que construyó su triunfo en las zonas más excluidas de la ciudad.
El fenómeno antisistema se expandió a lo largo y ancho del territorio de Santa Fe. Es que Milei también ganó en Rosario y en la capital provincial, los distritos donde se define todo a nivel provincial. “Estamos muy mal. Los chicos no saben ni de qué habla. Muchos están metidos con la droga. ¿Qué vamos a hacer si saca la escuela pública o los hospitales? Este señor es diabólico”, se indigna Amanda Ricaldez, de 72 años. Es jubilada y relata que con angustia que los brazos caídos se multiplican en los barrios por la crisis y la falta de seguridad. Asegura que apenas sale de su casa para no exponerse. “Nadie se acuerda de los pobres. Hace cuarenta años que vivimos así”, se lamenta.
En la jerga de la dirigencia local de Pro se lo denomina a Villa Gobernador Gálvez como el “conurbano” de Rosario, por su cercanía a la ciudad. Pero otros lo comparan con La Matanza o Avellaneda, por la presencia de industrias y frigoríficos. Son barrios populares, de clase trabajadora, donde el peronismo siempre se hizo fuerte a la hora de las votaciones. De hecho, Pedro Jorge González, un histórico dirigente del PJ y aliado de Carlos Menem, asumió en 1991 y controló el poder municipal durante doce años. El socialismo recién le pudo arrebatar al peronismo su fortaleza electoral en 2007 con el empuje de un acuerdo orquestado por Hermes Binner con Jorge Murabito, con ADN peronista. González volvió al poder en 2011, pero finalmente, los socialistas consolidaron un proyecto propio en 2015 con Alberto Ricci, actual intendente y aliado de Maximiliano Pullaro, candidato a gobernador de Unidos para Cambiar Santa Fe y claro favorito para los comicios del domingo.
Milei logró instalarse en el electorado sin necesidad de apelar a las recetas de la política tradicional. En la avenida San Martín, la zona comercial más importante de Villa Gobernador Gálvez, casi no hay afiches ni pancartas del economista. No lleva postulante a la gobernación y su referente local es Romina Diez, una persona de confianza de Karina Milei y postulante a diputada. “Está de moda, prendió entre los jóvenes por la dolarización”, comenta Ariel, un empleado de una relojería. En el peronismo local y la oposición vinculan el auge de Milei al nivel de penetración que tuvo su mensaje en el segmento de los jóvenes y la consolidación del voto “bronca”. “No hablo de política, pero por lo menos, propone algo diferente”, se excusa un estudiante antes de subirse al colectivo.
Hugo y Marta, una pareja de jubilados, cuentan que su nieto, de 32 años, comenzó a hablarles de las propuestas radicales de los libertarios. “Los capta con un discurso berreta. Puedo compartir algo de su ideología, pero no tiene ni estructura ni trayectoria para llevar sus planes a la práctica”, remarca Hugo.
En un local partidario ubicado cerca de la esquina de San Martín y Juan B. Justo, Edgardo Violante y Gonzalo Pereyra, dos militantes del Partido Socialista, aún no logran salir de su asombro por el triunfo de Milei en Gálvez. Violante cuenta que fiscalizó durante el día de la elección en el barrio Coronel Aguirre, una de las zonas más marginales del municipio, donde eclosiona la pobreza y las necesidades. Allí, el libertario se impuso en la mayoría de las mesas. “No tiene candidatos fuertes ni puso una pancarta”, suelta Pereyra con un gesto de extrañeza. Asumen que pesó su poder mediático y el alcance de sus mensajes en redes.
El voto cruzado de Milei y el PJ
Nuevo Alberdi estaba conmovido este viernes. En una calle de ese barrio del noroeste de Rosario dos sicarios dispararon contra una mujer de 29 años, que bajaba del colectivo con sus cinco hijos. Sabrina Maturano estaba embarazada de nueve meses y regresaba del centro de la ciudad, donde con sus hijos pedía limosna. Los 13 tiros que recibió provocaron la muerte de su bebé, que estaba en el noveno mes de gestación. Esta trama desgarradora se multiplica en los barrios de una ciudad golpeada por la violencia, sobre todo en una periferia donde dominan el monopolio de violencia que supura de grupos narcos, entre ellos la banda de Los Monos, Esteban Alvarado, los Romero y Funes, entre otros.
En esos barrios atravesados por historias cargadas de sangre se impuso por amplio margen Milei, candidato presidencial de La Libertad Avanza, en las PASO. Ese era un territorio donde el peronismo tuvo históricamente la hegemonía electoral, y que la aparición del economista declinó ese dominio en parte. Porque en los barrios más alejados del centro de Rosario se dio una paradoja. Se impuso Marcelo Lewandowski, el candidato a gobernador peronista en las PASO provinciales del 16 de julio pasado. Y en las nacionales ganó Milei en 12 de los 16 barrios que hay en Rosario. En el centro de la ciudad triunfó Bullruch, de Juntos por el Cambio. Massa no se impuso en ninguno de las seccionales.
En once de esos barrios se dio un voto cruzado: ganó Lewandowski en las PASO a gobernador y Milei en las internas presidenciales. Pullaro se impuso en sólo dos barrios, donde también ganó Bullrich.
El voto a Milei fue masivo en los barrios históricamente dominados por el peronismo, como Empalme Graneros, Ludueña, Nuevo Alberdi, Godoy, Moderno, Triángulo, La Tablada y Las Flores, entre otros. Son lugares donde se cometen el 75 por ciento de los homicidios en Rosario. Son zonas donde los grupos narco ejercen el mando con pistolas 9 mm y sicarios que disparan contra sus víctimas, como ocurrió este jueves en Nuevo Alberdi.
En Los Pumitas, enclave ubicado en Empalme Graneros, en el oeste de Rosario, también se impuso Milei. Esa zona estuvo en el ojo de la tormenta en marzo pasado, cuando tras el crimen de Máximo Geréz, de 12 años, en manos de un grupo de vendedores de droga, el gobierno nacional envió un refuerzo de gendarmería para que volviera la paz en el barrio, luego de que los vecinos destrozaran con mazas las casas de los supuestos narcos, llamados Los Salteños.
“Estamos cansados de que en el barrio manden los punteros y los narcos. A todos debemos dejarle plata de alguna manera. Al primero con una parte de los planes y a los narcos para poder sobrevivir”, contó un referente de la comunidad Qom de Los Pumitas, que vivió de cerca la convulsión que se gestó en esa zona tras la muerte del chico.
El voto a Milei no tiene que ver en esos sectores más marginales con la dolarización ni con la desaparición del Banco Central, como profiere el libertario, sino con un hartazgo con la situación social. “No nos alcanza para nada. Antes con las changas podíamos juntar algo de plata para sobrevivir”, planteó Lorena, una mujer que tiene seis hijos. Todos van a comedor que está a unos metros de la cancha de fútbol, que está en el centro del barrio.