Luego de tres años consecutivos con el fenómeno La Niña, que genera lluvias por debajo de lo normal y en particular en el último ciclo agrícola se sintió con la pérdida de más de 50 millones de toneladas de la cosecha, la campaña 2023/2024 puede ser para la revancha, ya que al menos los pronósticos indican la continuidad de El Niño, que en su caso es responsable en esta región del mundo de precipitaciones por encima de lo normal.
El tema fue abordado por Natalia Gattinoni (INTA), especialista del Instituto de Clima y Agua del INTA, en la 8° edición de Negocios del Campo, organizado por LA NACION. “Hablamos de La Niña en las campañas anteriores, El Niño pertenece al mismo fenómeno, pero es la fase contraria”, señaló.
La experta remarcó que El Niño interactúa con otros fenómenos que se encuentran en otras escalas de tiempo y ocurren más rápido y que esta situación hace que el monitoreo del clima sea uno de los factores más importantes para la producción. En esa línea, lanzó para la primavera: “Tenemos altas chances, más de un 95% de probabilidad, de continuar con un fenómeno El Niño”. Esto para el trimestre septiembre-octubre-noviembre.
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El fin de semana pasado, en la región agrícola núcleo, que venía necesitando como otras zonas precipitaciones para que el trigo sembrado siga en carrera y poder pensar en la nueva campaña de soja y de maíz, se registraron entre 30 y 100 milímetros, según reflejó recientemente la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Gattinoni habló de lluvias que superaron los 80 y 100 mm en la misma zona núcleo. “Bienvenidas esas precipitaciones”, dijo.
La especialista indicó que, a diferencia de lo que ocurrió el año pasado, cuando las proyecciones eran de bajas precipitaciones, ahora la probabilidad en la primavera en general es que no sea deficitaria e incluso se presenten lugares con registros superiores a lo normal. Hizo la salvedad para áreas de Córdoba y el noroeste agrícola [a modo de ejemplo, el fin de semana pasado hubo sitios del extremo oeste bonaerense con bajos registros], donde las condiciones siguen de déficit hídrico.
Sin embargo, Gattinoni trajo una esperanza: “Esperemos que a medida que pasen los trimestres y se actualice el pronóstico que se hace una vez por mes, las perspectivas comiencen a reflejar la influencia del Niño y puedan ir trasladando esa probabilidad de precipitaciones hacia el oeste del territorio”.
El Niño es un fenómeno que favorece las precipitaciones tanto en duración como en intensidad. La experta del INTA remarcó que para este caso “está bien definido”.
Recomendaciones
Pero, más allá del fenómeno en sí, hay recomendaciones para que los mismos productores puedan tener en cuenta. Gattinoni habló, por ejemplo, de los pronósticos trimestrales, pero también los de a corto plazo.
A esto hay que sumar las mediciones a campo, conocer el agua útil para tomar decisiones. Otro punto no menor, indicó, es el trabajo en equipo y usar la información adecuada.
“La producción depende del clima y no es ninguna novedad, pero quiero destacar dos aspectos. Uno es la variabilidad entre años, que se acentuó en los últimos años. Pone en desafío al productor, que sabe que tiene que adaptarse con las tecnologías, los manejos, las estrategias. Es una incertidumbre que está presente y seguirá estando”, indicó. Precisó que el otro aspecto es la “ocurrencia de eventos extremos”.
Vale tener en cuenta que en la última campaña el productor no solo sufrió la falta de precipitaciones, sino también temperaturas extremas. En el medio, en pleno febrero se registró una helada temprana que golpeó a la soja.
“Lo que caracterizó a la última campaña fueron los déficits de precipitaciones, pero también los extremos térmicos. Se destacó en prolongación y cantidad de días”, indicó.