Las lógicas propias de la campaña, de la transición y de la gestión

La exigua diferencia obtenida en las PASO del 13 de agosto entre Javier Milei, Patricia Bullrich más Horacio Rodríguez Larreta y Sergio Massa más Juan Grabois implica que las urnas no consagraron al próximo presidente de la Nación, sino a los candidatos más probables.

Esto significa que seguiremos en campaña hasta el 22 de octubre próximo, o hasta el 19 de noviembre si la incógnita electoral recién se dirime en la segunda vuelta. En alguna de estas dos últimas fechas comenzará la transición, que, a partir del 10 de diciembre, para quien tenga la “mala suerte” de ganar, se transformará en la gestión. Entender la diferente lógica de las tres etapas resulta fundamental.

Al respecto conversé con la austríaca Martha Stephanie Browne (1898-1990), quien en 1938 o 1939 migró a Inglaterra, e inmediatamente después a Estados Unidos. Entre 1941 y 1942 estudió estadística en la Universidad Columbia, al tiempo que formó parte del denominado “círculo de Ludwig Heinrich Edler von Mises”.

–Según Jürgen Nautz, su Teoría de la política económica estatal, publicada en 1929, constituye la primera formulación de la teoría general de la política económica, planteada en Austria.

–Lo cual en modo alguno descalifica la labor de Anton Kittel Ragnar Frisch y Jan Tinbergen, sistematizando la teoría de la política económica. En economía es frecuente encontrar antecedentes a partir del fechado “oficial” a determinada teoría. Pero tampoco nos pasemos del otro lado y pensemos, como dicen algunos, que “todo está en Adam Smith”.

–En la Argentina las aguas están particularmente agitadas por la dinámica electoral. ¿Cómo analizarla, para mejorar en lo posible la toma de decisiones?

–Distinguiendo, como hizo usted en el párrafo inicial, entre la campaña electoral propiamente dicha; la transición que transcurrirá entre el momento en que las nuevas autoridades resultan electas y aquel en el cual se hacen cargo de la gestión, y esta última propiamente dicha.

–¿Por qué es importante esta distinción?

–Porque cada una de estas etapas tiene su lógica, por lo cual confunde o distrae, más que servir, analizar alguna etapa con la lógica de las otras. Porque esto equivaldría a un árbitro que pretenda dirigir un partido de fútbol con las reglas del rugby.

–Entiendo. Comencemos por la lógica de la campaña

–Uno o dos puntos porcentuales de diferencia en la intención de voto mostrada en las PASO plantea dudas objetivas. Menudo trabajo tienen los cuestionados encuestadores cuando en el universo la intención de voto de los principales candidatos no registra diferencias significativas. Pero tiene una importante implicancia.

–¿Cuál es?

–Que hasta el 22 de octubre próximo, y quizás hasta el 19 de noviembre, todos los dichos y los gestos de los candidatos políticos solo se deben entender desde la lógica de la campaña. La verdad, la caballerosidad, los límites, etcétera, se ponen al servicio de conquistar a los votantes.

–Tarea bien complicada.

–Efectivamente. Las descripciones de los actuales seres humanos, cuando actúan como votantes, ponen los pelos de punta. Pero no les podemos pedir a los candidatos que actúen pensando en los votantes como “ángeles”. ¿Qué pistas concretas de lo que van a hacer, si ganan, surge de lo que dicen en campaña? Muy pocas. Pero no hay que indignarse, sino comprender.

–Pues bien, el 22 de octubre o el 19 de noviembre sabremos quién ejercerá la máxima responsabilidad ejecutiva entre el 10 de diciembre de 2023 y el 10 de diciembre de 2027.

–En ese momento comenzará la segunda etapa. Sobre la cual, en sus Memorias, Henry Kissinger dijo un par de cosas relevantes. Por una parte, se trata de un período muy corto, en el cual la emoción de haber ganado, más las múltiples felicitaciones que reciben, les hacen pensar a los triunfadores de los comicios que los problemas existentes resultan de la torpeza, cuando no de la perversa intencionalidad de sus predecesores y que, por lo tanto, resultará fácil solucionarlos.

–¿Y la otra reflexión?

–Que se trata de un período que se vive con mucha tensión, porque el funcionario electo tiene que desprenderse de quienes lo ayudaron a ganar la elección para comenzar a interactuar con quienes lo van a ayudar a gestionar. Es obvio que se trata de habilidades diferentes que rara vez se encuentran en las mismas personas. Pero eso no quiere decir que, en el plano pe humano, esto resulte fácil.

–Pero lo tiene que hacer.

–Efectivamente, porque de lo contrario pagará precios en términos de resultados, lo cual le hará perder un tiempo precioso y le hará perder parte de su credibilidad, la cual siempre es difícil de recuperar.

–La última etapa, la de la gestión.

–Muy diferente de las anteriores, no importa cuánto se hayan preparado las nuevas autoridades. No hago la apología de la ignorancia, afirmando que, si quienes habían estudiado en el pasado fracasaron, es el turno de darles la oportunidad a los ignorantes. Digo que toda persona que tenga que ejercer una importante responsabilidad ejecutiva al tiempo que tiene que prepararse de la mejor manera posible tiene que saber que tendrá que enfrentar múltiples desafíos, porque se desenvolverá en un contexto de alta incertidumbre.

–La economía ocupa un lugar casi exclusivo en la campaña electoral. ¿Está bien o mal?

–Cualquier periodista a quien usted le plantee esto dirá que la población quiere saber qué les ocurrirá “a sus bolsillos”, lo cual es cierto, pero me gustaría que a los candidatos a presidente de la Nación se los interrogara como tales.

–Algunos tienen formación económica, otros no.

–Pero compiten por la presidencia, no por el Ministerio de Economía. Frente a cualquier pregunta, particularmente cuando no se refiere a los objetivos generales sino al plano instrumental, deberían responder: “Soy candidato al sillón de Rivadavia. Para responder sobre esto tendré un ministro de Economía”.

–Cuyo nombre, para que lo dejen tranquilo haciendo su trabajo preparatorio, debería ser mantenido en reserva.

–Si no ocurre, esto puede deberse a la interacción entre los principales candidatos o a la presión periodística. En cualquier caso se trata de algo desafortunado, porque, dada la fluidez argentina, las declaraciones públicas del futuro titular del equipo económico podrán colisionar con lo que termine haciendo a partir del 10 de diciembre próximo.

–No me diga que hasta ese momento no podrá dar ninguna pista.

–Podrá, pero no con la precisión con la que le demandan los periodistas, quienes preguntan a qué hora de qué día sacará el cepo, dolarizará la economía o la tasa de inflación anual regresará a los dos dígitos. Valioso para quien publica un diario o conduce un programa de radio o televisión, contraproducente para el accionar del próximo gobierno.

–Doña Martha, muchas gracias.

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