“A fines de agosto, el ternero de 170-180 kilos se cotizaba a 950 pesos por kilo, con plazos de pago de 30 y 60 días, y el de 220-230 kilos valía 880-900 pesos”, afirma Javier Lafuente, responsable de Invernada de la consignataria Melicurá. “Después de varios meses de aletargamiento, finalmente el precio de la invernada se despertó y llevó la relación de compraventa a valores positivos –1,10-1,20 kilos de novillo para comprar un kilo de ternero– según las categorías consideradas”, agrega.
El ternero de 180 kilos se cotizaba a 480 pesos por kilo de febrero de 2023 y prácticamente duplicó su valor en agosto, luego de muchos meses de perder contra la inflación. La zafra se adelantó en 2023 y se vendieron muchos terneros a fin del verano por la seca, lo que provoca la escasez actual. La pobre oferta de estos días proviene de pariciones de fines del verano a principios de otoño, poco frecuentes en la región pampeana.
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Este brusco salto de precios genera una diferencia oceánica en el resultado económico entre los criadores que pudieron aguantar la venta de su producción hasta el segundo semestre versus los que la debieron cargar en pleno otoño.
Mercado muy firme hacia adelante
Por el lado de la demanda, se nota presión compradora por el lado de los invernadores pastoriles con campos en la porción este del territorio, más húmeda, y que cuenta con pasturas con posibilidades de rebrote activo. En el centro del país hay más cautela, lo mismo que en los feedlots que “piden cotización por terneros, pero demoran las decisiones frente al aumento de precios del maíz y de la soja”, observa Javier.
Muchos tienen abundante cantidad de hacienda encerrada en corrales y prefieren cargar unos kilos más en vez de reponer esperando una relación de compraventa distinta. “Cuesta conseguir lotes de terneros de calidad en cantidades importantes”, se queja un rematador de la provincia de Buenos Aires, que vio caer significativamente la cantidad de cabezas en venta en sus instalaciones durante julio y agosto.
Hacia adelante, Lafuente vaticina un mercado muy firme para el ternero, sobre todo si finalmente se expresa el evento Niño durante la primavera y el verano. “Normalmente, en el segundo semestre suben los precios de la invernada por la menor oferta, algo que se acentuará vertiginosamente este año”, pronostica.