El Nuevo Banco de Desarrollo,o New Development Bank (NDB) conformado con el aporte inicial de capital de los países que actualmente conforman los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), comenzó a operar en 2015, con la premisa de movilizar recursos para infraestructura y desarrollo sustentable en esos países y también en otras economías emergentes. El banco tiene su sede central en Shanghái, China. El grupo actual representa el 36% del PBI mundial y el 46% de la población del planeta.
Está presidido por la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien en la última cumbre de las Brics, en Johannesburgo, dijo que el banco ha apoyado 98 proyectos de inversión, por US$33.000 millones. En 2023 y 2024, la cartera del NDB ya incluye 76 proyectos por un valor conjunto de US$18.200 millones. “La financiación en moneda local es un objetivo clave del NDB, según establece la Estrategia General del Banco 2022-2026, que contempla que el 30% de nuestra financiación se realice en monedas de los países miembros”, agregó Rousseff.
Justamente en la 15 cumbre de las Brics se enfatizó la importancia de realizar transacciones comerciales en monedas locales para la desdolarización del comercio. En este marco, el presidente de Brasil,Luiz Inácio Lula da Silva, defendió la propuesta brasileña de que los ministerios de Economía de los Brics puedan llegar a la próxima cumbre de Rusia de 2024 con una estrategia para la creación de una moneda “referencia de exportación” para comerciar entre los países miembro.
En septiembre de 2021, el NDB anunció que había admitido a los Emiratos Árabes Unidos, Uruguay y Bangladesh como miembros de la institución (aunque no eran parte de los Brics). y “suscribieron acciones de la institución, aunque muy por debajo de los diez mil millones de dólares iniciales en depósitos de cada uno de los miembros fundadores”, informó DW. También se incorporó Egipto.
Según informa Télam, en base a datos del Ministerio de Economía, con el ingreso a los Brics, la Argentina también pasa a ser miembro del NDB, que actualmente cuenta con una capacidad prestable de US$50.000 millones, que se ampliará a US$100.000 millones en breve. Para concretar su incorporación, la Argentina hará un aporte de capital de US$250 millones en bonos soberanos en manos del Tesoro, procedentes del Fondo de Garantía y Sustentabilidad (FGS) de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) y de otras vías. Esa cifra significa una sexta parte del total de US$1500 millones en inyección de fondos que recibirá el NDB del resto de los ingresantes: Arabia Saudita, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Irán”.
El Banco de los Brics tiene el mandato de movilizar recursos para proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible, de carácter público, privado o mixto a través de préstamos, garantías, participación en instrumentos financieros y asistencia técnica, entre otras herramientas.
El economista jefe de FIEL, Juan Luis Bour, explica que se trata de un banco de desarrollo “que depende básicamente de la plata que pongan los chinos. De allí que muchos de los préstamos están relacionados con las decisiones de China. Hemos visto recientemente que, más allá de la buena voluntad de los brasileños y de Dilma Rousseff hubo limitaciones para que el banco le preste a la Argentina sin ser miembro de los Brics”.
“Por supuesto, es una ventanilla más para pedir plata, pero, hay que tener en cuenta que si la Argentina sale a pedir plata por este lado probablemente tenga un veto o bolilla negra para pedir plata por otro lado. Es decir, nada es gratis, siempre hay un trade off entre conseguir más de un lado y conseguir menos del otro”, agrega Bour.
Asegura que tener una ventanilla más puede ser bueno, pero “no cuando cuando estás implorando que te tiren unos fondos para gastarlos de la manera en que te dicen. Todos los préstamos son muy direccionados, en particular cuando están los chinos de por medio. De todas maneras, es un tema menor dentro de la decisión política que se tomó de pertenecer a los Brics, que posiblemente no se pueda sostener con gobiernos que no sean peronistas”, opina el economista.
La historia
Marcelo Santoro, profesor de Negocios Internacionales de la Universidad de Palermo, tiene un trabajo sobre la historia del NDB, donde cuenta cómo se conformó. El acrónimo Bric (Brics después de la incorporación de Sudáfrica) fue utilizado por primera vez en 2001 por el economista Jim O’Neill. Así identificó a las principales economías emergentes que serían las dominantes de la economía internacional hacia el año 2050″.
Según el especialista de la UP, la primera Cumbre de los Bric se desarrolló en 2009 en la ciudad de Ekaterimburgo (Rusia). Uno de los principales temas tratados fue la reforma del sistema financiero mundial, centrándose sus críticas principalmente al papel de FMI y al Banco Mundial. En la segunda Cumbre de Brasilia de 2010, los principales Bancos de desarrollo de los países Bric firmaron un documento de cooperación técnica. Participaron el Bndes de Brasil; el Banco de Desarrollo y Asuntos Económicos Externos de Rusia, el Banco de Desarrollo de China (CDB), y el Banco Exim-Bank de India. “En la práctica, esto significaba que si una empresa china deseaba realizar un proyecto en Brasil podría recibir financiamiento tanto del Banco chino como del BNDES”, explica Santoro. En los días previos a la Cumbre, Rusia insistió con la idea del uso de las monedas nacionales en las operaciones comerciales bilaterales (sin intermediación del dólar estadounidense, ni del Euro).
En la quinta Cumbre de BRICS de 2013, celebrada en Sudáfrica, los líderes de estos países acordaron la creación de un Banco de Desarrollo, estableciendo un fondo común que financiase inversiones recíprocas, sobre todo en infraestructura, y como alternativa al Banco Mundial y al FMI y se preocupase no sólo del crecimiento de las economías, sino también de su desarrollo.
En la sexta Cumbre de BRICS de 2014, en la ciudad brasileña de Fortaleza, los 5 países acordaron que el nuevo banco tendría un capital autorizado inicial de US$100.000 millones y un capital inicial suscrito de US$50.000 millones aportados en forma equitativa y proporcional por los estados fundadores. Se estableció su sede en Shanghái y se resolvió dotar con otros US$100.000 millones a una línea de swap, técnicamente conocida como fondo de reserva cuyo objetivo será evitar presiones de liquidez en el corto plazo y ayudar a los Bancos Centrales de los respectivos países que tengan problemas coyunturales de balanza de pagos.
Cada país tuvo que pagar US$10.000 millones para el capital inicial. Sin embargo para el swap, contribuyeron según su tamaño por ejemplo, China con US$41.000 millones y Sudáfrica con US$5000 millones.
“Uno de los grandes desafíos que tiene el Banco es establecer mecanismos de colaboración financiera entre los países integrantes para comenzar a masivizar el uso de las monedas de los Brics en las operaciones de comercio internacional y descomprimir al dólar estadounidense en los próximos años. Veremos cómo pueden lograrlo, sobre todo, cuando en algunas de estas geografías se comience a utilizar su propia moneda digital”, cierra Santoro