Tres grandes pilares son los que sostienen el “plan para un ciclo de gobierno” que Carlos Melconian puso sobre la mesa para una eventual presidencia de Patricia Bullrich. Elegido como ministro de Economia de esa gestión tras reunirse ayer, el expresidente del Banco Nación sintetizó a LA NACION que ese esquema tiene fundamentalmente tres ejes: la “estabilización” macroeconómica, la “reforma integral” del sector público y la “desobstaculización” del sector privado.
Se trata de un programa económico que, en rigor, Melconian viene trabajando junto a un equipo de colegas en el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamerican (Ieral), de la Fundación Mediterránea y que, contó, entre otros, con aportes de Rodolfo Santangelo (socio de Melconian), Daniel Artana (FIEL), Enrique Szewach y Facundo Martínez (Ieral).
“Hay cosas que tocan porque en realidad forman parte de un conjunto de medidas”, explican en la mesa chica de Melconian, al describir el paquete de medidas diagramadas, que incluyen cuestiones micro y macro. “Ya no se trata de shock o gradualismo. No hay que hacer todo de golpe necesariamente. Pero hay secuencias que establece la economía y que decide y manda la política”, dijo el economista fanático de Racing.
Ese plan integral para poner en marcha “un cambio de régimen económico” incluye un capítulo de “estabilización”, que engloba componentes monetarios, cambiarios y fiscal, con el objetivo de “derrumbar la tasa de inflación” y “generar las condiciones para la inversión y el empleo privado”.
Para eso, apunta a un rápido equilibrio en las cuentas públicas (“déficit cero inmediato”, dijo semanas atrás, en una conferencia en Córdoba), dado el efecto que ese desequilibrio tiene sobre otras variables, como la actividad del Banco Central y su política monetaria y los precios. Ese objetivo está incluso por encima de las exigencias del FMI, que planteó al Gobierno una pauta de déficit de 0,9% del PBI en 2024 (es del 1,9% para este año).
Para lograrlo, el foco estará en revisar los subsidios económicos, la asistencia a las empresas públicas o el funcionamiento de los planes sociales con foco en “hacerlos más eficientes” mediante “desintermediación” y “descentralización”.
“Hay que mostrarle a la sociedad argentina que el populismo tiene que resolver cuestiones vinculadas a planes sociales mal habidos, a cuestiones vinculadas a elementos tarifarios vigentes desde 2003 que nos trajeron hasta acá; que el gasto público puede ser superior a la recaudación y solo es financiado transitoriamente con deuda externa o interna genuina y, si no, emisión monetaria e inflación”, dijo tiempo atrás en una entrevista con LA NACION.
A su vez, el economista describe su esquema como un plan que reconocerá el “bimonetarismo” y propone reformar el Código Civil para permitir los contratos en ambas monedas (peso y dólar). “Es necesario institucionalizar la bimonetariedad. La Argentina ya es bimonetaria y vamos a ir a un sistema de incentivos para que fluya nuevamente un mercado de capitales en dólares, que permita el crédito y la inversión local de grandes y pequeñas empresas e inversores”, explicó.
Y ese punto aparece como el eje diferenciador de la “dolarización” de la economía en la que insiste Javier Milei y su equipo de economistas. Melconian ha desestimado la alternativa del candidato de La Libertad Avanza en reiteradas ocasiones (“Tienen que llamar a David Copperfield”, dijo el año pasado) e insiste en que él prefiere hablar de “un plan integral”.
Desde el rol del Estado, Melconian y su equipo preparan un programa de “profunda” reforma del sector público, que va desde la revisión en la cantidad de ministerios o la dotación del personal hasta cambios en el Banco Central (limitar la financiación monetaria al Tesoro), una reforma en el sistema previsional (con los regímenes especiales en la mira y la expansión de la PUAM –Prestación Universal para el Adulto Mayor– en reemplazo de las moratorias), el sistema tributario y el funcionamiento de las empresas públicas. Ese es el conjunto de medidas que plantea para dar “una gran señal para la sostenibilidad fiscal de largo plazo”.
Ese programa de estabilización y ordenamiento de las cuentas públicas, insiste Melconian, es el que permitirá una baja de la inflación y una mejora en las expectativas de mediano plazo. Sin embargo, insiste en hablar de “rumbo” antes que de “plazos”.
“Hay que darle a la gente la idea de batalla campal, inexorable, con un gobierno alineado y, ojalá, con una política general de Estado alineada detrás de eso. Si eso es así, es irrelevante el tiempo. Porque en cuanto digas calculo determinado tiempo, te empiezan a contar los días. Entonces no tiene ningún sentido, tenemos que aprender esas lecciones, de lo contrario no habremos aprendido nada”, remarcó.
El conjunto de medidas aplicables al sector privado, en tanto, apuntan a “modificar incentivos”, tanto en materia de inversiones como en el empleo. Para eso, apuntan a que el desarme del cepo, los cambios en materia impositiva y la revisión de la regulación laboral generen un escenario para una expansión del nivel de actividad, con foco en la minería, los hidrocarburos y la agroindustria. “Queremos que el sector privado sea el motor del crecimiento”, insistió el economista.