El “caso Rubiales” revitalizó el movimiento feminista en España y generó un cortocircuito en el gobierno

BARCELONA.- Protegido por una tupida red de favores y complicidades, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, no estimó bien la potencia del movimiento feminista en España cuando decidió enrocarse en su postura tras el escándalo desatado por su beso forzado a la futbolista Jennifer Hermoso tras la final del Mundial de Fútbol femenino.

Las presiones del feminismo en las redes sociales, de los medios de comunicación y, sobre todo, del gobierno español terminaron por hacer actuar a las diversas instituciones deportivas que pueden poner fin a la carrera del polémico dirigente federativo, un hecho que parece ahora inevitable.

La inhabilitación cautelar de Rubiales y su probable castigo en los tribunales deportivos y penales ha sido toda una demostración de la fuerza del feminismo, que constituye hoy en día el movimiento social más poderoso en España. Una vez se ha desinflado el movimiento independentista catalán tras el fallido referéndum de autodeterminación de 2017, tan solo el feminismo es capaz de sacar a la calle centenares de miles de personas cada año el 8 de marzo.

Ahora bien, en los últimos meses, el movimiento parecía algo tocado después de las divisiones y profundas heridas que provocó la aprobación de la ley “trans” y la del “solo sí es sí”. El hecho de que esta última permitiera la rebaja de penas o la liberación de centenares de agresores sexuales suscitó agrios reproches. Curiosamente, han sido los malos modos, el machismo y la arrogancia de Rubiales los que han permitido al feminismo recuperar su unidad y energía.

Y una muestra del “poder feminista” es que tan solo pocas horas después del tempestuoso “pico” de Rubiales, líderes políticos de diversas tendencias condenaron la actitud del dirigente futbolístico y expresaron su deseo de que dejara de presidir la RFEF. El propio presidente en funciones Pedro Sánchez trató con frialdad a Rubiales cuando recibió a las campeonas del mundo en la Moncloa, lo que se interpretó como una reprobación.

“Falso feminismo”

La sorprendente alocución de Rubiales en la asamblea de la RFEF el pasado viernes, en la que no solo se negó a presentar su renuncia, sino que dedicó una diatriba contra el “falso feminismo”, y atacó a Hermoso, solo sirvió para multiplicar la determinación del gobierno de intervenir.

La figura política que más se ha significado en la crítica a Rubiales ha sido la vicepresidenta Yolanda Díaz, que el lunes incluso acudió junto a centenares de personas a una protesta en Madrid convocada bajo el hashtag #Seacabó creado por la futbolista catalana Alexia Putellas. “La actitud de Rubiales es de un machismo recalcitrante e impropio de una sociedad democrática. Lo que vimos el pasado viernes [en la asamblea de la RFEF] es un ejemplo de un manual del buen machista”, declaró en la concentración Díaz, líder de la plataforma izquierdista Sumar.

Acompañamos desde las calles la lucha de las jugadoras de fútbol femenino, que es la de toda la sociedad. Estamos contigo, @Jennihermoso y con todas las campeonas que habéis dado una enorme lección de dignidad.#SeAcabó 💜🙌🏼 pic.twitter.com/AksQQP2eBe

— Yolanda Díaz (@Yolanda_Diaz_) August 28, 2023

Aunque el PSOE se ha manifestado siempre en la misma línea, Díaz pareció lanzarle un dardo a su socio de gobierno al opinar “creo que vamos lentos y que debíamos como país haberle privado a la deportista [Hermoso] de este daño que viene sufriendo todos estos días”.

Horas después, el ministro de Deporte en funciones, el socialista Miquel Iceta se defendió en una rueda de prensa: “El gobierno puede actuar de manera reactiva pero no preventiva. Queremos que este asunto se resuelva lo antes posible, pero con rigor y todas las garantías legales para evitar que un recurso pueda revocar las decisiones que se tomen”. La pugna entre PSOE y Podemos por ser el abanderado del feminismo fue una constante en el final de la pasada legislatura.

Por su parte, el Partido Popular tardó algo más en reaccionar que los partidos progresistas, pero cuando lo hizo expresó un sentir parecido. “Los españoles no merecemos esa imagen que está avergonzando a todo un país ante todo el mundo”, declaró el miércoles pasado la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, que describió el comportamiento de Rubiales como “bochornoso” y llamó a tomar “medidas contundentes”. En cambio, Vox, que se ha caracterizado por una crítica acerada al feminismo, ha mantenido un escrupuloso silencio al respecto.

Una de las claves para explicar el impacto en España del escándalo y su evolución es la repercusión que ha tenido a nivel internacional, a la que aludía Gamarra en sus declaraciones. Después de que medios de comunicación de todo el mundo, como The New York Times, Al Jazeera o la BBC, situaran la semana pasada el “caso Rubiales” entre las noticias más destacadas del día, el martes incluso se pronunciaron las Naciones Unidas a través de su alto comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk: “Todos tenemos la responsabilidad de denunciar [los abusos sexuales], de luchar contra ellos, y nos unimos a Jenni Hermoso y a todos los que están trabajando para poner fin al sexismo y a los abusos en el deporte”.

Durante unos días, el “caso Rubiales” ha eclipsado los movimientos destinados a la formación de un nuevo gobierno después del complejo escenario que esbozaron las elecciones del pasado 23 de julio.

Después de haber sido el escogido por el rey Felipe VI para intentar su investidura, el líder popular, Alberto Núñez Feijóo iniciará este miércoles su ronda de contactos con el presidente en funciones, Pedro Sánchez.

El encuentro se realizará en un clima de cierta tensión después de que la vocera del gobierno, Isabel Rodríguez, haya acusado al PP de mentir a los españoles y haya calificado de “paripé” (hipócritas) los esfuerzos de Feijóo para ser elegido presidente a pesar de no tener los suficientes apoyos.

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