El paquete de medidas anunciado el domingo por el ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa, para aliviar los bolsillos luego del golpe que produjo la devaluación que él mismo aplicó, son apenas un paliativo que, además, puede llegar a aumentar el gasto fiscal y hacer más difícil de cumplir la meta acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), según la opoinión de los expertos.
En efecto, el Gobierno confirmó que el gasto que implicarán las nuevas medidas destinadas a contrarrestar la pérdida del poder adquisitivo que generó la devaluación post PASO ascenderá a $730.000 millones, lo que equivale a 0,4% del producto bruto interno (PBI). Según analistas privados consultados, esa suma apenas alcanza para una mínima ayuda y, aunque esta cuestión dependerá de la evolución de la inflación, puede llegar a complicar el objetivo de tener un déficit fiscal de 1,9% del PBI para este año.
“Plan Platita”: el paquete de medidas que anunció el Gobierno costará $729.000 millones
El economista Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, opinó que, en líneas generales, estas medidas alcanzarán apenas para paliar la pérdida de poder adquisitivo que va a haber en la sociedad por la inflación que provocó la fuerte devaluación oficial. “Con lo cual no hay una mejora producto de este paquete y no podemos decir que es un nuevo ‘Plan Platita’. Alcanza apenas para compensar el costo devaluatorio”, afirmó.
Según Tiscornia, esto implicará un costo fiscal de aproximadamente medio punto del PBI, en un contexto en el cual el resultado fiscal está todavía muy lejos de la meta con el FMI, que es la misma de antes, de 1,9% del PBI de déficit primario. “Claro que la inflación puede aportar algo más de recursos y probablemente, si se da el dólar soja IV y se liquida un poco más de la oleaginosa, aparezca algo más de dinero para el Gobierno, pero, por ahora, eso lo veo bastante incierto. Con lo que, en conclusión, yo creo que estas medidas agravan la situación fiscal”, señaló el analista.
Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), señaló que no hay una relación directa entre el gasto por este paquete de medidas y un mayor déficit fiscal. “El valor de los bienes y servicios finales que crea la economía por año, que es el denominado PBI, en términos nominales aumenta cuando sube la inflación. Entonces, si antes de la devaluación había un sendero de inflación determinado y luego de ésta ese sendero cambia aumentando la inflación también va a incrementar el producto bruto nominal. Por ende, en ese caso, el gasto en términos de PBI no cambia”, concluyó el economista.
Un trabajo del Iaraf le pone cifras concretas a este análisis. “Si luego de la reciente devaluación del peso, la inflación mantuviera la proyección que traía antes, se produciría un aumento del gasto de 0,3% en términos del PBI en el segundo semestre, imputando únicamente el gasto incremental correspondiente. Es decir que pasaría desde 12% del PBI al 12,3%. Y el anual sería de 20,1% . En este caso el Gobierno debería financiar genuinamente este incremento, para evitar un incumplimiento con la meta de déficit”, se describió en el informe.
Ahora, en el mismo análisis se añadió que, “si luego de la reciente devaluación del peso, la inflación subiera hasta un 154% anual, el gasto en términos del PIB sería del 12% en el segundo semestre, no registrándose cambios respecto al escenario sin medidas”.
En tanto, el economista Ricardo Delgado, presidente de la consultora Analytica, comentó que estas medidas, que, a su entender, fueron anunciadas de manera poco ortodoxa, desde el punto de vista fiscal significan una cifra de $730.000 millones, lo que equivale a 0,4% del PBI. “Todo esto, en el contexto de un acuerdo con el FMI que exige menor déficit fiscal este año que el año pasado (de 2,3% a 1,9%) luce bastante difícil de cumplir la meta”, indicó el especialista
Delgado cree que el Gobierno hace gala de una necesidad de mostrar ilusión monetaria antes de las elecciones. “Es decir, da aumentos nominales, para no resolver el problema de fondo, que es la inflación, que se aceleró por las propias medidas oficiales. Massa dejó de ser ministro de Economía el domingo, se puso el traje de candidato y, entonces, el mismo que había devaluado 30% (7,5% con el impuesto PAIS sobre importaciones y después 22% el 14 de este mes), lo que aceleró la tasa de inflación, ahora trata de paliar las consecuencias de esa decisión”, subrayó el analista.
Asimismo, Delgado adelantó que los efectos van a ser poco palpables. “Si se verifica la inflación de agosto en torno al 12% y 14% y dependiendo lo que suceda con los dólares financieros y el blue durante septiembre veremos si la inflación de ese mes no es de nuevo de dos dígitos, parte de estas medidas se van a quedar cortas. De hecho, algunas reacciones que se ven de ATE, CAME y demás, muestran que la ilusión monetaria es apenas eso: una ilusión”, dijo.
Por su parte, Eugenio Marí, economista jefe de la fundación Libertad y Progreso, afirmó que las medidas anunciadas por el Gobierno son un paliativo ante la aceleración generada por la política económica inconsistente que llevó a cabo el mismo gobierno. “Es atendible que se busque sostener el ingreso de los más vulnerables cuando la inflación se acelera a los dos dígitos mensuales; lo que no es atendible es que se pretenda continuar con los mismos desequilibrios que nos trajeron hasta esta situación”, opinó.
Además, Marí estimó que las medidas anunciadas tendrán un costo fiscal bruto de 0,4% del PBI. “Aunque estará en parte morigerado por la licuación que está haciendo la inflación sobre otros gastos del Estado, en particular los salarios públicos y jubilaciones que no están entre los beneficiarios. La meta de déficit fiscal primario para este año se mantuvo en 1,9% del producto; pero hasta julio ya se había acumulado 1,3%, con lo que esperamos que se incumpla. El déficit primario este año esperamos que ronde el 2,5% del PBI”, agregó el economista.