El Gobierno anunció la licitación de una obra clave para dejar de importar gas de Bolivia y abastecer el norte argentino con las reservas de Vaca Muerta. Se trata de la reversión del gasoducto del norte, para cambiar la dirección del flujo del gas, que actualmente es de norte a sur.
El lunes pasado, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), el organismo multilateral que financiará con US$540 millones una parte del proyecto, aprobó los pliegos para avanzar.
“Es un tema de urgencia y estratégico, porque Bolivia está enfrentando un fuerte declino de su producción. Claramente, no va a poder cumplir con el contrato que tiene con la Argentina. Entonces la reversión del norte se ha tornado urgente”, dijo la secretaria de Energía, Flavia Royon, el martes pasado en un evento de energía.
“Ya tenemos el financiamiento comprometido para el 100% de la obra y hemos avanzado también con la compra de los tubos de la reversión. Esperamos que la obra pueda estar inaugurada para el mes de mayo del año que viene”, agregó.
El objetivo de Energía Argentina, la empresa estatal que preside Agustín Gerez y lleva adelante la coordinación de las obras, es adjudicar el proyecto en octubre y que empiecen las obras en noviembre.
Este año, la Argentina importó de Bolivia entre 6 millones y 7 millones de metros cúbicos de gas por día (m3/d), que a partir del invierno próximo podría hacer abastecido por Vaca Muerta. Para ello, también será clave la licitación del segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner, que va desde Salliqueló a San Jerónimo, en Santa Fe.
Royon dijo que se están trabajando en las alternativas de financiamiento para el segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner. Con el primer tramo, se logró ampliar la capacidad de transporte en 11 millones de metros cúbicos día (m3/d). Cuando estén listas todas las plantas compresoras, en febrero próximo (hubo una demora con un proveedor por la planta de Salliqueló), se transportarán 22 millones m3/d. Y cuando esté el segundo tramo del gasoducto, el transporte aumentará a 40 millones de m3/d.
“Estamos trabajando en varias alternativas de financiamiento. La indicación del ministro es que esté licitada hacia el mes de septiembre, pero claramente va a ser un desafío para la próxima gestión terminar este segundo tramo”, admitió Royon.
En la Secretaría de Energía destacan que el sector energético se está configurando como el segundo sector generador de divisas. “Es una parte de la solución a los problemas macroeconómicos que tiene la Argentina. El año pasado, nuestra balanza energética fue negativa en US$4500 millones. Este año va a ser levemente positiva, esperamos unos US$100 millones de superávit. De acá empieza a crecer y proyectamos hacia 2030 unos US$18.000 millones positiva”, proyectó Royon.
Para ello, se cree que no se contará más con el segundo buque regasificador que estaba emplazado en Bahía Blanca, y que esta semana partió. Excepto durante los años 2019 y 2020, el puerto de Ingeniero White, Bahía Blanca, se acostumbró a tener emplazado cada invierno, desde 2008, el buque que permite pasar a estado gaseoso el gas natural licuado (GNL) que se importa por buques para inyectarlo en el sistema de gasoductos.
Además, en el puerto de Escobar hay otro buque regasificador que, desde 2011, se mantiene allí durante todo el año. Este barco tiene una capacidad de regasificación de 22 millones de metros cúbicos por día (m3/d), mayor a los 15 millones de capacidad que tenía el de Bahía Blanca. Ambas embarcaciones eran operadas por la empresa estadounidense Excelerate. Los barcos de GNL llegan a los puertos y se amarran a los buques regasificadores para hacer el proceso de regasificación.