WASHINGTON.- Cuando Elon Musk amenaza con ir sin invitación hasta la casa de su rival empresario para pelearse a las piñas, no hay más remedio que preguntarse qué pasa por la cabeza del hombre más rico del mundo.
¿Las bromitas no habrán llegado demasiado lejos?
Lo que arrancó a fines de junio como un divertido ida y vuelta sobre un potencial duelo físico derrapó hacia terreno desconocido cuando el vocero de Mark Zuckerberg emitió su comunicado del lunes pasado, donde dice que el CEO de Meta “no piensa pelear con alguien que se apersona sin aviso en su casa en cualquier momento del día”.
Son ese tipo de payasadas las que ahora hacen que incluso algunos partidarios de Musk se pregunten en voz alta si el magnate no perdió la cabeza, encerrado en una realidad distorsionada que atenta contra sus perspectivas y amenaza sus negocios mientras él intenta manejar numerosas empresas en rubros y sectores totalmente distintos.
“Antes del actual culto a la personalidad, Musk recibía las críticas y ajustaba el tono alocado de su discurso en consonancia”, tuiteó Fred Lambert, editor de un sitio web dedicado a los vehículos eléctricos llamado Electrek.
Don’t get me wrong, I think @elonmusk is really funny at times, but calling people “chicken” and talking about “teabagging” them is something that a 14-year-old would find funny. It’s not his usual humor. I do believe that something is going on. Also, it’s not just humor.… https://t.co/ddZOmNJYBo
— Fred Lambert (@FredericLambert) August 15, 2023
“Pero ahora, con el culto a la personalidad a toda marcha, ese ciclo se ha roto, porque recibe la validación de millones de fans que piensan que hace todo bien, y quienes están en desacuerdo son etiquetados como enemigos”, escribió Lambert, que antes describía a Musk como “mi héroe”.
Musk suele referirse a la importancia de las críticas y el feedback negativo. La semana pasada, por ejemplo, intercambió mensajes con usuarios de X (antes Twitter), que se quejaban y compartían impresiones sobre la plataforma. “Afortunadamente, Twitter siempre nos proporciona las reacciones negativas”, había dicho Musk en una conferencia a principios de este año.
Obviamente, los líderes empresarios que parecen desconectados de la realidad pueden sufrir consecuencias negativas.
Hace más de una década, cuando la General Motors iba camino a una reestructuración por quiebra, se describía a sus altos ejecutivos como personas fuera de la realidad, que iban en ascensor privados desde su cochera hasta sus oficinas vidriadas en lo alto de un rascacielos. Más recientemente, los ejecutivos de Anheuser-Busch InBev fueron criticados por a ver perdido contacto con los consumidores de la Budweiser Light por una campaña de marketing que eclosionó hasta convertirse en un nuevo frente de la batalla cultural y dejó a la icónica cerveza con una terrible resaca.
La nueva fantochada de Musk llega justo cuando sus empresas, incluidas X y la fabricante de autos eléctricos Tesla, están frente a una verdadera encrucijada.
La nueva CEO de X, Linda Yaccarino, está tratando de hacer volver a los anunciantes de muchas marcas que abandonaron la plataforma cuando Musk compró la empresa, en octubre pasado, y durante la montaña rusa de los meses que siguieron. En sus primeros días al frente de X, Yaccarino se ha ocupado de destacar los pasos dados por la compañía para asegurarle a los anunciantes que sus avisos aparecerán en un entorno de contenidos que les resultarán aceptables.
Las acciones de Tesla, por su parte, bajaron alrededor de un 20% desde fines de junio, cuando Musk propuso una “pelea en jaula” con Zuckerberg, cuando Meta preparaba el lanzamiento de Threads, la plataforma rival de X.
El fantasma de una “pelea en jaula” suma otro elemento de irritación a los problemas de las acciones de Tesla, que a pesar de su caída de los últimos días acumula un aumento del 75% en lo que va del año. A los accionistas de la empresa les preocupa la caída de los precios de las unidades y el aumento de la competencia.
“Los amagues pugilísticos estilo gladiador entre Musk y Zuck tal vez mantengan enganchados a los usuarios de X, pero no ayudan en nada a las acciones de Tesla”, tuiteó Gary Black, un inversor de Tesla que nunca oculta sus opiniones. “La pelea no impulsa nada, solo genera ruido. Si soy un inversor institucional, la incertidumbre me hará alejarme de las acciones de Tesla, porque es agotador soportar todo ese ruido tan irrelevante para la valuación de la empresa.”
Y la molestia se convierte en exasperación por los recientes recambios en la cúpula de Tesla, cuyos accionistas ya estaban inquietos por las distracciones de Musk con su nuevo juguete, X.
A principios de este mes renunció el segundo de Musk al frente de Tesla, el director financiero Zach Kirkhorn. Las dudas sobre su sucesión complican a la automotriz justo cuando se prepara para sacar su primer modelo nuevo en más de tres años y acelerar su expansión con nuevas fábricas en México y otros países.
A veces, sin embargo, crear una burbuja puede ser un superpoder.
Puertas adentro
En su biografía de Steve Jobs, Walter Isaacson habla del llamado “campo de distorsión de la realidad” del cofundador de Apple, en referencia a su capacidad de usar su carisma, su determinación, y su manipulación de los hechos para crear su propia realidad y convencer a personas talentosas de que lo ayudaran a crear productos que transformaron el mundo, como el iPhone.
Isaacson ha escrito una biografía de Musk que se publicará el próximo mes, y viene hablando desde hace tiempo de los rasgos comunes entre Musk y el fallecido Jobs, incluido el hábito de maltratar a las personas y enfocarse en la misión de sus empresas, y no en los sentimientos de un individuo.
“Intuitivamente, Elon Musk no tiene el gen de la empatía como para preocuparse tanto”, señaló Isaacson en marzo, durante una entrevista con la periodista de tecnología Kara Swisher. “Le da lo mismo lo que piense la persona que tiene frente a él. En términos de empatía, tiene un caracter difícil.”
Ese carácter difícil muchas veces lo deja en situación vulnerable, según han señalado repetidamente sus empleados a lo largo de los años. Hace poco, Esther Crawfors, exalta ejecutiva de X cuando se llamaba Twitter, compartió sus experiencias de trabajar con Musk.
“En persona, Elon es extrañamente encantador y auténticamente divertido”, dijo el mes pasado en un video que grabó antes de ser despedida. “También tiene rarezas, como repetir mil veces la misma historia o un mismo chiste. El problema es que su personalidad y su actitud pueden pasar de la euforia a la furia en un pestañeo.”
Crawford agregó que debido a esos cambios de humor los empleados tenían miedo de comunicarle noticias negativas, y sugirió que de todos modos él no parecía especialmente interesado en enterarse.
“En su lugar, sondeaba Twitter, le preguntaba a un amigo o incluso le pedía a su biógrafo que le aconsejara sobre el producto”, dijo. “A veces parecía confiar más en comentarios aleatorios que en la opinión de las personas presentes, que dedicaban sus vidas a resolver los problemas en cuestión. Nunca entendí por qué, y me sigue desconcertando.”
El último episodio desconcertante tuvo lugar la semana pasada con una extraña serie de tuits de Musk después de que Zuckerberg sugiriera que su rival no hablaba en serio sobre la escena de pugilato entre ambos. Los dos habían jugado públicamente con la posibilidad de la pelea, pero Zuckerberg dio a entender que Musk no estaba dispuesto a ponerle fecha.
Musk respondió tuiteando que se apersonaría esa misma noche en casa de Zuckerberg para pelear. “Si tenemos suerte y Zuck abre la puerta, ¡habrá pelea!”, tuiteó Musk el lunes.
Fight Recap:I joked on X about fighting ZuckZuck then said “SEND ME LOCATION” Italy graciously offered a ColosseumZuck declinedI suggested his home as “safe space”Tragically, he was ahem “traveling”Is there anywhere he will fight? https://t.co/gpcRLW49fv
— Elon Musk (@elonmusk) August 15, 2023
Al parecer, Musk no cumplió con la amenaza: Meta emitió un comunicado diciendo que su jefe estaba fuera de la ciudad.
Pero Musk no pareció dispuesto a dejarlo ahí.
“Que alguien le haga saber que pienso pasar por su casa para pelear tan pronto como esté ‘de vuelta en la ciudad’,” tuiteó Musk el martes.
Por Tim Higgins
(Traducción de Jaime Arrambide)