Pases de factura y disgusto en el oficialismo con los gobernadores por la performance de Milei en el interior

“Te prometo que la vamos a dar vuelta”. Osvaldo Jaldo, gobernador peronista electo de Tucumán, le transmitió optimismo y compromiso a Sergio Massa en la tarde del miércoles. En su provincia, donde él ganó la gobernación por 55 puntos en junio, la fórmula de Unión por la Patria obtuvo casi 33% en las PASO presidenciales, mientras que Javier Milei cosechó casi 36 puntos.

Tucumán es una de las provincias comandadas por el PJ que ya había definido el destino de su gobernador en comicios desdoblados y que vio como Milei se imponía en la categoría presidencial el domingo pasado, relegando a Massa a un segundo lugar. Según pudo saber LA NACION, se espera que ahora en ese distrito la campaña quede a cargo de Jaldo -que debe pensar en su futuro mandato- y ya no en manos de Juan Manzur, el gobernador actual que está en el tramo final de su período y que acarició la candidatura a vice en la frustrada fórmula con Eduardo “Wado” De Pedro.

Tras la derrota, los gobernadores peronistas quedaron en estado deliberativo y sin una estrategia clara

En La Rioja (donde el gobernador del PJ Ricardo Quintela pudo reelegir por casi 51 puntos), Milei se impuso por cinco puntos sobre Massa y en La Pampa (donde el gobernador peronista Sergio Ziliotto renovó con más del 47%), el libertario aventajó a Unión por la Patria por más de cuatro puntos. Un contraste con Catamarca, donde el gobernador peronista Raúl Jalil se jugó su reelección junto con la elección nacional y Massa quedó primero. “Los tres lugares en donde Massa hizo la gira, perdimos”, comentó un colaborador de la campaña nacional en referencia a La Rioja, Tucumán y San Juan.

“Muchos gobernadores no jugaron a nada, o por falta de fondos para hacer la campaña nacional o porque la elección provincial se había hecho recientemente y eso hacía difícil volver a movilizar”, advirtieron cerca del ministro de Economía.

El fenómeno también se registró en otras provincias que están conducidas por frentes provinciales aliados al Gobierno. En Tierra del Fuego, el pasado domingo Milei se impuso con 35 puntos sobre Massa, que cosechó 29 puntos. Pero en los comicios provinciales, el gobernador Gustavo Melella (Forja) logró su reelección con más del 51% en mayo. Se trata de uno de los gobernadores que había presionado en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) para entronizar a Massa como candidato de unidad. En el caso de Misiones, La Libertad Avanza logró alzarse con el 43% de los votos frente a Massa, que cosechó el 27%, cuando hace tres meses Hugo Passalacqua había logrado retener la gobernación para el Frente Renovador de la Concordia de Oscar Herrera Ahuad, otro de los mandatarios que clamó por el ministro de Economía.

El caso Salta

Pero probablemente el caso más sensible para el ministro de Economía sea el de Salta. En esa provincia, gobernada por su gran amigo, Gustavo Sáenz (compañero de fórmula de Massa en 2015 que logró una holgada reelección como gobernador en mayo), Milei se impuso por más del 49%. En ninguna otra provincia tuvo semejante performance.

Eso explica por qué Massa convocó a Buenos Aires a Sáenz este martes en medio de la crisis por la disparada del dólar blue y los coletazos de la devaluación. “Para Gustavo fue un cimbronazo que a Massa le haya ido tan mal en Salta”, reconoció a LA NACION un funcionario salteño al tanto de los pormenores de esa relación.

En el Frente Renovador masticaban cierta bronca esta semana y pedían que los gobernadores se despabilen. “Gustavo jugó horrible. No pegó un afiche, no movilizó, no se subió él personalmente a la campaña nacional”, lanzó un dirigente massista esta semana. El llamado de atención surtió cierto efecto. En las últimas horas, Sáenz dijo: “A mí a los salteños nos conviene que sea Sergio Massa el próximo presidente”. El gobernador se comprometió con el ministro de Economía pese al apoyo que cosechó el libertario entre sus votantes. “No le pido que apoyen a este gobernador, pido que apoyen a Salta”, abundó.

Un alto funcionario de Casa Rosada se preguntó: “¿Cómo van a trabajar los gobernadores con Milei en la Casa Rosada que es alguien que no cree en la coparticipación? Pidieron fórmula de unidad y no movieron la boleta”.

El caso de los intendentes

En el entorno de Massa, en tanto, hicieron un hilado fino de los datos de las urnas en la provincia de Buenos Aires. Si bien en ese distrito se impuso Unión por la Patria tanto en el tramo nacional como en el provincial, en la primera y la tercera sección electoral hubo un fenómeno de corte que perjudicó el volumen de votos de Massa, mientras que los intendentes salieron airosos.

Cerca del ministro de Economía hicieron una tabla con todos los municipios en donde registraron, entre otros análisis “¿Cuánto le cortaron a Massa?”. “Hay distritos en donde los intendentes laburaron el corte y en otros se dio de manera natural. Está más justificado en los lugares donde había una PASO municipal, ahí el intendente se jugaba la vida. En donde no había internas no se explica”, razonó un colaborador de Massa.

Tal como publicó LA NACION, en la primera sección electoral fueron llamativos los municipios de intendentes muy cercanos a Massa. En San Fernando, Juan Andreotti se despegó 15.074 votos (20 puntos) de la suma de los candidatos presidenciales del oficialismo, pese a integrar el Frente Renovador. En Escobar, la boleta del intendente Ariel Sujarchuk -exfuncionario de Massa- cosechó 11.259 votos más que el tramo presidencial. Se trata de dos terruños vecinos a Tigre, el pago chico del ministro de Economía, donde Massa sufrió un revés en la interna entre su esposa, la titular de Aysa Malena Galmarini, y el intendente peronista Julio Zamora.

No fueron, sin embargo, los únicos casos. En Pilar el intendente Federico de Achával (Unión por la Patria) obtuvo 31.299 votos más que la suma de Massa y Juan Grabois. Mientras que Leonardo Nardini, en Malvinas Argentinas consiguió 13.054 votos más que el paño presidencial. También fueron llamativos los cortes en municipios del interior de la provincia, como Mercedes (gobernado por el hermano de Eduardo “Wado” De Pedro, Juan Ustarroz), y Luján, donde Leonardo Boto (Unión por la Patria) fue por su reelección y se impuso por más de 54%, pero Massa quedó segundo con 29 puntos.

“Hay más mito que verdad en lo del rol de los intendentes en el corte de boleta. Se da de forma natural. Sí es cierto que el peronismo le cuidó la boleta a Milei porque dividía el voto con Juntos por el Cambio”, dijo un intendente de la primera sección.

En la tercera sección electoral, por caso, el intendente peronista Jorge Ferraresi obtuvo en Avellaneda 12.600 votos más que la boleta nacional de Unión por la Patria. San Vicente es otro distrito que está al tope de los observados en el búnker oficialista nacional. Allí Nicolás Mantegazza, intendente ligado a Martín Insaurralde, logró 25.051 votos mientras que Massa y Grabois juntos cosecharon 16.484.

Un funcionario cercano a Massa reflexionó: “Si se hubiera trabajado mejor en algunos territorios, con lo parejo que quedaron los tres frentes nacionales, Unión por la Patria hubiera quedado segundo o, incluso, primero”.

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