WASHINGTON.- En 1999, Steve Hanke escribió un borrador de un proyecto de ley a pedido de Carlos Menem, quien transitaba su último año en la Casa Rosada. Tras la devaluación del real a principios de ese año, Menem evaluaba dolarizar la economía. Autoproclamado el “padre de la convertibilidad”, Hanke está ahora en contacto con el equipo de Javier Milei. Trabaja en un paper para responder a las críticas a la dolarización, pilar de la campaña del líder de La Libertad Avanza. Como la dolarización, Hanke vuelve a irrumpir en la Argentina.
“La única forma de resolver el problema sistémico de la inflación del peso en la Argentina es cerrar el Banco Central de la República Argentina y el peso y ponerlos en un museo”, dice Hanke en una entrevista exclusiva con LA NACION por correo electrónico.
Hanke, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Johns Hopkins, asesor de Menem de 1989 y uno de los arquitectos del Plan de Convertibilidad de Domingo Cavallo, es el principal impulsor de la dolarización en Estados Unidos. Ha insistido con esa idea durante, literalmente, décadas. Y ha estado involucrado en los procesos de dolarización de Ecuador, en 2000, Montenegro, en 1999, y Zimbabue, en 2008. Montenegro, dice, puede servir como antecedente para la Argentina.
La dolarización ha generado numerosas críticas en la Argentina y en Estados Unidos. Pero Hanke niega que la dolarización pueda llevar a una recesión profunda o a una mayor pobreza, o deje al país desprotegido ante un shock externo, como, por ejemplo, la pandemia del coronavirus o una crisis financiera.
“La dolarización simplemente libraría a la Argentina del peso, que es el combustible de la inestabilidad económica y la pobreza”, afirma.
–¿Por qué la dolarización es la mejor alternativa para estabilizar la economía argentina?
–La Argentina no es ajena a las crisis cambiarias. Ha sufrido importantes colapsos del peso en 1876, 1890, 1914, 1950, 1952, 1958, 1967, 1975, 1985, 1989, 2001, 2018 y desde 2018, el patético peso se ha visto envuelto en una crisis tras otra. Solo este año, el peso ha perdido un impresionante 50 por ciento de su valor frente al dólar. Hoy, yo mido la tasa de inflación de Argentina en un punitivo 139 por ciento anual. La única forma de resolver el problema sistémico de la inflación del peso en la Argentina es cerrar el Banco Central de la República Argentina y el peso y ponerlos en un museo. Solo eliminando la institución cancerosa del BCRA se puede estabilizar la economía argentina. Si bien la estabilidad puede no serlo todo, todo es nada sin estabilidad.
–Economistas han argumentado que dolarizar es una solución equivocada, demasiado radical, restringirá el crecimiento a largo plazo, será más difícil amortiguar shocks externos, ¿cuál es su respuesta a las críticas contra la dolarización?
–Los críticos de la dolarización tienden a no estar sujetos a los hechos ni a la realidad. De hecho, parecen ser inexpertos y no estar familiarizados con el tema. En sus críticas a la dolarización, los críticos sacan a relucir un escenario hipotético tras otro. Sus hipótesis no tienen conexión con la realidad. A menudo, son tan absurdos que son divertidos. Por ejemplo, uno de los argumentos que suelen utilizar en la Argentina los opositores a la dolarización es que, con el dólar como la moneda del reino, la Argentina no tendría forma de defenderse de los shocks económicos externos. Este argumento es tan patético que hace gracia, ya que el BCRA tiene un historial de ser una institución que verdaderamente ha refinado el arte y la ciencia de generar shocks económicos. En los 33 países y jurisdicciones de todo el mundo que están “dolarizados”, se impone una fuerte restricción presupuestaria a las autoridades fiscales porque ya no hay un banco central que pueda otorgar crédito al gobierno. Como resultado, se pone a los gobiernos en camisas de fuerza monetarias y fiscales, se controlan la inflación y los déficits fiscales, se eliminan las crisis cambiarias y las crisis bancarias son mucho menos frecuentes que en países comparables que operan con bancos centrales que emiten sus propias monedas nacionales.
–La Argentina se encuentra en medio de una crisis, la inflación supera el 100% anual y el Banco Central no tiene reservas líquidas, ¿es posible dolarizar ahora? ¿Cómo?
–Al estudiar las jurisdicciones que han “dolarizado”, todas lo han hecho en circunstancias muy diferentes y con varios tipos de modelos de dolarización. Por ejemplo, he estado involucrado como asesor en las “dolarizaciones” de Montenegro, Ecuador y Zimbabue. En esos casos, las modalidades asociadas con la dolarización fueron bastante diferentes, pero las dolarizaciones fueron todas muy exitosas. No hay condiciones previas para la dolarización. Los críticos de la dolarización a menudo sacan a relucir una larga lista de condiciones previas que deben cumplirse antes de la introducción de la dolarización. Sin embargo, tanto por principio como por práctica, no existen condiciones previas para el éxito de las “dolarizaciones”.
–¿Alguno de esos casos sirve como referencia para la Argentina?
–Permítanme precisar cómo “dolarizamos” a Montenegro en 1999, donde yo era consejero de Estado y asesor del presidente Milo Dukanovic. Simplemente, declaramos el marco alemán como moneda de curso legal y permitimos que el sistema se “dolarizara” espontánea y oficialmente. Dado que Montenegro ya estaba “dolarizado” de facto con el marco alemán antes de nuestro anuncio de que el marco alemán se convertiría en moneda de curso legal, la “dolarización” oficial espontánea se produjo muy rápidamente. Y, dada la forma en que “dolarizamos”, la tasa de cambio entre el dinar yugoslavo, que había sido la moneda de Montenegro, y el marco alemán no fue un problema. Dado que la Argentina es un país que ya está dolarizado de facto, un enfoque de dolarización como el que usamos en Montenegro funcionaría de la misma manera.
–Pero Argentina ahora tiene múltiples tipos de cambio, y la brecha entre el tipo de cambio oficial y el resto es superior al 100%, ¿la dolarización no conduciría a una gran recesión? ¿Más pobreza?
–La dolarización siempre ha resultado en el establecimiento de estabilidad y una base para un auge económico y prosperidad, no pobreza. La dolarización simplemente libraría a la Argentina del peso, que es el combustible de la inestabilidad económica y la pobreza en la Argentina.
–La última elección dejó a la política fragmentada en tres tercios, ¿es factible dolarizar en ese entorno?
–Sí. En Montenegro, por ejemplo, Slobodan Milosevic, el hombre fuerte de Yugoslavia, había amenazado con ir a la guerra con Montenegro, que era parte de lo que entonces era Yugoslavia, si Montenegro dejaba de usar el dinar yugoslavo y lo reemplazaba con el marco alemán. El ambiente al que nos enfrentábamos era cercano a una guerra caliente, pero pudimos implementar la “dolarización” sin ningún problema.
–¿Qué opina de la plataforma de Javier Milei? ¿Está en contacto con él?
–Estoy enfocado en un solo elemento de la plataforma de Javier Milei, la dolarización. Esa es la única medicina económica que puede salvar al paciente. No estoy en contacto directo con Milei; sin embargo, estoy en contacto con algunos de sus asesores en lo que se refiere al tema de la dolarización.
–¿Puede contarnos más sobre esas conversaciones? ¿Están trabajando en una hoja de ruta?
–Desde que participé en el diseño e implementación de “dolarizaciones” en Montenegro, Ecuador y Zimbabue, además de redactar un plan de dolarización para el presidente Menem en 1999, mis amigos en Buenos Aires a menudo me hacen preguntas sobre la dolarización. Además, en la actualidad, estoy trabajando con ellos en un documento de trabajo que aborda las objeciones a la dolarización y los clichés que sus oponentes sacan a relucir.