Golpe al bolsillo: así cambió la compra en almacenes tras la devaluación y la disparada del blue

CÓRDOBA.- Las listas de precios que recibieron los almaceneros desde el lunes hasta hoy tienen subas promedio del 25% y los comerciantes advierten que “no son las últimas”. No sabemos a dónde estamos parados”, coinciden los referentes del sector de distintos puntos del país. El nuevo salto de precios llega en un contexto de consumo en baja y de “fiado” y pago con tarjeta de crédito en alza. “El 15 ya es fin de mes y todo esto no hará más que profundizar los problemas”, enfatiza Fernando Savore, titular de la Federación de Almaceneros de Buenos Aires.

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La devaluación y la suba del dólar blue que continúa no hicieron más que acentuar la incertidumbre en la que ya venían moviéndose los almacenes y autoservicios que recién hace unos 40 días empezaron a contar una canasta de Precios Justos de 100 productos. “Nunca funcionó; en el interior no apareció”, subraya Germán Romero, titular del Centro de Almaceneros de Córdoba.

El canal tradicional -como se denomina a los almacenes y autoservicios chicos- representa en promedio entre 40% y 45% de las ventas de alimentos en la Argentina. En ese segmento los incrementos de precios de estos días son el segundo y hasta el tercero del mes, según revelan las fuentes a LA NACION.

Al ritmo de la suba de los alimentos, los hábitos de consumo van empobreciéndose; ya no solo hay corrimiento a segundas y terceras marcas, sino demanda de fraccionados como azúcar y aceite y compra de fiambres y quesos por monto de dinero y no por peso. “Estamos retrocediendo, volvemos a etapas que habíamos superado”, ilustra Savore.

Desde Formosa, Fabián Hryniewiccz, titular de la Cámara de Pequeñas y Medianas Empresas de la provincia, admite que para esta altura del mes es habitual que el movimiento en los almacenes baje: “No está pasando, se ve mucho movimiento, más de lo normal, probablemente impulsada por la sobreabundancia de malas noticias económicas. Hay mucha dispersión de precios. Por ejemplo, una pasta de maní en una cadena está a $2600 y en el almacén del barrio, ya con suba, a $800″.

Encuadra como “tarjeta de crédito de los pobres” al fiado que registran en todo el país los almacenes, en especial, en la última semana del mes. “En los últimos dos meses el consumo venía cayendo entre 6% y 8% -detalla Juan Milito, titular del Centro de Almaceneros de Rosario-. El bolsillo está muy estresado y ahora, con las subas, va a ser peor”.

En Santa Fe existe el programa provincial “Billetera Santa Fe” que reintegra hasta $5000 mensuales por consumo. Milito comenta que entre el 25 y el 27 de cada mes, los clientes piden que los “esperen” hasta que les acrediten ese dinero. “Van haciendo lo que pueden; usando todos los artilugios posibles”, añade.

Hacia abajo

Desde el Centro de Almaceneros de San Luis, Ángel César Soria, grafica que, desde hace tiempo, el sector le viene diciendo a las autoridades de distintos niveles que “el Ministerio Bienestar Social en las últimas semanas del mes somos nosotros. Piden fiado y hay que darles porque ellos nos dan de comer durante todo el año”. Detalla que los plásticos y las billeteras virtuales ya representan la mitad de los medios de pago y la tarjeta de crédito que “antes se usaba para indumentaria, hoy es para comer”.

En La Rioja, donde el estado es el principal empleador y los salarios son bajos, el consumo viene cayendo entre 2% y 3% en los últimos meses en la comparación interanual. Juan Keulyan, titular del Centro Comercial, está convencido de que este mes “será peor porque no habrá plata”. En el sur del país, en Río Grande (Tierra del Fuego), la situación es similar. Luis Schereiber, referente del sector almacenero, coincide en que por la inflación la caja es “la misma, pero en productos el volumen baja y, además, hay una variación en la calidad; muy poca primera marca”.

“La caída del poder adquisitivo es notable -añade-. El que antes usaba efectivo todo el mes, ya para el último tramo apela a la tarjeta y el que antes usaba el plástico ya pide fiado porque no le da más el límite”.

En Córdoba, los estudios del Centro de Almaceneros revelan que la incidencia del fiado en los últimos tres años ronda el 40%; es pedido por los trabajadores informales, por los desempleados y por los que ya están en “mora” con los plásticos. “En los barrios cada vez más los clientes piden fraccionar, lo que está prohibido por las normas -repasa Romero-, pero la gente busca arreglárselas de alguna manera”.

Savore sostiene que el almacén va adaptándose a la demanda: “En mi barrio (NR: Villa Sarmiento, Morón) no vendía gaseosa de segunda marca porque no la compraban; hoy el 70% de lo que sale son esas; se había impuesto consumir una yerba en caja, hoy a $1400 el kilo, no es tentadora. Un pan lactal de 500 gramos de primera marca sale $1400 y uno de segunda, $600 o $650. Es todo decreciente; no se elige por marca, sino por precio”.

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