En medio de la oleada de votos favorable a Javier Milei a nivel nacional, en el oficialismo comenzaron a asumir esta noche la dura realidad de que Sergio Massa no fuese el candidato más votado en las PASO, el objetivo que se había trazado Unión por la Patria. Pero, al mismo tiempo, intentaban ver el vaso medio lleno y señalaban como “importante” que el libertario sacara más sufragios que Patricia Bullrich, ganadora de la interna de Juntos por el Cambio.
El razonamiento que se imponía entre los dirigentes cercanos a Massa es que con Milei como estrella de las PASO, Juntos por el Cambio buscará ahora esquilmarlo para tratar de llegar al ballottage, lo que debería permitirle al ministro y candidato oficialista “ganar tiempo político y de gestión” para mejorar su posición de cara a las elecciones generales del 22 de octubre próximo.
En Unidos buscan reinterpretar, ahora, el efecto de los números desfavorables. Un cambio de táctica: antes de la elección, lo mejor era quedar primero; ahora parece que lo mejor era quedar en un segundo lugar expectante.
“Si salíamos primero nosotros todos iban a apuntar contra el Gobierno”, deslizó un ladero de Massa que se especializa en el análisis del escenario electoral. Como si hasta ahora, precisamente, no hubiese ocurrido que Milei, Juntos por el Cambio y hasta la izquierda usaran la gestión oficialista como un blanco para sus críticas más feroces.
Ese mismo dirigente dijo que la mejor situación para el oficialismo era quedar “empatado” con Juntos, lo que dejaría al ministro de Economía en condiciones de competir, mientras Milei y Bullrich se diputan los votos opositores. Curiosa lectura: todos esos votos sumaron, esta noche, el 70 por ciento de los sufragios.