ROSARIO.- El cambio climático presenta a los países el desafío de transformar la forma en que se gobiernan, con el propósito de alinear sus políticas con los objetivos de desarrollo sostenible. En este contexto, funcionarios extranjeros compartieron cómo están abordando esta cuestión en sus naciones, destacaron la relevancia de la colaboración entre el sector público y el privado, así como la implementación de políticas agrícolas de largo alcance que trasciendan los cambios de Gobierno.
“Estamos presenciando el inicio de una importante transición, un diálogo sobre los futuros que deseamos construir”, sostuvo Simkje Kruiderink, del Ministerio de Agricultura de Países Bajos, durante el XXXI Congreso de Aapresid realizado en esta ciudad al referirse a las protestas recientes llevadas a cabo por los productores agropecuarios holandeses ante las políticas medio ambientales y la formación de un nuevo partido político compuesto por campesinos y ciudadanos de las zonas rurales.
Para comprender cómo el país llegó a esta situación, indicó que era relevante analizar su pasado. Recordó que, después de la Segunda Guerra Mundial, la nación se comprometió a nunca más permitir que sus ciudadanos pasaran hambre. Este compromiso, explicó, sentó las bases para erigir un sistema agrícola fundamentado en la productividad, la excelencia en calidad y costos eficientes. En la actualidad el país se posiciona como el segundo exportador mundial de alimentos y también un gran importador de productos agrícolas.
Aunque se reconozca como un “gran logro”, considerando la diferencia de tamaño con la Argentina, ya que es 67 veces más grande, la ministra subrayó que esto acarrea un costo importante en términos de impacto ambiental. “Contamos con 1,6 millones de cabezas de bovinos, lo que genera una carga por hectárea proporcional al doble de la de Argentina. Si sumamos a eso 17,5 millones de neerlandeses, 12 millones de cerdos y 37 millones de aves de corral, es posible comprender las emisiones y los depósitos que afectan a un país tan pequeño”, afirmó.
Frente a este panorama, señaló un cambio de enfoque en las políticas: “Venimos de luchar contra la naturaleza a trabajar con ella”. En ese sentido, sostuvo que: “Es un proceso doloroso porque implica despedirse a cosas que hemos construido conjuntamente y volver a empezar en gran parte de nuevo. Por el tamaño que tenemos, Países Bajos es uno de los primeros países que hemos chocado de verdad los límites planetarios, de la carga de lo que puede llevar nuestro país. Eso nos obliga a trabajar en una política coherente, unificada en una agenda en lugar de dispersarnos en múltiples direcciones”.
En esa misma línea, la ministra habló acerca de cómo los objetivos de desarrollo sostenible están guiando la política futura del país. Estos objetivos abarcan desde la protección de la naturaleza como cimiento hasta la edificación de una sociedad equitativa, y en última instancia, la creación de una economía que esté en consonancia con los preceptos de los dos primeros.
Le ganó un juicio al Estado y sentó un precedente inédito para el campo
Aunque los desafíos cambian, remarca que la forma de trabajar en los Países Bajos se mantiene. “Estamos convencidos de que debemos desarrollar esa agenda conjuntamente. Eso significa que el gobierno trabaja con el sector privado, incluido el sector financiero, la sociedad civil, ONGs, las universidades y los centros de investigación”, expresó.
Por otro lado, sostuvo que los desafíos que enfrentan están condicionados por un contexto de normativas internacionales, europeas y nacionales, lo que limita considerablemente el espacio en el que pueden operar. “Esta restricción quizás también nos orienta y nos proporciona una mayor claridad acerca de la dirección que debemos tomar”, remarcó.
Luego se refirió a la Argentina: “Me inspira mucho lo que vi y oí sobre el trabajo que se está haciendo en el sector privado. El trabajo que están haciendo tiene un enfoque de visión a largo plazo, trabajando en la sostenibilidad, el cuidado de los suelos y el trabajo que están haciendo también con el agua”.
Utilizó el ejemplo de la provincia de Córdoba -entre otras cosas, tiene un programa de buenas prácticas- y la cuenca alta de La Picasa para “ilustrar cómo el sector privado está trabajando en servicios y sistemas ecológicos que benefician a la agricultura”.
”Las políticas en el país no están ligadas a un gobierno específico, sino que son políticas de Estado sostenibles a lo largo del tiempo”, sostuvo, por su parte, Andrea Parrilla, agregada agrícola de la Embajada de Brasil en la Argentina.
Indicó que todos los años tienen el “Plan Safra”, que es una de las políticas públicas más importantes para la agricultura y ganadería de brasileña en general. “Este año está totalmente basado en prácticas que buscan mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y adoptar prácticas agropecuarias sostenibles”, detalló.
Además, existe el Programa de Adquisición de Alimentos de la Agricultura Familiar, que valora la biodiversidad y la producción orgánica y agroecológica de los alimentos. “A través de este programa, el gobierno se compromete a comprar la producción de pequeños productores de la agricultura familiar, como una forma de llevar alimentos de calidad a escuelas públicas y otros lugares”, precisó.
En este marco, para 2050 Brasil se propuso alcanzar la neutralidad en carbono. Por otro lado, en lo que se refiere al aumento de temperatura y variabilidad de la lluvia, se ha lanzado el plan ABC+. Con vigencia desde 2021 hasta 2030, tiene como objetivo mitigar una gran cantidad de carbono.