Desde el mismo día en que ocurrió, Sergio Massa tenía planeado dar un mensaje tras el crimen de Morena, la nena de 11 años asesinada en Lanús la mañana del miércoles. Sobre esa idea se avanzó temprano durante todo el jueves. Se decidió que sus palabras fueran emitidas a las 19:30, porque era el horario en el que originalmente estaba planeado que Massa estuviera en el Teatro Argentino de La Plata, cerrando su campaña, pero que había sido suspendido, al igual que el resto de los actos de conclusión del oficialismo y oposición, por el crimen de la nena.
Pese a ese horario pautado y anunciado para su emisión inicial, el mensaje terminó saliendo casi dos horas y media después. En el medio, explicaban cerca suyo, se impuso la realidad, que atraviesa horas convulsas en un clima que enrarecen el final de la campaña rumbo a las PASO, como no sucedía hace mucho tiempo. Los disturbios en Constitución, la confirmación de la muerte del manifestante en el Obelisco, Facundo Molar, y el crimen a sangre fría del cirujano Juan Carlos Cruz en Morón, tierras de Lucas Ghi, hombre del oficialismo, se sucedieron con virulencia.
“Le parecía inapropiado salir con el mensaje original después de lo que había pasado. Había que recabar información sobre lo sucedido en el final del día”, aseguraban cerca del tigrense. “El eje siguió siendo lo que pasó con Morena, y la necesidad de invertir en seguridad, pero obviamente incluyendo todo lo demás”, completaban cerca suyo en el final de un día que volvió a descolocar a la clase política por segunda jornada consecutiva. Después se incluyó una larga reivindicación de la gestión en seguridad de Massa cuando fue intendente en Tigre, dándole un tono fuertemente electoralista a su mensaje.
Durante esas horas de diferencia, entre la emisión pautada y la que finalmente se concretó, cerca de Massa, buscaron información precisa sobre todo lo fue sucediendo. Massa escuchó la información que le llegaba, primero en el Palacio de Hacienda, y luego a menos de 300 metros de ahí, en el bunker de la calle Mitre.
“Siguió de cerca todo lo que pasaba. Cuando llegó al bunker compartió la información y siguió monitoreando todo lo que pasaba”. Para entonces, una hora antes de la emisión del discurso, los canales aún mostraban las imágenes del conmovedor entierro de Morena en Lanús, las cámaras de seguridad que con la secuencia del crimen a sangre fría del médico Cruz, los disturbios en Constitución, y a Molar contra el piso, con un efectivo de la Policía de la Ciudad, sobre su cuerpo.
En ese lapso también llegó el mensaje de Horacio Rodríguez Larreta, vía Twitter, sobre lo sucedido con Molar. Amigo personal de Massa desde hace más de dos décadas, Rodríguez Larreta es otro de los precandidatos de este domingo y con quien podría llegar a medirse si el alcalde porteño logra superar en la interna a Patricia Bullrich en la interna del espacio.
Massa llegó poco antes de las 21 al bunker. Se instaló en su espacio en el sexto piso. Allí se reunió con su equipo de comando de campaña, encabezado por Eduardo “Wado” de Pedro, y con Máximo Kirchner, actual legislador y primer precandidato de la línea. Por teléfono habló con Juan Manuel Olmos, con quien hasta poco antes había estado reunido en el ministerio.
Con todo el material recabado de lo sucedido en especial en los últimos minutos y en reunión hizo una evaluación sobre lo que diría y cómo. “Lo hizo él, a cuero, sin leer, mirando a cámara”, contaban cerca suyo. Buscaban resaltar el atributo de “fortaleza”, uno de los supuestos atributos positivos que le asignan los focus group que se hicieron en las últimas semanas. “Hay buscar que todos los sectores y sin banderas políticas”, completaban como si no hubiera habido alusiones poco amables a la oposición.
En su mensaje Massa recordó el crimen de Santiago Urbani, ocurrido en 2009, en Tigre y de cómo lo interpeló personalmente y en lo que eso tuvo que ver con la política de seguridad que implementó desde entonces en el municipio que gobernaba y ahora busca recuperar su esposa, Malena Galmarini. Fue el dato que le permitió empezar a hablar de su gestión en Tigre, que consumió la mayor parte de los más de cuatro minutos de mensaje.
Buscó así también retomar un discurso sobre la seguridad que en las filas de Unión por la Patria creen que la oposición aprovechó mejor en la campaña. “Massa fue pionero en el tema, pero ellos salen a hacerse los preocupados por el tema y lo que pasó en Lanús (por el crimen de Morena) les da en la línea de flotación a ellos”, repetían en las primeras horas de ayer en referencia a la intendencia de Néstor Grindetti, precandidato a gobernador bonaerense de Patricia Bullrich a nivel nacional. “Fuimos prudentes y no salimos a apuntarle a Grindetti o (Diego) Kravetz, que no viven en el municipio que gobiernan”, repetían ayer y había quienes levantaban los hombros en señal de resignación cuando se les recordaba el pasado kirchnerista del actual intendente interino de la localidad al sudoeste del conurbano bonaerense.
Por eso, y más allá de la conmoción por el aberrante crimen de Morena, la elección del tema no fue casual. En los últimos días en el bunker ya se venía barajando la posibilidad de hacer más hincapié en el tema seguridad, aunque había diferencias sobre cómo hacerlo. La sombra de la posibilidad de parecer que estaban acercándose a la derecha los interpelaba. Pero aún así sobrevolaba la convicción de que no era algo que se le pudiera dejar completamente a sus contrincantes. En especial a Bullrich. “Ella fue ministra de Seguridad y de fondo no resolvió nada”, decían incluso antes del desastre que arrasó esta semana.