CÓRDOBA.- Luciano Laspina, coordinador de los equipos económicos de la precandidata a presidenta de Juntos por el Cambio (JxC), Patricia Bullrich, admitió que salir del cepo “lleva tiempo”, pero subrayó que la alternativa no es “convivir dos años más con la versión massista”. Insistió en que salida debe ser “rápida pero no ingenua”. En una charla con empresarios cordobeses, el economista sostuvo también que el Fondo Monetario Internacional (FMI) negocia con la Argentina intentando que no caiga en atrasos y “evitando una hiperinflación”.
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Sobre el cepo, tema que concentró la atención de los empresarios reunidos en la Bolsa de Comercio de Córdoba, apuntó que es difícil hablar “en abstracto” porque es muy difícil imaginar cómo llegará la Argentina a diciembre. “Sí, creo que para entonces será un torniquete insoportable y salir será un alivio, no un problema. Hoy se ve como un problema porque se piensa en un salto cambiario, pero se alienarán también precios y salarios”, definió.
Enfatizó que de continuar con el esquema actual, se terminará “hundiendo la producción e inflando los precios” porque convergerán al dólar paralelo ante la imposibilidad de acceder al tipo de cambio oficial.
“Salir rápidamente sin credibilidad es un riesgo porque puede acelerar la inflación; vamos a trabajar en el alineamiento de precios y salarios y así la inflación va a bajar -describió-. Hay que tener una senda fiscal determinada; un acuerdo con el FMI para que ponga el sello de aprobación, ya que siempre es mejor tenerlo a no tenerlo y, además, porque hay que renovar los pagos de la Argentina. Si postergamos la salida del cepo, postergamos la solución; seguiremos perdiendo reservas porque no van a ingresar dólares y la situación puede empeorar”.
Ante la insistencia de las consultas, Laspina afirmó que “si uno tiene dólares es mucho mejor porque evita corridas, pero no es condición necesaria para salir del cepo. Voy a necesitar más firmeza en el frente fiscal para generar credibilidad” y volvió sobre la importancia de un liderazgo político “claro” para avanzar en la solución. En una “sola palabra -dijo- salir del cepo es terminar con la brecha cambiaria, porque en la medida que hay brecha hay expectativa de devaluación y de inflación a futuro”.
Ante una consulta de LA NACION, sobre si espera que el FMI sea más “exigente” con el próximo Gobierno que lo que viene siendo con el actual, el economista sostuvo que tiene una visión “más constructiva” que algunos de sus colegas de lo que está haciendo el organismo con la Argentina.
“Creo que está llevando a esta administración para evitar que la Argentina incurra en atrasos con el Fondo y que caiga en una hiperinflación -precisó-. La visión del FMI es que es mucho mejor para la Argentina tener mínimamente controlado a este Gobierno con algunas mínimas metas que después se incumplen. No es que esté pidiendo ajuste per se, está buscando racionalizar la política de este Gobierno en el marco del cepo cambiario. Cuando votamos el acuerdo con el FMI dijimos que nada va a funcionar en este contexto”.
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También habló de cómo debería encausarse la relación entre la Nación y las provincias. En la convicción de que reformar la ley de coparticipación es “más difícil que modificar” la Constitución Nacional, apuntó que el camino es ir por un “nuevo pacto fiscal” con diferencias con el de 2017, que en 2019 se suspendió y en 2020 directamente quedó sin efecto.
Proyecta condicionar la ley de promoción de inversiones en la que están trabajando a la adhesión de las provincias para que los “privados” presionen a gobernadores y legisladores a sumarse “porque sino ellos no tendrán beneficios”.