Manuela Castañeira, precandidata a presidente por el Nuevo MAS: “Milei juega macabramente con la frustración que existe en la sociedad”

Un salario mínimo que parta de los 500 mil pesos. Con esa propuesta de campaña como eje central, la precandidata a presidenta del Nuevo MAS, Manuela Castañeira, encaró hace un mes y medio el camino que finalizará parcialmente este domingo, cuando su boleta disputará un lugar en el cuarto oscuro de las elecciones generales de octubre. Un objetivo que se vio frustrado en las legislativas de 2021 luego de no haber logrado superar el piso del 1,5% que imponen las Primerias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).

“Esos 500 mil pesos no deberían salir de la emisión sino de la ganancia”, detalla la dirigente en diálogo con LA NACION. Y califica a la medida como “anticapitalista”, ya que se basaría principalmente en una reforma del “regresivo” sistema tributario argentino. “Pensamos que tienen que poner más los que más tienen”, sentencia Castañeira. Y añade: “Nuestra propuesta muestra un plan para salir de la crisis desde el punto de vista de los intereses y los derechos de las mayorías sociales, no de los empresarios”.

A diferencia de la mayoría del los espacios, el Nuevo MAS decidió mantener su cierre de campaña tras el asesinato de Morena Domínguez, la niña de 11 años que fue atacada por motochorros antes de entrar a su escuela en Lanús. El acto, que tendrá entre sus puntos repudiar el crimen y solidarizarse con la familia de la víctima, será en formato de caminata por las calles del centro de la ciudad de Buenos Aires: partirá de Callao y Corrientes, para terminar en la avenida 9 de Julio.

–¿Qué siente cuando ve un hecho tan trágico como el que sucedió en Lanús?

–Nos genera inmenso dolor y bronca. No es más que un tremendo ejemplo de la barbarie social que se vive todos los días en el Gran Buenos Aires y que repudiamos con todas nuestras fuerzas al hacer responsables tanto a sus jóvenes asesinos directos como al sistema que genera y reproduce esta situación de descomposición social y a los gobiernos que hemos tenido hasta la fecha. La desidia con la que gobernó primero Mauricio Macri y después el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner han llevado a la marginalidad y la descomposición a sectores sociales cada vez más amplios, por la vía de una permanente desinversión en educación, salud y la generalización de empleos de pobreza y precarios.

–¿Por qué decidieron hacer su cierre de campaña cuando el resto de los espacios lo suspendieron?

–Porque preferimos repudiar el asesinato y solidarizarnos con la familia de manera presencial y activa. Además de homenajear a nuestra militancia, que hizo una gran campaña desde abajo, con bajísimo presupuesto, a tiza y carbón.

–¿Qué balance hace del último mes y medio de campaña?

–Todo comenzó con una discusión muy girada hacia la derecha, donde solo se debatía cuánto ajuste se podía tolerar en la Argentina sin que el país estallara. Hoy estoy orgullosa de que con el Nuevo MAS logramos hacer un aporte al girar esa discusión más hacia la izquierda, con nuestra propuesta de un salario mínimo, vital y móvil que parta desde los 500 mil pesos. El tema generó un gran debate y permitió poner sobre la mesa una problemática que no tenía vocero en la elección, a pesar de que en el nivel de la sociedad es de lo que más se habla y se sufre día a día. Hay trabajadores registrados por debajo de la línea de la pobreza. Además, muchos tienen que tener dos o más trabajos para poder llegar a fin de mes. El Gobierno dice que no hay tanto desempleo, pero el empleo que se construyó en la Argentina en la ultimas décadas es terriblemente precario.

–En 2021, la propuesta era de 100 mil pesos. ¿Qué es lo que determina que hoy sea de 500 mil?

–Los porcentajes, con este nivel de inflación, se vuelven abstractos. Nosotros calculamos esa cifra a partir de ponerle como piso lo que sería un salario mínimamente digno para poder vivir. Son, más o menos, dos canastas básicas totales. Esta propuesta nos permitió abrir un debate, ponerle voz y obviamente, como es parte de un plan, pedir muchísimo más.

–¿Cómo lo financiarían?

–Para nosotros, esos 500 mil pesos no deben salir de la emisión sino de la ganancia. Una medida que en otro momento podría ser reivindicativa o reformista, planteada en este momento, de esta manera, tiene que ver con cuestionar la ganancias y por eso decimos que es una propuesta anticapitalista. El sistema tributario argentino es regresivo, porque el Estado se financia de la pobreza, con IVA, con el impuesto a las Ganancias de la cuarta categoría. Nosotros ponemos el foco en el problema de las retenciones al agro y a la minería y pensamos que tienen que poner más los que más tienen. En síntesis, todo esto nos permitió presentar un plan para salir de la crisis por izquierda.

–¿Considera exitosa su estrategia?

–Claramente. Sumar al debate para que se discuta sobre el salario y no tanto sobre la dolarización, ya es un éxito. Hay una suerte de dos fantasías hoy entre las familias trabajadoras ante la situación desesperante que se vive. Una es tener dólares y la otra es tener muchos pesos. Con la primera jugó macabramente Javier Milei, para mentir y presentar un plan que, en realidad, va a dejar sin laburo a toda esa gente que fantasea con los dólares, porque su programa es desindustrializador. En cambio, nuestra propuesta mostró un plan para salir de la crisis desde el punto de vista de los intereses y los derechos de las mayorías sociales y no de los empresarios.

–¿Por qué entonces interpela más Milei que la izquierda a la hora de dirigirse a los desencantados?

–Yo no diría eso. Para mí hay una sobrevaloración de la derecha y una subvaloración de la izquierda.

–La intención de voto no daría a entender eso.

–Bueno, en ese sentido, todavía lo tenemos que ver el domingo. Porque Milei dijo mucho y todavía eso se tiene que probar. Tuvo muchos minutos de televisión, recursos económicos para su campaña. Se convirtió en algo así como un aprendiz de brujo. Al principio, los que lo instalaron no sabían como les iba a salir el hechizo, pero ahora, a último momento, están tratando de desarmarlo porque ya no les conviene.

–¿Milei capitaliza mejor el enojo?

Lo que hizo la ultraderecha fue jugar con una frustración que existe en la sociedad, pero que impuso el actual gobierno del Frente de Todos. Porque siempre hay una excusa para decir que no se puede estar mejor. Ese discurso de frustración la derecha lo capitaliza con métodos efectistas. Es más rápido hacer correr el prejuicio que una idea de izquierda, que es antisistema. La derecha puede esparcirse como idea justamente porque no cuestiona al sistema. Lo que hace es rendirle pleitesía a los poderosos detrás de un discurso de molestia. Ellos van con la corriente del sistema despeinándose y gritando para llamar la atención, cuando nosotros vamos contra el sistema, aportando ideas y debates.

–¿Por qué un votante de izquierda debería optar por el Nuevo MAS y no por alguna de las dos fórmulas del Frente de Izquierda-Unidad (FIT-U)?

–En primer lugar, porque hay que renovar a la izquierda. En este momento, el FIT-U está atravesando una grave crisis por disociar los medios de los fines. No se puede hablar de socialismo con medios sin principios, como los que todos ellos están usando en la campaña electoral. Unos contra otros o ellos contra nosotros. A mí me parece grave que estén en una guerra fraticida y electoralista. Nosotros creemos que hay que renovar, que hay que volver a métodos de izquierda, con principios, con ética, pero, por sobre todas las cosas, con ideas. Y tenemos la vocación de que también exista la unidad. Myriam Bregman cometió un error al rechazar la posibilidad de hacer una fórmula unitaria y eso repercutió negativamente en la campaña. Por eso creemos que, de superar el piso de las PASO, estamos en mejores condiciones de relaciones de fuerza para que salga la unidad, pero una unidad renovando a la izquierda y superando la crisis que hoy atraviesa el FIT-U.

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